Rosario Central debía cumplir con el primer paso y lo hizo. Derrotó 4 a 1 al Caracas en el Gigante de Arroyito y se aseguró jugar un mano a mano contra Peñarol en la última jornada. Los goles de Lovera, Agustín Modica, que hizo dos, y el último de Lo Celso, le permiten soñar que todavía es posible la clasificación. 

La victoria de Peñarol en Montevideo ante Atlético Mineiro obligaba al conjunto de Arroyito a ganar este jueves para luego dar el próximo paso. Y Central jugó un partido comprometido con su coyuntura.

Tenía que salir a ganarlo y puso su foco en ello: es cierto que Fatu Broun tuvo que intervenir en un zurdazo cruzado, pero la postura de los auriazules fue la que el partido necesitaba. 

De todos modos, el partido lo abrió con una pelota parada. Maxi Lovera mostró toda su clase y metió un tiro libre en el ángulo. 

Luego, fue Campaz el que se puso en modo 2023, desbordó y metió un centro asistencia para que Agustín Módica convierta otra vez por la Libertadores. 

Incluso, el Canalla pudo llegar al tercero en otro desborde desde la izquierda que encontró a Facundo Mallo ingresando solo por el lado opuesto, pero su derechazo dio directo en el palo.

Ya en el complemento, el tercero llegó rápido, pero se hizo desear. Módica volvió a marcar debajo del arco, tras un tiro cruzado desde la derecha. Parecía offside del goleador, pero intervino el VAR y lo convalidó.

Central dio alguna que otra ventaja, posiblemente porque la victoria ya estaba consumada, pero Echenique concluyó una buena jugada colectiva con un remate cruzado, que se transformó en el descuento. 

Finalmente, se encendió Lovera otra vez y le regaló a Francesco Lo Celso el cuarto grito de la noche para los auriazules. 

Primer problema resuelto. Central tenía que ganar y ganó. Lo lógico era que goleara y goleó. Ahora lo que viene tendrá otro cariz. Es problema que no sea tan simple la historia. En Montevideo se juega una final y, como en cada ocasión que se presenta, los canallas irán por todo, sin medias tintas.