El mundo puede venirse abajo de un momento a otro. Quizás esa sea la sensación más fuerte que pueda experimentar alguien cuya casa, o parte de ella, se derrumba. Un centenar de hundimientos, desmoronamientos y desprendimientos de loza, volados y perfiles se registraron en viviendas de Rosario en lo que va del año. Uno de estos casos fue fatal: una mujer de 74 años que estaba durmiendo en su habitación en su casa ubicada en Riobamba al 6200, quedó atrapada por los escombros de la losa que se vino abajo y falleció a los pocos minutos.

Tal como sucede con una torre de naipes, una construcción puede venirse abajo total o parcialmente por un estímulo exterior o bien, caerse a pedazos por algún corrimiento, filtración o fisura interna. En Rosario, esta combinación de factores empuja paredes, desprende balcones y socava suelos, tal como lo expuso, en diálogo con Rosario3, Gonzalo Ratner, el director General de Gestión de Riesgo y Protección Civil de la Municipalidad de Rosario, área que interviene en este tipo de situaciones, contabilizadas en 101 durante 2025, la mayoría relevadas en el centro de la ciudad. 

“Incendios, desprendimientos y derrumbes, han tenido un incremento lento y paulatino, –no abrupto–sobre todo, los de bajo impacto. No son la gran mayoría fatales como el de calle Riobamba, que fue el caso más significativo del año, pero hemos tenido muchos episodios donde se generan desprendimientos de mampostería o algún colapso de de alguna estructura”, precisó el funcionario. 

. Santa Fe al 2400: la gran cantidad de agua caída erosionó el terreno y derribó un tapial contiguo que sirve de acceso a tres casas dentro de la manzana. 

“La causa no es puntualmente la tormenta o la lluvia, sino es lo que termina desencadenando el episodio, pero el denominador común es un deterioro previo de las estructuras, ya sea por fallas constructivas o por antigüedad”, analizó Ratner sobre las causas del colpaso de construcciones, y aclaró que la injerencia del clima extremo –combinación de lluvias intensas de más de 20 milímetros y ráfagas fuertes de más de 50 kilómetros por hora– es del 60 por ciento de las intervenciones. 

“Ya sea la fachada o el techo, lo que termina generando el desprendimiento o el derrumbe es un deterioro previo que el clima desencadena”, remarcó y agregó: “Es por eso que los casos coinciden con los eventos climáticos, pero el origen es estructural”.

Además del clima y la falta de mantenimiento edilicio, Ratner se refirió a la materialidad de las construcciones que colapsan. “Después de la pandemia fuimos notando un incremento en todo lo relacionado a la calidad de materiales de construcción más bajo de las viviendas y también, el aumento de la vulnerabilidad social termina influyendo en el riesgo”, completó sobre las causas del fenómeno. 

La calidad de materiales de construcción en las viviendas que se van haciendo en los asentamientos, la antigüedad de los mismos en las casas del centro, y la  falta de mantenimiento termina generando que lo climático derive en un colapso”, resumió. 

Intervención

La dirección General de Gestión de Riesgo y Protección Civil de la Municipalidad de Rosario lleva adelante una intervención primaria relacionada al riesgo en las situaciones de derrumbes y solturas de materiales. “Es la primera área que interviene identificando la situación, ya sea post denuncia del vecino o que nos haya llegado el caso por parte de Bomberos. Nosotros vamos y hacemos una evaluación del riesgo de la estructura. Elaboramos un informe que se eleva después a las áreas correspondientes”, explicó sobre su accionar. 

Foto aéra del derrumbe de Santa Fe al 2400.

La dirección de Obras Particulares también interviene intimando al propietario, que es el responsable del mantenimiento de la propiedad, para que la arregle. Sin embargo, “cuando es una situación social en la que los moradores no tienen los medios, sobre todo en lugares vulnerables, ahí interviene Desarrollo Social y Hábitat con alguna ayuda económica para que puedan reparar su su vivienda”. 

Prevenir para no curar

Para Ratner las viviendas son como cuerpos que exponen en su piel y en su carne los síntomas de que algo anda mal. "Las viviendas tienen fisuras y grietas que son señales en las estructuras que indican que hay un debilitamiento y hay un posible colapso. Entonces, los dueños tienen que estar atentos", indicó.

Si los signos son advertidos, el próximo paso es consultar con un profesional. Sin embargo, se puede evitar con tareas de mantenimiento que previenen el deterioro profundo. 

Otra manera de evitar solturas y caídas edilicias es anticiparse a las tormentas fuertes, aegurando cualquier pieza que pueda desengancharse "En balcones y terrazas se puede también generar algún algún inconveniente de alguna voladura y termine generando algún daño en la propiedad", advirtió a modo de recomendación.