Esta semana se conoció que en la provincia de Mendoza impulsaron desde el Ministerio de Educación crear multas de hasta 2 millones de pesos a padres y madres de niños que cometan bullying escolar, luego del grave incidente en que una nena de 14 años que se atrincheró con un arma a partir de haber sido acosada por sus pares.

El proyecto busca reformar un fragmento del código contravencional mendocino, para incorporar sanciones económicas dirigidas a combatir el acoso escolar, también conocido como bullying, y responsabilizar a los padres, madres y tutores por las acciones de sus hijos.

Arístides Álvarez, presidente de la ONG “Si nos reímos, nos reímos todos”, trabaja desde hace muchos años contra la discriminación en las escuelas, y recordó que el proyecto “además de ser una sanción económica, contempla el trabajo comunitario”.

“A veces cuesta comprender que el daño puede durarle toda la vida a ese niño, aunque sea un daño verbal. Otras veces es un daño físico, y los más extremos se quitan la vida. No olvidemos que existe hoy un alto índice de suicidios adolescentes en el país”, apuntó el educador al ser consultado en El mejor día de la semana (Radio 2).

Consultado sobre el proyecto que se debate desde ahora en la Legislatura de Mendoza, precisó que “la medida con sanciones a los adultos responsables, es eficiente, pero no pensemos que por eso va a ser eficaz. Más que una sanción económica, lo que ayuda es la justicia restaurativa, a través de talleres de capacitación a los alumnos y a sus padres”.

En el proyecto de ley mendocino, se contemplan talleres, capacitaciones, y la multa económica es la última instancia. Y eso lo valoró, “porque esa sanción quizás se paga y no se aprende, en cambio, una capacitación que concientice sobre que eso está mal, puede cambiar la mentalidad y cómo educan en el hogar”.

De esta forma, para el referente contra el acoso escolar, “cuando no hay lugar a la prevención es un problema. Solo un cinco por ciento de los padres asisten a las charlas que doy en las escuelas de Rosario y de la región. Las hacemos al atardecer para que puedan venir. Y terminan viniendo 10 padres y madres, en escuelas de 200 alumnos”.

Un flagelo que es subestimado

Arístides Álvarez destacó que “es importante que se reconozca la gravedad del acoso escolar, porque no pocas escuelas y padres subestiman el asunto, diciendo que la burla y ‘tomar a alguien de punto’ siempre existió y hay que aguantarlo. Y es minimizar el problema, y es un error conceptual muy grande que la gente piense así”.

Luego precisó que, en su experiencia como capacitador en decenas de escuelas, “lo que ocurre muchas veces es que entre los padres y las instituciones escolares se echan culpas mutuamente. Los chicos cargan con estas situaciones y no se resuelve su situación”.

Consultado sobre las soluciones, esbozó: “Los padres, para evitar que sus hijos sufran, deben fortalecer su autoestima para que no los angustie el ataque que reciben. Deben inculcarles no recurrir a la violencia devolviendo el ataque. Luego también es valioso que el padre o madre vaya a la escuela y colaborar en una resolución del problema en conjunto”. Y agregó: “Chicos crueles hay en todos lados. Así que cambiarlos de escuela tampoco es garantía de solucionarle la angustia a un chico”.