El inicio de la cumbre del Mercosur en Brasil estuvo signado por un saludo breve y distante entre el presidente Javier Milei y su par brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, un gesto que reflejó el clima político que rodea al encuentro regional. La escena se produjo durante la tradicional foto de familia, con las Cataratas de Iguazú como telón de fondo.

Allí, el mandatario argentino participó junto a los jefes de Estado del bloque del encuentro político de la cumbre. El intercambio protocolar, sin sonrisas ni diálogo extendido, entre Milei y Lula, evidenció las diferencias que persisten entre ambos líderes.

Javier Milei llegó a la cumbre con el objetivo de insistir en una mayor apertura comercial y en la necesidad de flexibilizar las reglas internas del Mercosur. La agenda del encuentro está atravesada por la búsqueda de una estrategia común frente al nuevo aplazamiento del acuerdo de libre comercio con la Unión Europea.

El tratado, que llevaba expectativas de ser rubricado en esta instancia, fue nuevamente postergado por decisión del bloque europeo. La demora responde a las objeciones de sectores agrícolas de países como Francia e Italia, que mantienen reparos sobre el impacto del acuerdo.

Saludo distante entre Javier Milei y Lula

 

El encuentro dejó expuestas las tensiones diplomáticas acumuladas en los últimos meses, atravesadas por diferencias ideológicas y declaraciones cruzadas, aunque ambos coincidieron en la necesidad de sostener la agenda regional.

     

Durante las deliberaciones, los países miembros intentan consensuar una postura firme ante Europa para evitar un nuevo estancamiento de un acuerdo que lleva más de dos décadas de negociaciones.

Para el Gobierno argentino, la cumbre representa una oportunidad clave para volver a plantear un Mercosur más flexible y orientado a la expansión del comercio exterior.