Laura Bover, médica rosarina, es actualmente la Directora del laboratorio de Anticuerpos Monoclonales del M.D. Anderson Cáncer Center, el hospital número uno en el mundo para tratamiento del cáncer, con cerca de 20 mil empleados y un riguroso protocolo de ingreso para su personal. “Es el Hospital más grande del mundo”, dice la investigadora científica quien, antes de emigrar a Estados Unidos en el 2002, se desempeñó como miembro del Conicet. Hoy participa liderando un grupo internacional de 60 científicos e investigadores, centrado en la utilización del plasma de pacientes recuperados de covid-19 como forma de tratamiento. 

“No creo que vivir encerrados vaya a ser una solución. A la muerte uno no se acostumbra nunca, no importa en qué trabajo esté, es muy duro. Yo pongo todas las fichas y mi esperanza en que esto se transforme en una la gripe, que haya vacuna. Hay otras enfermedades que también tienen una alta mortalidad. Pero pongo las fichas a la ciencia y a la investigación. Esta pandemia ha aunado esfuerzos de científicos de todo el mundo. Así que todas las fichas a la ciencia y a la investigación. No creo que vivir encerrados sea lo lógico, esperemos que no sea así, sino estaríamos en una película de ciencia ficción”, dice la médica argentina. 

En Texas ya cuentan 16 mil fallecidos de covid y soportan a estas horas una nueva ola de contagios con cuatro mil casos diarios. “Cuando uno mira el mapa de contagios, se ven área. donde el número de muertes por 100 mil habitantes es mucho más alto que en otras. En las áreas rurales en donde han tenido muy pocos casos, ahora tienen más muertes que en las grandes ciudades. Por ejemplo Houston está mucho más controlado que en el centro de Texas, en las áreas rurales en sí".

-¿A qué se debe eso?
-La gente del interior de cualquier estado de Estados Unidos no se cuida como se cuidan en las ciudades, y en particular Houston cuya población es mayoritariamente universitaria, porque somos todos empleados del Hospital. El centro médico de Texas es, diría, el más grande del mundo que congrega un montón de hospitales y los controles son sumamente estrictos. Nosotros vamos a trabajar, nos toman la temperatura antes de entrar, nos pasan a controlar cuando estamos trabajando a ver si tenemos todo el equipo puesto, los barbijos, los guantes, los guardapolvos. Y eso obviamente en un pueblo chico, a lo mejor no se tiene conciencia. Una de las médicas del hospital viajó hace poco a un pueblito, . dice ahí nadie usa barbijo, nadie usa las mascarillas, no se cuidan y no prestan atención. Piensan que va a ser algo leve o que no se van a contagiar y así estamos.

-Como resulta el ejemplo Trump en el cuidado de la salud al pueblo norteamericano? 
-¿Qué puedo decir? La verdad no me gusta opinar sobre eso. porque cada uno toma la situación como mejor le parece o como mejor cree que va a resolverla. De hecho, yo tengo gente amiga joven, que me conocen porque somos amigos acá en Texas, que de repente un día me llamaron y me dicen: “Lau, me pesqué el covid ¿Qué hago?” y yo les digo: “¿Qué hiciste?”… “Y no, estuvimos jugando fútbol con unos amigos y compartimos unos mates”. Gente instruida que está capacitada. Así que no estamos de acuerdo con eso y pensamos que mucha gente es muy descuidada cuando el Presidente aparentemente piensa de otra manera. Cree que a lo mejor no va a tener serias consecuencias, aparentemente está saliendo de su enfermedad, pero yo no sé más de eso que lo que dan las noticias. No recibimos un parte especial de la salud del Presidente. 

-¿Cómo se vive socialmente en EE.UU en medio de esta pandemia?
-No vivimos igual que a principios de año ahora hay más cuidado. Porque acá nunca hubo una orden de cuarentena, sino que hubo un “Stay at home” (Quédese en casa), pero un poco a criterio. Yo, por ejemplo, como soy directora de un laboratorio no estoy directamente trabajando con mis manos en el laboratorio. A toda la gente de los hospitales les han pedido que nos quedemos trabajando desde casa, los que podemos y cuando nos toca ir, vamos con turnos y con hisopados mensuales. Al comienzo de esta pandemia cuando uno iba al supermercado podía ingresar sin la mascarilla. Ahora, hay un cartel cuando vas al supermercado, te prohíben la entrada si no tenés el barbijo. Hay gente controlando que eso ocurra. Nosotros vamos del trabajo a casa y de casa al trabajo. 

-¿Y en la calle que ve? 
-La distancia social es más que distancia. En la ciudad en la que yo vivo es de casas bajas. Uno sale a la calle a caminar y puede salir sin barbijo en ese momento porque no se cruza con nadie. La actividad social ha disminuido. Se han abierto restaurantes, pero todos con protocolos estrictos: personas por mesa, afuera o adentro. En las carreteras se ve poco tráfico. No tanta cantidad como habitualmente. Y los chiquitos empezaron la escuela pero algunos todavía están desde la casa, o sea no es obligatorio.

- ¿Qué expectativa tienen con la cura, con lo que vendrá?
-La verdad que la cura no sabemos cuándo va a llegar de verdad. Acá todavía los casos siguen subiendo y en Europa también. La cura va a tardar, este virus va a quedar entre nosotros. Una cosa importante que sí se nota es que la mortalidad por el virus ha bajado. Eso no sabemos si tiene que ver también con algunos medicamentos que están usando, como por ejemplo el corticoide, la dexametasona, que a comienzos de la pandemia no se usaba (la droga que le suministran a Trump). Yo no creo que las vacunas salgan pronto, por más que las presionen, que presionen a las empresas farmacéuticas para que lo hagan, va a tardar. Creo que entre tanto va a haber algún paliativo que va a ayudar y uno puede ser el plasma, como se está demostrando que dándolo en momentos muy tempranos cuando el paciente se hospitaliza es efectivo, es eficaz. Porque no creo que esto sea inmediato y supongo que va a ser largo.