Las prácticas y consultas que fueron postergadas por la pandemia más las dificultades económicas que la inflación genera en las capas medias de la población son dos factores que explican un marcado incremento de la demanda que enfrenta la salud pública. El apuntalamiento de estructuras estatales al que obligó la emergencia sanitaria mundial, en tanto, fortaleció muy parcialmente la capacidad de respuesta. Como contracara, los equipos vienen tensionados, agotados por el tremendo trabajo de los últimos tres años, y en un marco laboral en el que hay disconformidad por los bajos salarios y situaciones de precariedad. 

Lo salarial, sostienen desde los gremios, influye en otro tema clave: faltan profesionales para cubrir lugares como las guardias y vacantes en centros de salud o servicios de pediatría, que son justamente espacios en los que se manifiesta en forma contundente la mayor demanda actual, en la que los entramados de violencia territorial también juegan.

Es en este marco que la provincia declaró este viernes una emergencia en atención pediátrica y neonatológicamedida que habilita a reubicar médicos para reforzar regiones que lo necesiten y, además, le otorga al Ministerio de Salud un mecanismo para pagar horas extra.

El contexto incluye también la crisis de la salud privada: en los últimos días distintas entidades representativas, como la Asociación Médica y la Asociación de Clínicas y Sanatorios, advirtieron que la inflación y los bajos aranceles que pagan las obras sociales ponen en jaque al sector, con riesgo de cierre de algunos centros médicos. Esto no deja de tener impacto en el sistema estatal: la mayoría de los profesionales trabaja, finalmente, en los dos lados.

Algunos números

 

El crecimiento de la demanda no es nuevo, comenzó previo a la pandemia, sostiene Diego Ainsuain, titular del Sindicato de Profesionales Universitarios de la Salud (Siprus). Pero se profundizó, tanto que el año pasado hubo un pico mayor al de la época del covid y aparenta sostenerse en este 2023.

El incremento en la demanda se refleja tanto en estadísticas municipales como provinciales. 

Van solo algunos de muchos datos aportados por el Ministerio de Salud provincial en base a las estadísticas de sus hospitales: entre 2019 y 2022 aumentaron casi un 30 por ciento las consultas por guardia tanto de adultos como de niños, hay un 327,6% más de cirugías generales en listas de espera y el tiempo de demora para una tomografía subió un 201%. 

La infraestructura que se fortaleció –un 265% más de camas de Unidades de terapia intensiva (UTI), un 104% más de camas de UTI pediátricas, un 21,7% de camas generales y un 14% de camas generales pediátricas, son algunos ejemplos– no alivianan la presión sobre el sistema, aunque sí explica que se haya reducido el número de derivaciones al sistema privado. En el caso de pacientes de terapia intensiva ese indicador bajó casi un 50 por ciento.

Pero la complejidad de la mayor demanda se expresa en otro punto, en el que influyen el encierro pandémico y los traumas que se construyen en el contexto de violencia y empobrecimiento de la pospandemia: el número de consultas de salud mental en niños se disparó 252,6 por ciento.

Mientras tanto, a nivel municipal, la cantidad de pacientes nuevos en los centros de salud tuvo un salto notorio de 2021 a 2022: pasó de 13.045 a 22.621, es decir un 73 por ciento más.

Si bien en los seis distritos hubo aumento, en el Centro es donde la suba fue mayor: un 154 por ciento. Aunque es el de menor incidencia en el total, eso marca un denominador común con otros fenómenos de esta época de inflación por las nubes y empobrecimiento, como la mayor demanda sobre la asistencia alimentaria: pasan a necesitar las prestaciones del Estado sectores afectados por la pérdida de poder adquisitivo del salario. Familias que eran o aspiraban a ser de clase media pero se caen de ella.

Igualmente, la mayor demanda se concentra marcadamente en el distrito Sudoeste, lejos del centro no solo geográficamente sino también en indicadores sociales. 

Las explicaciones

“En otros momentos de contextos económicos como los de ahora, con aumento de los indicadores relacionados con la pobreza, la indigencia e inclusive los que deja la pandemia en términos sociales, laborales y educativos, eso impacta en las consultas y las demandas en los servicios de salud”, explicó a Rosario3 el secretario municipal del área, Leonardo Caruana.

En la misma línea, la ministra de Salud provincial, Sonia Martorano, cree que una parte importante de la mayor demanda sobre el sistema público la componen personas que “se atendían en algún lugar de la seguridad social y se quedaron sin cobertura, o se les dificulta el pago del coseguro o la compra de medicamentos". "El que va al sistema público tiene cubierto todo esto y eso no es menor. Vas a la obra social y tenés que pagar el bono, las órdenes, los coseguros”, agregó. 

También influye, claro, el tema de los cobros de plus por parte de médicos que trabajan en el sistema de salud privado y consideran insuficiente el arancel que pagan las obras sociales. En los últimos días hubo advertencias de la Asociación Médica y la Asociación de Clínicas y Sanatorios por esta cuestión y la propia Martorano, en diálogo con Rosario3, dijo que esa situación es “muy complicada”. “Un médico para formarse está seis años en una universidad y cuatro años más para hacer la especialidad. Después de diez años de mucho estudio, la consulta es un bono, un papelito que cobrás a 90 días a un valor que no llega a los dos mil pesos”, remarcó.

