Fue el primer título en su historia y valía la penal el festejo. Seguramente, hubieran querido que fuera dentro de la cancha y con su gente, pero Temperley celebró este martes la coronación como el mejor de la superliga de básquet rosarina.
El club reunió al plantel campeón con glorias de la institución, sumó a los chicos y chicas de categorías menores y la celebración fue total. El equipo que condujo al éxito Mariano Junco se regaló la fiesta que no pudo tener dentro del rectángulo de juego y en las tribunas.
Tras la polémica definición, la superliga quedó en manos del Negro y todo el barrio se reunió para cerrar el año a lo grande.
El sábado por la noche, la Asociación Rosarina dio a conocer el fallo emitido por la Confederación Argentina sobre el recurso interpuesto por Sportsmen Unidos. La sanción fue más dura, incluso, que la de la Asociación Rosarina. La casa madre del básquet nacional le quitó un punto y eso generó que ni Sportsmen, ni Provincial ni Atalaya tuvieran chance alguna de alcanzar a Temperley en la cima del cuadrangular final. El Negro se consagró campeón.
Cómo se produjo el escándalo y la suspensión
Los dos partidos de la segunda fecha del cuadrangular final tuvieron un desenlace escandaloso. En primer término, Provincial vs. Sporsmen, se suspendió tras la agresión de un hincha a un jugador. Fue un polémico juego en el que la planilla se cerró con triunfo de Provincial por 72 a 71, pero que los jueces aclararon que se trató de un error, ya que ellos dieron por terminado el pleito con victoria de Sportsmen por 71 a 70. Hubo polémica por una jugada final, invasión de cancha, agresión a un jugador de Provincial (Tomás Gómez Platia) y disturbios.
A través de textos oficiales, la entidad rectora del básquet local, a través de sus mecanismos de disciplina, dictaminó otorgar la victoria a Provincial por 20–0 ante Sportsmen Unidos y otorgarle dos puntos al ganador y uno al derrotado. Eso fue lo que luego le quitó el segundo fallo de la Confederación y provocó el título de Temperley.
En segundo término, el juego entre Temperley y Atalaya, cuyas hinchadas se enfrentaron violentamente en el entretiempo del partido, derivó en suspensión. Se reanudó varios días después a puertas cerradas con el marcador en 38 a 29 (como había terminado el segundo cuarto) y finalizó con victoria de Temperley 69 a 53.
Luego de semanas de disputa en los escritorios, hubo cortes de redes, medallas, la copa, vuelta olímpica y festejo en la pileta de Temperley. Debió ser tras la finalización del último partido del torneo, pero los desaguisados lo impidieron. Se dio así, lo festejaron igual.



