La bajante del río Paraná que obligó al gobierno nacional a declarar la “emergencia hídrica” dejó al desnudo una amplia estructura de caños que vuelcan desperdicios en todo el Gran Rosario, entre desagües de empresas y cloacales de los municipios sin tratamiento. Un relevamiento expone altos niveles de contaminación en esos desperdicios y la ausencia de controles estatales que parecen más “complicidad que desidia”.

El Instituto Soberanía realizó un relevamiento de las costas y presentó este jueves un mapa con los caños georeferenciados, además de fotos y un documento que expone las mediciones a las muestras de lo que se vierte al río.

Uno de los primeros puntos a tener en cuenta fue que este año el Paraná, que en promedio tiene un caudal de unos 17.000 metros cúbicos por segundo cayó hasta los 7.000, apenas por encima del valor mínimo histórico de 5.800 registrado en 1944. Algo que eleva el impacto y la concentración de los tóxicos.

Esa bajante expuso además la existencia de “decenas de caños por donde se vierten desechos al río que con los niveles normales estaban bajo el agua, ocultos a la mirada pública y lo que es aún más grave al control”, dice la introducción del informe “Los 100 caños, enemigos ocultos del Paraná”.

Fotos, ubicaciones y confesión

 

El Instituto Soberanía expone una serie de recorridas aéreas (en agosto pasado) y en embarcación (en octubre) por las costas santafesinas desde Villa Constitución hasta Timbúes para documentar los desagües pluviales, cloacales e industriales que desembocan en el Paraná.

“Los desagües en algunos casos son obras regulares, en otros casos chorrean directamente desde la barranca, se pueden observar caños, vertientes de cemento y hasta verdaderas cataratas de desechos”, describe el documento.

El grupo de trabajo contó “cerca de 75 vertientes industriales y cerca de 25 cloacales” que empezaron a ubicar en un mapa interactivo.

El registro georreferenciado y con fotos (Instituto Soberanía).

“Diariamente se calcula que se descargan en el Paraná cerca de 400 millones de litros de agua servida sin tratar (cloacal) en el Gran Rosario. El Paraná, que por segundo transporta en promedio 17 mil metros cúbicos de agua (17 millones de litros), tiene en ese caudal, y en la microfauna y microflora que lo habita, la capacidad de depurarse “naturalmente” y evitar niveles de contaminación que puedan ser insostenibles ambientalmente. Sin embargo hoy con la bajante histórica ese caudal se redujo a menos de la mitad, unos 7 mil metros cúbicos”, señala el informe.

Por otro lado, sobre el control a las empresas que añaden sus desperdicios a las cloacas, llama la atención que la propia provincia, a través del Ministerio de Ambiente, reconoció que “menos del 1% de las industrias tienen el Certificado de Aptitud Ambiental vigente en Santa Fe”.

Uno de los vertidos de residios en Capitán Bermúdez (Instituto Soberanía).

La resolución 284 publicada en el Boletín Oficial del 20 de octubre de 2021 habla de una “situación heredada y la importantísima mora en la evaluación y auditorías de Informes Ambientales de Cumplimientos y de Planes de Gestión Ambiental” que “se explica principalmente porque el Ministerio de Ambiente y Cambio Climático no cuenta con los recursos humanos y materiales suficientes para la realización de dicha tarea”.

En otras palabras, los privados no cumplen y el Estado no controla ni sanciona: hay vía libre para contaminar el Paraná.

Imágenes aéreas

 

Sobre el relevamiento desde una avioneta hecho el domingo 15 de agosto, resaltan “imágenes que demuestran los cambios de color que se producen entre los efluvios de las empresas asentadas en la costa y el contacto con el agua del Paraná”.

El informe incluye un video documental con esas tomas aéreas realizadas que el diputado provincial Carlos Del Frade presentó como “lo que las mutinacionales tiran como basura ante el silencio oficial”.

Resultados de las muestras

 

El Instituto Soberanía realizó un estudio preliminar de las muestras tomadas sobre los desagües con valores de bacterias muy por encima de los parámetros normales para el río aunque eso no implica necesariamente una violación a la normativa vigente.

En niveles normales el río Paraná tiene cada 100 ml de agua:

Coliformes Totales (de 3 mil a 4 mil)

Coliformes Fecales (entre 200 y 350)

EscherichiaColi (entre 200 y 350)

Un resumen de los resultados de las muestras tomadas en empresas de la región cada 100 ml de residuos arrojó niveles muy superiores: 

MUESTRA 1: CT 37 MIL / CF 13 MIL / EC 4900
MUESTRA 2: CT 29 MIL / CF 10300 / EC 3900
MUESTRA 3: CT 23 MIL / CF 8600 / EC3600
MUESTRA 4: CT 24 MIL / CF 9200 / EC 3500
MUESTRA 5: CT 64 MIL / CF 28500 / EC 10 MIL
MUESTRA 6: CT 48 MIL / CF 16 MIL / EC 6100

“La falta de control por parte del Estado se puede constatar no solo en la impunidad con que las empresas contaminan, en cualquier momento, a plena luz del día, sino que en las recorridas realizas pudimos observar la ausencia total de entes oficiales en el Paraná que ha quedado en manos de las empresas en su mayoría extranjeras”, concluye el informe presentado este jueves.

El trabajo advierte sobre “la privatización de nuestras costas” y la “apropiación de nuestros bienes comunes por parte de sectores minoritarios”. “La ausencia del Estado en el patrullaje y control de lo que sucede en nuestro río se parece más a la complicidad que a la desidia”, cierra el texto.