Entonces, que “los médicos pidan plus o dejen de prestar servicio para alguna obra social por cómo paga también suma presión al sector público”.

Caruana dijo que esta realidad lleva a que personas que están en dificultades económicas pero tienen prepaga u obra social empiecen a usar los dos sistemas de salud al mismo tiempo.

Hay otro factor que también suma al pico de demanda pospandémica: las consultas, prácticas, estudios y cirugías programadas que quedaron pospuestas por la emergencia sanitaria.

“La pandemia nos hizo abocar a eso que era urgente a nivel mundial y la gente se corrió del sistema de salud. Un problema de vesícula o una hernia podían esperar. Entonces hoy tenemos todas esas cirugías que no se hicieron en aquel momento”, afirmó la ministra provincial. Esa demanda detenida por el covid explica la fuerte suba que hubo en ese tipo de intervenciones.

El combo lo completan las infecciones respiratorias que volvieron con la resocialización, sobre todo en los niños, y en estos días desbordan las guardias.

La respuesta

 

Para Martorano hay un lado bueno que dejó la pandemia: “Se fortaleció el sistema de salud, porque había que sumar camas de terapia y generales para dar respuesta a una catástrofe sanitaria mundial. A partir de esto nos queda una estructura más sólida en esos rubros y también con recurso humano genuino; personal que ha ido pasando a planta en diferentes estructuras y que nos permite hacer frente a lo que pasa hoy”.

“Aumentamos las camas el triple, no un poquito. Y están ocupadas luego de la pandemia”, enfatizó.

Caruana cree que la salud pública local ya estaba en un piso alto antes del coronavirus y que la pandemia, en todo caso, lo visibilizó. A la vez advierte que el sistema está en tensión extrema por una situación que incluye las demandas que quedaron postergadas por la emergencia mundial, la complejidad social, y “la violencia que también va modelando los accesos al sistema de salud”. 

“Hay que mirar todo esto con mucha atención, trabajar la interacción de los servicios nacionales, provinciales y locales, porque los sistemas de salud en este contexto se debilitan”, opinó. 

Y dijo que desde la Municipalidad se está repensando el sistema, a partir del actual escenario social, para tender a una mayor descentralización. La idea es que en cada distrito haya centros de salud de referencia que tenga equipamiento técnico y adonde vayan médicos especialistas, para que allí deriven pacientes los centros de salud cercanos y los vecinos puedan acceder a la consulta especializada y a la tecnología de diagnóstico, sin necesidad de ir al Cemar, en el centro. “Eso también impacta en el acceso a la salud. Ante la crisis en el transporte o las dificultades para moverse por el precio del pasaje u otros motivos, el acceso a la consulta más cercana hace que se pueda lograr una adherencia mayor a esos servicios más complejos”, amplió el funcionario.

En ese marco, desde el punto de vista gremial, Ainsuain, referente de Siprus, advirtió que los centros de salud están “totalmente saturados” y marcó tres aspectos en los que la demanda sobrepasa la capacidad de respuesta: medicina general, pediatría y salud mental.

Sobre el último punto, señaló que las patologías son más complejas por los “entramados de violencia y consumos problemáticos”. 

El dirigente consideró “insuficientes” los recursos humanos para hacer frente al mayor pedido de atención, pues han disminuido “en cantidad y especialidad”.

Como ejemplo, mencionó la falta de médicos generalistas. “Antes hacían la especialidad en los centros de salud, donde atendían todas las patologías y trabajaban la idea de prevención, y de alguna manera esa era la base que hizo fuerte al sistema local". Pero hoy “no se consigue que se cubran los puestos de residentes y eso es por el bajo salario y la precarización laboral. Encima que el sueldo es reducido, tenés que hacerte el monotributo”, cuestionó.

Para Martorano, que algunas especialidades hayan dejado de ser atractivas para los nuevos médicos, algo que “se siente en la salud pública”, es un problema importante pero que de ninguna manera se reduce al Estado, justamente por la ecuación del largo tiempo que lleva la formación y el poco rédito económico de la que habló más arriba. 

“La medicina generalista está totalmente en crisis. Se están yendo, buscando oportunidades en otros países, porque además la demanda es mundial”, dijo.

Sobre pediatría, advirtió: “Atender a un chico es lo más hermoso. ¿Pero sabés cuánto te lleva? Lo tenés que desvestir, lo revisas, lo pesás, lo medís, lo vestís; son 40 minutos. Y en 90 días cobrás ese valor que es de dos mil pesos”. Un día después de su diálogo con Rosario3 se declaró la emergencia provincial en la materia.

Para Caruana, “la crisis en el acceso a la formación de especialidades generales, la dificultad para incorporar trabajadores con esas disciplinas porque no se ocupan los cargos de formación”, es parte de los debates pendientes.

“Hay semáforos amarillos y rojos que marcan la necesidad de una profunda discusión en la Argentina. Los sistemas de salud pública han dado respuesta en la pandemia, se han fortalecido, pero tienen todas estas situaciones complejas sobre las que es necesario hacer análisis, discutir y tomar decisiones”, enfatizó el secretario de Salud de Rosario.