El padre José María “Pepe” Di Paola, fundador de la red Hogares de Cristo como respuesta a situaciones de vulnerabilidad social y consumos de sustancias psicoactivas, encabezará esta tarde en Rosario la marcha que lleva como lema “Ni un pibe menos por la droga”. La convocatoria es de alcance nacional ya que lleva diez provincias recorridas y llega a la ciudad en el marco de un contexto de violencia, muerte y altos niveles de consumo producto del narcotráfico. En diálogo con Radio2, el sacerdote reclamó un mayor compromiso a las autoridades y también a los Estados y a la sociedad a la hora de plantear esta problemática y trabajar por “un sentido para la vida” de los jóvenes adictos.

La convocatoria es a las 18 en plaza López para movilizar luego al Monumento a la Bandera donde habrá un gran festival de música con motivo de la visita de la Virgen de Luján y la peregrinación de la Familia Grande Hogar de Cristo, que preside Di Paola.

El cura trabajó durante 14 años en las villas porteñas y debió trasladarse a Santiago del Estero después de haber sido amenazado de muerte por denunciar al narcotráfico. Después de dos años, retornó a su labor en el conurbano bonaerense y hoy coordina los Hogares de Cristo que reúne a unos 150 centros barriales en todo el país, incluso en Rosario.

Antes de su arribo y en diálogo con el programa La primera de la tarde, el cura villero sostuvo que “hay mucho consumo en todo el país” y que hay “una falta de sentido para la vida en los chicos y chicas argentinas y les falta tener metas y proyectos para la cambiar la historia”. Le sorprendió “la cantidad de suicidios de jóvenes en el norte” producto de eso.

Sobre la situación de Rosario, el padre Pepe cree que “tiene una realidad parecida a los grandes centros urbanos, son las mismas noticias” y no le extraña la cantidad de muertos producto del narcotráfico ya que “hoy tenemos acá lo que veíamos como lejano cuando ocurría en México donde la muerte se hacía presente por culpa de la droga”.

El sacerdote pidió “tener como prioridad un proyecto de vida y sociedad” ya que la droga “atraviesa a todos los estratos sociales, va limando la vida de cualquier joven . hace estragos en los barrios populares donde explota la marginalidad y se hace más difícil la recuperación”.  “Con los Hogares de Cristo —continuó— trabajamos desde hace 15 años en un abordaje integral de adicciones y desde el barrio donde debe empezar la recuperación ya que allí el adicto seguirá viviendo  y armará su familia”.

Consultado sobre las respuestas de la sociedad y las autoridades en la materia, respondió que “falta incluir esa problemática en la agenda pública”. Y planteó la necesidad de un trabajo integral de parte de las tres “c”: capilla, club y colegio, para construir un “círculo virtuoso donde el pibe pueda crecer sanamente”. Y agregó: para ello “necesitamos un Estado y una sociedad fuertes”.

Di Paola concluyó que “la economía y la política se han tomado de forma liviana e irresponsablemente la cuestión sin considerar los daños en los jóvenes” ya que “hoy un cigarrillo de marihuana puede terminar en consumo problemático”. Y en ese sentido opinó que la política de reducción de daños “es un atajo que la sociedad plantea” y “no deber ser considerada un fin en sí mismo” porque puede ser “catastrófica”.