Los patovicas de Le Brique dieron sus testimonios en los medios de comunicación pero en distintos programas. Uno de ellos, se largó a llorar al lamentar el crimen de Fernando Báez Sosa y aseguró que sufre mucho los señalamientos y acusaciones sociales. Los otros dos confirmaron los estados de ánimos contrapuestos entre los rugbiers y los amigos de la víctima al ser echados del boliche. También explicaron los motivos por los que no intervinieron en la golpiza.

El primero de los agentes de seguridad del boliche de Villa Gesell que habló fue Cristian Gómez. Recordó el comportamiento agresivo de los jóvenes detenidos y se quebró al escuchar el relato de la brutal golpiza que terminó con la vida del joven.

"En los últimos días en los medios no se habló bien de la seguridad, pero nosotros intentamos dialogar con los jóvenes y calmarlos desde el primer momento", empezó Cristian, que decidió ser el primer patovica del boliche en contar cómo fue su intervención en el conflicto.

Según su relato, el enfrentamiento entre los rugbiers y el grupo de Fernando comenzó cerca de las 4.30. Al enterarse de lo que ocurría, se activaron los protocolos de seguridad del local. "Decidimos sacar a una persona cuando se vuelve peligrosa para el entorno. En este caso, observamos un conflicto entre dos grupos en el medio de un pogo", explicó.

Ante esta situación, dijo que lo primero que hicieron fue advertirlos con punteros lasers. Sin embargo, esta maniobra no tuvo efecto. "Entonces, un compañero se acercó para separarlos, y al verlo fui también como apoyo. Al llegar, vi cómo al primero que sacaban era a Fernando, que se retiró sin causar problemas por la puerta de seguridad", aseguró.

Mientras tanto, Cristian se quedó en el lugar tratando de tranquilizar a los rugbiers. "Agarré a uno de ellos, que se llama Matías Benicelli, y traté de calmarlo. Pero, al soltarlo, enseguida salió a pegarle a otros dos pibes", dijo y agregó: "Se notaba que sabían algún arte marcial. No eran como cualquier otra persona tirando golpes al aire. Entonces, volví a reducirlo y a calmarlo".

Tras confirmar que dejar a Benicelli en el boliche representaba un riesgo para los demás, el patovica decidió retirarlo del establecimiento. Sin embargo, alguien intentó impedirlo. "Ahí apareció Máximo Thomsen, me puso una mano encima y me dijo 'a él no lo sacás'. Se notaba que estaba preparadísimo para ir al choque", manifestó.

"Fue entonces cuando miré a mi jefe y a otro de mis compañeros y les pedí que lo expulsaran. Para hacerlo, tuvieron que aplicarle una llave 'mata león', porque se resistía. Eso es lo que se ve en el video que se difundió en los medios. Yo salgo primero y ellos después", aclaró. Además, recordó que los deportistas salieron por una puerta diferente a la que había usado varios minutos antes el grupo de Fernando.

Luego, tras difundirse lo expuesto por el testigo clave sobre el momento en que Báez Sosa fue asesinado, no pudo contener el llanto. "Me da mucha bronca, porque son unos cag...nes que no tienen dignidad. No sé dónde estuvieron los padres de esos hijos. Me pone mal de verdad, porque hoy una mamá tiene que enterrar a su hijo", dijo con lágrimas en los ojos.

Además, el patovica manifestó un sentimiento de culpa por haber dejado salir a uno de los rugbiers que participó del asesinato del joven. "Siento impotencia. Yo tenía que haberme quedado afuera. Y en los medios dicen que la seguridad era cómplice, y no es así. El que calla otorga, y yo fui el único compañero que salió a dar la cara", expresó.

Por último, manifestó que el caso lo conmueve particularmente porque un primo suyo murió en circunstancias similares, y consideró difícil que vuelva a desempeñarse como seguridad. "No creo poder volver a trabajar de patovica. Después de esa noche, todos sentimos mucha culpa", finalizó.

Alejandro y Charly

 

Más tarde, también por eltrece, dieron sus testimonios Alejandro, el seguridad que sacó del lugar a los rugbiers y Carlos, quien recibió en la puerta a Fernando y sus amigos tras ser expulsados.

“Agarramos a este chicos (Thomsen) entre dos porque no lo podíamos parar, era el más violento de todos, los otros salieron más tranquilos. Ni bien llegamos a la puerta avisamos a la Policía para que los calme, ellos lo retiraron hacia avenida Buenos Aires. Pero esa parte yo na la vi”, señaló.

Según se pudo reconstruir una vez en esa calle, los rugbiers planearon regresar a la puerta del boliche. Ese momento sería el que fue registrado por una cámara de seguridad.

Charly, por su parte, estaba en la puerta principal cuando salieron del lugar Fernando y sus amigos: “Los recibí en la escalera, los invité a que volvieran al otro día y le doy la mano a uno que me la tendió como pidiendo disculpas, les dije «mañana pueden regresar» que no había problemas”, relató.

El seguridad dijo que ellos supieron que la ambulancia se había llevado a Baéz Sosa sin pulso, pero negó conocer en ese momento que se había muerto. Finalmente, cuando se le preguntó por qué no intervinieron en la pelea, respondió: “No podemos pasar la línea municipal, después de esa línea, en vía pública, es tema de la Policía”.