Haití está atravesando un momento de intensa crisis política y social, situación que se profundizó luego del magnicidio del presidente Jovenel Moise, el 7 de julio de 2021. En los últimos días, el pedido de intervención lanzado por el primer ministro Ariel Henry despertó una nueva ola de protestas en contra del gobierno y la ocupación militar.

Los hechos que ocurrieron luego del asesinato del presidente Moise, que recibió al menos 12 disparos, agudizaron los problemas de seguridad y crisis institucional en un país donde el conflicto entre bandas armadas mantiene en jaque el acceso a bienes de primera necesidad.

En medio de una serie de crisis superpuestas, bandas fuertemente armadas bloqueaban desde mediados de septiembre el principal puerto y el suministro de combustible del país. Los primeros casos de cólera en Haití y la llegada de aviones militares de Estados Unidos y Canadá también despertaron la alarma entre la población.

La violencia se esparció por las calles de Haití.

El país también está sufriendo la peor hambruna de su historia, mientras se extiende un brote mortal de cólera y las bandas armadas atacan cada vez más a mujeres y niños con violencia sexual como forma de guerra.

Tras el asesinato de Moise, Claude Joseph asumió como primer ministro interino de Haití y declaró el Estado de sitio por 15 días en todo el territorio. Joseph también confirmó que iba a liderar el Ejecutivo hasta que se elija un nuevo mandatario.

Luego, el 21 de julio de 2021, Ariel Henry se quedó con el cargo de primer ministro. Dos días antes de su asesinato Moise había designado a Henry como su sucesor, pero no llegó a investirlo en el cargo.

Haitianos se manifestaron en contra de la posible intervención de Estados Unidos en el país.

Además, 14 de agosto de 2021 un terremoto sacudió al país caribeño. El sismo de 7,2 en la escala Richter dejó al menos 2.200 muertos, 12 mil heridos y más de 50 mil viviendas destruidas, una catástrofe que ocurrió mientras el sistema sanitario haitiano se encontraba cerca del colapso por la pandemia de covid-19.

Aumento de la violencia por parte de bandas criminales

Mientras la investigación sobre el magnicidio avanzaba lentamente, el país vivía un auge del accionar de las bandas criminales con secuestros y violencia armada. Al menos dos funcionarios del Estado fueron secuestrados en un mes.

Para octubre de 2021 los haitianos y haitianas ya empezaban a tener problemas para acceder al combustible por la falta de seguridad.

Unos 19 mil 200 haitianos pueden comer sólo una vez al día, según un reporte de la ONU.

A finales de ese mismo mes, el juzgado encargado de investigar el magnicidio fue saqueado por segunda vez, lo que retrasó la investigación por el asesinato de Moise, según denunciaron desde los tribunales.

El primer ministro Henry también denunció que intentaron atentar contra su vida el 3 de enero de 2022, durante los festejos del aniversario de independencia.

La ONU analiza una intervención en Haití

El Consejo de Seguridad de la ONU se dividió el lunes sobre el envío de una fuerza internacional a Haití. El secretario general del organismo, António Guterres, dijo que los haitianos enfrentan una emergencia dramática y que es necesaria una intervención "armada" para ayudar a la policía local a abrir el puerto y crear un corredor humanitario para la entrega de ayuda.

"La situación es absolutamente dramática. El puerto está bloqueado por pandillas que no dejan salir el combustible. Al no tener combustible no hay agua. Y hay un brote de cólera", le dijo Guterres a periodistas.

Recientemente, Guterres llamó en una carta al Consejo de Seguridad a "examinar urgentemente la solicitud del gobierno haitiano de desplegar sin demora una fuerza armada internacional especializada para enfrentar la crisis humanitaria".

Por su parte, Estados Unidos y México estaban preparando dos resoluciones para que el Consejo abordara la petición.

La ONU debate una intervención "armada" de asistencia en el país.

La propuesta era para "una misión limitada, de alcance cuidadoso, no perteneciente a la ONU", que sería dirigida por "un país asociado" con experiencia en este tipo de operaciones, dijo la embajadora de Estados Unidos ante la ONU, Linda Thomas-Greenfield.

La propuesta contó con cierto apoyo en el Consejo de Seguridad, pero algunos países expresaron sus reservas, señalando las recientes protestas en Haití contra la intervención extranjera y apuntando también a los grandes problemas de la anterior fuerza de paz de la ONU en el país.