La ciudad rusa de Rostov, estratégica dado que el mando militar del sur del país coordina las operaciones de sus tropas en Ucrania, amaneció el sábado con tanques y efectivos rebeldes armados pertenecientes al grupo paramilitar Wagner PMC (por private military company) en las calles, luego de que su líder, el ex convicto y luego empresario Yevgueni Prigozhin, asegurara que había tomado varias instalaciones clave.

En un cruce del centro de la ciudad había apostados un vehículo blindado equipado con una ametralladora y una docena de hombres de uniforme con brazaletes plateados.

En otros puntos de la localidad, como en las inmediaciones de una juguetería y de un circo, también había estacionados vehículos blindados de transporte de tropas.

Este despliegue por el grupo Wagner se produce luego de que Prigozhin afirmara que había tomado el cuartel general del Ejército ruso en Rostov sin tener que disparar, y que contaba con el apoyo de la población.

"¿Por qué nos apoya el país? Porque estamos efectuando una marcha por la justicia", aseguró el jefe de Wagner, a quien el presidente ruso, Vladimir Putin, acusó de "traición".

Prigozhin, de delincuente juvenil a hombre de influencia

 

Subido a la ola de los cambios políticos y económicos trascendentales de Rusia durante la década del 90, Prigozhin se convirtió en un estratega que pasó de construir un imperio hotelero tras estar casi nueve años en prisión a ser líder del grupo paramilitar más importante de Rusia, Wagner, que respaldó al presidente Putin en la guerra contra Ucrania, pero ahora lo enfrenta.

Prigozhin nació en 1961 en la antigua Leningrado, ahora San Petersburgo, y creció en un entorno que facilitó transiciones tan radicales como la atravesada por el líder del grupo de mercenarios.

La primera experiencia fuerte en su vida ocurrió en 1981 cuando, a la edad de 20 años, fue condenado a 13 años de cárcel por robo, nueve de los cuales los pasó entre rejas.

Un informe del diario The Guardian da cuenta de un episodio de sus años de delincuente juvenil.

Una tarde de marzo de 1980, durante el final del gobierno de Leonid Brezhnev en la Unión Soviética, Prigozhin, de 18 años, y tres amigos salieron de un café de San Petersburgo cerca de la medianoche y vieron a una mujer caminando sola por la calle oscura.

Uno de los amigos de Prigozhin distrajo a la mujer pidiéndole un cigarrillo. Cuando fue a abrir su bolso, Prigozhin se apareció detrás de ella y la agarró del cuello, apretando hasta que perdió el conocimiento. Luego, su amigo le robó los zapatos mientras Prigozhin hábilmente se quitaba los aretes de oro y se los guardaba en el bolsillo. El cuarteto salió corriendo, dejando a la mujer tirada en la calle.

Fue uno de los muchos robos que Prigozhin y sus amigos llevaron a cabo en San Petersburgo durante un período de varios meses, concluyó el tribunal. Fue sentenciado a 13 años de prisión y pasó el resto de la década tras las rejas, perdiéndose la muerte de Brezhnev y la perestroika de Mikhail Gorbachov. Fue liberado en 1990, cuando la Unión Soviética agonizaba. El actual líder de Wagner comenzó, primero, a sobrevivir y luego a prosperar vendiendo panchos.

En solo cinco años, tras comprar parte de una cadena de supermercados, abrió su propio restaurante.

El local fue epicentro de la red de contactos que Prigozhin confeccionó en los años posteriores, mientras ampliaba el negocio.

Su barco Isla Nueva, que navegaba en el río Neva, fue particularmente importante dado que allí fue donde el presidente de Rusia, Vladimir Putin, comenzó a llevar a sus invitados.

De acuerdo con Prigozhin, su primer encuentro con Putin fue por abril de 2000, al principio del mandato del presidente, durante una visita del entonces primer ministro japonés, Yoshiro Mori, según una entrevista recogida por la cadena BBC y replicada por la agencia de noticias Europa Press.

