Javier Núñez, autor de «La música de las cosas perdidas» nos cuenta sobre su nueva obra, su proceso de escritura y mucho más.

¿De qué se trata La música de las cosas perdidas?

La música de las cosas perdidas es una ‘road novel’, una novela de viaje, que cuenta la historia de un hombre y su nieto que viajan en búsqueda de una ausencia que tienen en común, la madre del chico y la hija del hombre, para tratar de recomponer el lazo familiar.

¿Cómo fue la escritura de esta historia en particular?

Hacía tiempo que tenía ganas de contar esta historia, fundamentalmente tenía ganas de contar una historia de viaje atravesada por una búsqueda, que generalmente son motores que movilizan las historias de mi obra. Personajes que en algún momento, hacen algún tipo de cambio que afecta no sólo sus vidas sino la vida de los demás.

De algún modo ese era el punto de partida de la historia pero lo que quería hacer era contar el proceso de búsqueda en tránsito en una especie de novela en movimiento a través del viaje que llevaban estos personajes.

¿El título de dónde surge y a qué se debe?

El título parafrasea una cita de un libro de Scott Fitzgerald que tiene que ver con la búsqueda de determinadas cosas que están perdidas en un punto del pasado y de lo que habla es que muchas veces no es tan importante encontrar esas cosas que se están buscando sino lo que van dejando en el camino; La música de las cosas perdidas es lo que queda detrás de estas cosas. De algún modo, y esto se pone en diálogo con otros libros míos, tiene que ver con esta necesidad de los personajes de salir a buscar pero donde es más importante el proceso, cuál es el recorrido que atraviesan, que el destino final de los personajes o las búsquedas que los pusieron en movimiento.

¿Cómo pensaste y cómo fuiste desarrollando la historia?

A diferencia de novelas anteriores, esta es una novela donde la historia se dejó llevar más. Generalmente suelo trabajar partiendo de estructuras más cerradas, donde conozco parte de la historia que estoy tratando de contar hasta un punto determinado porque después siempre la novela me traiciona; me traiciona en el buen sentido, los personajes empiezan a crecer, empiezan a hacer cosas que no tenía previstas y eso es lo que realmente termina enriqueciendo las historias. En este caso particular, por esa misma idea de que fuera una novela de viaje, de poner a los personajes en movimiento. Salí a escribirla sin un rumbo predeterminado, me dejé llevar mucho más por lo que la historia me iba proponiendo. Tenía algunas ideas básicas de los personajes y hacia dónde iban a ir pero deje que fluyera un poco con el tránsito mismo de la historia.

¿Tuviste algún hábito o costumbre a la hora de escribir?

En general suelo escribir bastante en los huecos que me van quedando en el dia pero en los procesos de escritura de la novela, una vez que agarran un ritmo determinado, sí trato de adecuarme a ciertas rutinas de trabajo. A nivel de hábito, lo que puedo señalar sobre esta, es que empecé a acompañarme de una música determinada. Escuchaba música que yo creía de algún modo que era música de viaje, me iba imaginando ese viaje. A veces tenía que ver con música vinculada a los espacios que atravesaba y a veces con cuestiones más de clima, de sensación. Hay un canción en particular, de La Portuaria, A través de tus ojos que la escuché muchísimo porque de algún modo sentía que parte de la letra de la canción cifraba la sensación que yo tenía de la historia que quería contar, del chico yendo a buscar a la madre, recomponiendo de algún modo la memoria de la madre para poder ver a través de la memoria de la persona que lo había precedido.

Y entre las rutinas de escritura, lo puedo decir, es que tenía una serie de playlist que me acompañaron en todo el proceso de escritura.

¿Se pueden compartir esas playlist?

Sí, las puedo compartir, playlist extrañas van a ser porque aparece música de Ricardo Vilca mezclado con La Portuaria.

¿Tendremos más novedades tuyas en un futuro cercano?

No, para un futuro cercano no. En este momento estoy dándole forma a unos cuentos que tengo escritos que más o menos tienen una línea en general y quiero cerrar un par de cuentos más en esa misma onda para poder, más adelante, ir dándole forma a algo. Pero estoy trabajando más que nada en cuentos.

 

Fuente: Editora UNR