Una nena cordobesa de 11 años, Romina Oviedo, tenía que caminar tres kilómetros en subida para poder tener señal de internet y recibir la tarea que le enviaba su maestra.

Vive en una casa de campo, hecha de adobe, a 15 kilómetros de su escuela rural "Leopoldo Lugones", en la localidad de Lutti, en el Valle de Calamuchita. La llegada de la pandemia puso a prueba su compromiso por seguir estudiando.

Desde el 20 de marzo, cuando se decretó la cuarentena, la maestra Sandra Suárez y los chicos de cinco familias que acuden a la escuela dejaron de tener clases presenciales, como sucedió en todo el país. Los alumnos se quedaron en casa y empezó el desafío de estudiar a distancia.

La docente se tuvo que reorganizar e ingeniar para no perder el contacto. Lo hizo desde su casa en La Cruz, a 40 kilómetros de Lutti. “Les enviaba semanalmente la tarea por Whatsapp, y luego ellos me respondían con las actividades completas. Los llamaba para dar devoluciones” publica hoy Infobae.

Las clases virtuales empiezan a las 9 de la mañana y terminan cerca del mediodía. “Romina es la primera en establecer el contacto. Soy su maestra desde nivel inicial así que viví de cerca toda su evolución, conozco su varias habilidades: es muy inteligente y resolutiva”, dice Sandra.

En la rutina de la cuarentena, en pleno intercambio de ideas, una mañana Sandra escuchó al otro lado del teléfono a la mamá de Romina (Claudia, de 36 años) decirle: “«Dale Romi, que tenemos que volver a casa a preparar el almuerzo»". Perpleja por el comentario, le preguntó “«¿dónde están?»”, y la respuesta fue sorpresiva: “Acá en en la cima de la lomita, porque no tengo señal en casa para descargar las actividades".

La historia emocionó a un grupo de proveedores de Internet independientes que se unieron para llevarle el servicio a su casa. Los especialistas tardaron cuatro días trasladando todas las herramientas necesarias. Fue un viaje de cuatro horas, de las cuales dos fueron por rutas de ripio.

Con la conexión en casa, Romina estudia con agilidad y contenta: “Todo es más fácil, puedo llamar por videollamada a Sandra y lo que no sé ahora lo busco en Google, cosa que antes no podía”, dice la pequeña alumna.