Rosario Central cerró la fase de grupos de la Copa Diego Maradona con un empate 1 a 1 ante Banfield en el estadio Florencio Sola. Y si bien no cambió nada en el grupo 3, donde ya estaban clasificados River y el Taladro, a los auriazules les sirvió para ver en acción a algunos juveniles que el Kily González empezará a tener en cuenta.

El primer gol del partido lo anotó Juan Pablo Álvarez para el local a los 21 minutos de juego, pero a los 28' de ese primer acto Emiliano Vecchio lo emparejó a través de un penal que le cometieron a Joaquín Laso. Fue expulsado Bravo en el segundo acto en el albiverde.


En Rosario Central hubo varios debutantes entre los titulares: el arquero Juan Pablo Romero, de buena actuación; el volante Rafael Sangiovani (otro que aprobó con sus corridas incesantes, hasta que se lesionó) y el delantero Ignacio Russo (el hijo de Miguel). Y los atacantes Luca Martínez Dupuy y Ezequiel Bonansea tuvieron su primera vez desde el arranque.

Fue un encuentro parejo, en el que en líneas generales lució mejor Banfield. Con Payero como estandarte, apoyado en Galoppo y las corridas de Álvarez por derecha, manejó mejor las acciones que un Central al que le costó mucho hacer correr la pelota. Una vez más, el más claro de los del Kily fue Emiliano Vecchio, sin brillar demasiado.

El DT plantó una línea de tres defensores sin Bottinelli y con Almada, más Sangiovani (de interesante actuación) y Blanco por los costados; Rinaudo y Villagra para contener; Vecchio, Bonansea y Martínez Dupuy en ofensiva. Faltó a la cita Lucas Gamba por una sobrecarga muscular que sufrió por la mañana. 

Banfield sacó ventaja de una corrida de Álvarez tras pase de Payero, que recuperó en su campo y condujo hasta la mitad. El ala izquierda del equipo fue el que estuvo más desprotegido y por allí golpeó el Taladro. Pero al ratito, Novaretti cabeceó en un córner y el arquero Arboleda bajó a Laso y cometió penal. Vecchio, con jerarquía, lo canjeó por gol.

En el complemento, el arquero Juan Pablo Romero tapó un par de pelotas interesantes (una doble, que aunque estaba anulada fue muy buena) para redimirse de la floja resistencia que opuso en el primer tanto, en el que se tiró con los pies hacia adelante, en vez de intentar cortar cruzado y hacia adelante el disparo rival.

Aunque Central se quedó con uno más por la expulsión de Bravo, en ningún momento impuso condiciones. Ni con la entrada de Russo ni Zabala puso contra las cuerdas a su oponente. Y hasta pudo haberlo perdido, si Lollo hubiera mandado al gol un cabezazo claro en el final. 

Los auriazules concluyeron con una trabajada igualdad un recorrido que iniciaron con victoria ante Godoy Cruz. Luego se desinflaron con dos derrotas ante River y el propio Taladro. Y si bien después volvieron a derrotar al Tomba, el segundo tropiezo ante el Millonario terminó sellando su suerte. Ahora le tocará jugar la Fase Complementación. Su adversario ya está entre los mejores del certamen.