Una de las expresiones artísticas más reconocidas es la que combina todo tipo de técnicas que involucran materiales manipulables, para su apreciación a través de los sentidos de la vista o el tacto, desde una perspectiva puramente personal. Se trata de una herramienta muy beneficiosa sobre todo a edades muy tempranas, en las que la dificultad para gestionar las emociones propias encuentran una válvula de escape a través del lenguaje creativo.

Los beneficios pedagógicos de la expresión plástica van desde el desarrollo de la psicomotricidad o la cognición, hasta el refuerzo de la autoestima, y lo bueno es que puede ponerse en práctica tanto en el aula como en la casa, algo clave en momentos de cuarentena. El sitio Aula Planeta brindó cuatro consejos y recomendaciones para hacer de la casa, el lugar en el que los más pequeños puedan poner en práctica, y plásticamente, su creatividad.

1) Conseguir los materiales: hay que recordar que los necesitarás para que los chicos puedan crear. A los lápices, pinturas y plastilina, les podés sumar tu propia creatividad echando mano de elementos más o menos caseros reciclados.

2) Implicarse: una buena forma de incentivar la creatividad de los demás consiste en aportar ideas, ayudando a desarrollar lo que tus hijos tengan en mente, o halagando el resultado final, sea cual sea. Pero, en cualquier caso, hay que dejar en claro la autoridad de los chicos sobre sus propios procesos creativos.

3) Ceder espacios para la creación: es recomendable la creación de un espacio en casa que, por pequeño que sea, esté específicamente destinado a la expresión plástica. Un lugar en el que, al menos durante un rato al día, los chicos puedan crear a gusto, relajando un tanto las normas de conducta que rigen el resto de sus hogares. Esto les permitirá concentrarse y sentirse más libres creativamente, sin necesidad de molestar al resto de la familia.

4) Buscar inspiración: en internet existen miles de sitios que aportan ideas y posibles formas de desarrollo bajo las circunstancias familiares más específicas. Además, y por lo general, no suelen requerir de una gran infraestructura para cumplir con los objetivos que se proponen, apostando en muchos casos por el reciclaje de productos caseros como parte del proceso creativo que buscan incentivar.