Prigozhin (izquierda) asiste a Putin durante una cena con académicos y periodistas extranjeros en las afueras de Moscú en noviembre de 2011. Reuters

Tres años después, Putin celebró su cumpleaños en Isla Nueva.

La primera fase de la relación entre ambos tuvo un carácter puramente comercial.

Prigozhin fundó Concord, una compañía de catering que fue contratada por el Kremlin para suministrar alimentos al Ejército y a los colegios públicos de Rusia.

Durante la segunda década, en el 2000, el líder de Wagner permaneció en segundo plano dedicado al negocio de la hostelería a través de Concord, según un documento filtrado del bufete de abogados ruso Capital Legal Services, que lo tenía entre sus clientes.

En 2014 se tuvo conocimiento público de que Prigozhin había incursionado en el negocio de las armas con la fundación del grupo de mercenarios y que su creación tenía mucho que ver con el concepto de "negación plausible", dado que Rusia había declarado ilegales las compañías militares privadas.

"Creo que fue Prigozhin quien le planteó directamente a Putin la cuestión. Quizás estaba la Inteligencia militar rusa de por medio, pero sospecho que este proyecto estaba completamente en manos de Prigozhin", manifestó un antiguo oficial del Ministerio de Defensa ruso, bajo anonimato, al diario británico The Guardian.

El ministerio proporcionó a Prigozhin un terreno en Molkino, en el sur de Rusia, primera base de entrenamiento del grupo, que a partir de ahí comenzó a crecer en relevancia.

Wagner intervino a favor de separatistas en la región ucraniana de Lugansk y luego se extendió a Siria, donde Rusia ejercía como aliado de Damasco en la guerra civil. Posteriormente, se acercó a África, donde, según Estados Unidos y sus aliados, actuaba como brazo armado de las juntas militares que asumieron el poder en los últimos años, como en Mali.

Prigozhin también fue acusado por Estados Unidos de organizar grupos de "trolls" en internet para interferir en las elecciones estadounidenses de 2016 a través de una serie de campañas en Facebook y Twitter a favor de Donald Trump, quien terminó ganando esos comicios.

Tras la invasión de Rusia a Ucrania, en febrero de 2022, el líder de Wagner confirmó que había fundado el grupo de mercenarios en 2014, en una decisión que puso rostro a la organización y lo convirtió en una estrella de las redes sociales, en las que anunciaba constantemente las operaciones del grupo contra las fuerzas ucranianas.

Conforme pasaban los meses, no obstante, su rechazo a la estrategia planteada por el Ministerio de Defensa ruso, al que acusó de privar de municiones a sus hombres durante campañas tan intensas como la librada en la ciudad de Bajmut, detonó la crisis actual.

Sobre Wagner

 

El Grupo Wagner es una red de soldados de fortuna (o mercenarios) que, sin embargo, no está al mejor postor (aunque tiene ánimo de lucro), sino que –en teoría– es empleado únicamente en consonancia con los objetivos nacionales rusos, por lo cual se ha convertido en un verdadero “ejército irregular” al mando de Putin, según definió el analista geopolítico Christian Cirilli.

Usualmente se nutre de ex militares y fuerzas de seguridad, tentados por la paga y la acción pero, también, como la Legión Extranjera francesa, por presidiarios que se enrolan a cambio de la condonación de sus penas (en caso que combatan en primera línea durante 6 meses y sobrevivan).

Este grupo nació como el equivalente ruso del estadounidense Academi (ex Blackwater), siendo una forma de intervención de los Estados Unidos sin utilización de sus recursos militares oficiales. Los Wagner tuvieron su bautismo de fuego en Donbás, a partir de 2014, cuando Rusia, que oficialmente no intervenía en auxilio de las milicias populares, “permitió” que estos “patriotas autoconvocados”, aportaran su sapiencia contra las tropas ucranianas. Se dice que los famosos “hombres de verde” sin distintivos rusos y con pasamontañas en sus rostros que ocuparon Crimea tampoco eran tropas oficiales rusas sino miembros de esta compañía profesional, aunque allí no dispararon ni un tiro. Esta demostración de fuerza fue previa al plebiscito y la anexión de la península.