El reconocido obstetra rosarino Eduardo Paquez falleció este miércoles después de haber pasado un mes internado producto de complicaciones derivadas del coronavirus. Tenía 82 años.

El doctor Paquez se había contagiado en septiembre y pasó más de un mes internado en un sanatorio céntrico. Las últimas semanas las pasó con un respirador. Tenía síntomas leves pero su situación se fue agravando con el correr de los días.

Su hijo, el doctor Fernando Paquez, estuvo también internado por covid-19 positivo pero ya fue dado de alta.

El ex presidente de la Asociación de Ginecología y Obstetricia de Rosario, Julio Malamud, se encargó de hacer público el deceso de su amigo y escribió un texto para despedirlo:

“Siento la necesidad de escribir después de la noticia de la muerte del Batata. Se me mezclan muchísimos sentimientos contradictorios y quiero quedarme con lo que sentí hace muy poco tiempo con el abrazo que nos dimos después de muchos años sin hablarnos, lo que demostró que por más que uno discuta por formas, el fondo es el que muestra la profundidad de los sentimientos”, inicia el texto.

“Nos llevábamos para el traste, aunque siempre hubo un respeto profundo dentro de esa relación tirante. Sobre todo de mi parte hacia él. Fue el constructor, diseñador, artífice y líder del grupo más importante en la obstetricia de Rosario, creadores del primer Centro de investigación en Perinatología del interior del país. Líder de una nueva forma de trabajo obstétrico y fundador del primer sanatorio dedicado en primera instancia al cuidado de la salud de la mujer y los niños”, sigue.

Luego, indica: “Contradictorio en todo. Capaz de tratar de un modo a una paciente y al instante hablarle dulcemente. Nunca vi manejar un trabajo de parto como lo hacía él. Clínicamente era un lúcido y verlo como agarraba cariñosamente al Tarnier en el silencio de la toma de fórceps, era sensacional. Junto a mi viejo y al Chivo Nardín hicieron que para mi fuera la obstetricia la mejor forma de disfrutar un trabajo que muchas veces te aleja de tu familia, amigos y afectos”.

Finalmente, cierra: “De éstos 45 años desde que hago la especialidad compartí con él más de la mitad del tiempo y fue de quien heredé la jefatura del servicio, que me llena de orgullo y satisfacción. Como era tan contradictorio, también a mí se me mezclan las emociones, aunque con la experiencia, pero más por los años que tengo, creo que siempre lo recordaré con una sonrisa, justamente por las idas y vueltas de nuestra relación .El mejor homenaje es pensarlo como fue y seguramente, cada uno lo recordará como fue con cada uno: líder, arrogante, excelente obstetra, terrible en sus afectos, puteador, creador e impulsor de grandes ideas. En realidad, como me dijo un amigo: tenía algo mágico que hoy se llama seducción”.