Tras una victoria que animó a todo el equipo del seleccionado argentino, el partido de este martes ante Bolivia terminó con un fuerte cruce entre los jugadores cuando se retiraban de la cancha. Allí hubo algunos gritos de Lionel Messi, que enojado se cruzó con un miemrbo del cuerpo técnico rival. Pero Bolivia no se quedó fuera de los insultos, y el delantero del conjunto verde Marcelo Moreno Martins exclamó con furia chicanas para los jugadores de Argentina.

El delantero boliviano está jugando su última eliminatoria.

El experimentado jugador y segundo máximo goleador histórico de la selección boiliviana se mostró por demás de enojado luego de que el árbitro marcara el final del partido, e incluso quizo ir al encuentro de sus rivales, aunque fue detenido por sus compañeros que lo retuvieron con fuerza.

Sin embargo, la distancia no evitó que se escucharan los insultos del delantero. 

"¡Muertos de mierda!", exclamó primero el goleador de 33 años. Y seguido a eso vino el remate: "¡Se comieron seis!", recordando una derrota del selccionado albiceleste por 6 a 1 frente a Bolivia en La Paz, que ocurrió hace más de 11 años, cuando Diego Maradona era el técnico argentino. 

Y a pesar de que una vez disputado el encuentro Martins expresó todo su enojo, ya desde antes de que se sellara el 2 a 1 para Argentina el delantero se había mostrado ansioso por  el partido, recordando sus goles pasados contra la selección y manifestando sus ansias de volver a anotar en el arco rival.

Y es que Martins, que actualmente juega para el Cruzeiro en el Torneo Brasileirão de la Serie B, es el futbolista que más veces le marco a la Argentina en la historia de las Eliminatorias, con 5 goles.

Quizás uno de los factores que motivaron el enojo del jugador de Bolivia haya sido el hecho de que, según declaró él mismo, esta será la última eliminatoria que disputará con el seleccionado de su país. 

Messi, por su parte, se mostró enojado con un miembro del cuerpo técnico rival y también lo insultó. Los exabruptos de ambos jugadores le costaron una tarjeta amarilla a cada uno. Tras la tensión en la cancha, los equipos se retiraron sin que la situación pasara a mayores.