Ignacio Bolognino es licenciado en biotecnología. Actualmente desarrolla su trabajo de investigación en el Laboratorio de Microbiología Aplicada, Biotecnología y Bioinformática de Levaduras (MABBlev) del Instituto Andino Patagónico de Tecnologías Biológicas y Geoambientales (IPATEC, CONICET-Universidad Nacional del Comahue). Luego de varias transiciones teniendo en claro su interés por la articulación público-privada, hoy lleva adelante un doctorado derivado de una interacción entre esos dos sectores. Otra historia de vida científica que transcurre por caminos menos transitados.

¿Qué estudiaste?

Estudié licenciatura en biotecnología en la Facultad de Ciencias Bioquímicas y Farmacéuticas de la Universidad Nacional de Rosario. Mi vocación comenzó desde muy joven (11 años) gracias a varias personas (sobre todo estimulado por el núcleo familiar), pero hubo 2 destacadas. Primero el biólogo Fernando Cuello, vecino de mi barrio en mi ciudad natal, Venado Tuerto, con el cual entablé una relación de amistad desde aquella época y que, de manera didáctica, me acercó al mundo fascinante de la biología. Solíamos pasar horas en su casa hablando y yo aprendiendo sobre temas de la naturaleza, dicho sea de paso una casa empapelada en bibliotecas con libros de lo más variopintos, por lo que al final de las conversaciones siempre me llevaba material académico para profundizar lo conversado. Recuerdo cuando me llevé un libro que trataba tópicos sobre genética, desde esa primera lectura supe cuál iba a ser mi profesión. En segundo lugar tengo un amigo de la primaria, Franco Pellegrini, con quien comprábamos todas las revistas de ciencia y tecnología de la época y siempre estábamos tratando temas de vanguardia imaginando cómo iba a ser el futuro.

Imagino que la ciencia también estaría presente en los juegos.

Todo se transformaba en un sinnúmero de ideas y proyectos: armar circuitos, fabricar pólvora para lanzar proyectiles, programar juegos de PC, separar gases elementales mediante pilas, modelar proyectos en 3D y más. Para esa época entonces me di cuenta que quería dedicar mi vida a la ciencia y la tecnología. Relato estas anécdotas porque creo que la formación profesional empieza mucho antes de la instancia académica. Son todas esas personas que, de alguna manera, estuvieron dando el puntapié de manera directa o indirecta y a ellos también hoy le debemos en agradecimiento nuestra formación profesional.

¿Qué idea tenías de tu futuro cuando comenzaste a estudiar en la facultad?

Cuando comencé a transitar la Universidad tenía claro que tenía cierta preferencia por el mundo empresarial. A medida que avanzaba en mi carrera decantaba en la idea de dedicarme a formar parte de alguna corporación. Por aquellos años (2008) me acerqué a hacer una pasantía de verano en la empresa ADVANTA semillas, allí descubrí cuán lejos está el mundo académico de los pormenores de la industria. Entonces se me ocurrió la idea descabellada de crear mi propio emprendimiento.

¿Cómo fueron esos comienzos?

En aquellos años aún no estaban estrenadas casi las palabras  entrepeneur, start-up, vinculación, incubadoras, coworking, crowfunding, etc. Con dos socios-amigos y colegas comenzamos el largo periplo (que queda para otra nota) de generar una start-up. Fue una época difícil, aún no estaban aceitadas las relaciones entre empresa-universidad-inversor lo que generaba una gran cantidad de inconvenientes que hacían muy magro el camino del emprendedor. Sin embargo fuimos aplicando pequeñas estrategias propias que nos permitieron avanzar a paso firme y constante.

¿Qué enseñanzas te dejo esa primera época?

Descubrimos que tener un emprendimiento propio no era tan difícil si uno logra dar los pasos correctos y no acobardarse en el camino. Hoy este emprendimiento es una Pyme funcionado (Oz), fabrica y vende productos de limpieza elaborados con materia prima de corte eco-friendly y busca desarrollar nueva materia prima a base de biotecnología. Por diversos motivos cada socio siguió su camino. El mío me guio al norte de la Patagonia.

¿Qué lugar de la Patagonia específicamente?

Me radiqué en la ciudad de Bariloche donde ingresé a trabajar en la empresa INVAP S.E. Dediqué casi 5 años a diversos proyectos en esta importante empresa, aprendí nuevas habilidades y sobre todo me desarrollé en áreas completamente diferentes a mis capacidades adquiridas académicamente.

Luego de transitar un camino diferente ahora estás haciendo un doctorado.

Comencé a prepararme para manejar proyectos de mayor envergadura. Hace aproximadamente 2 años se me presentó la oportunidad de trabajar en un proyecto conjunto entre la empresa del grupo Harmony S.A. y el IPATEC (CONICET-UNCo), en el cual tengo que optimizar y escalar la producción de un metabolito de interés comercial sintetizado por levaduras. Finalmente y por la profundidad de conocimientos que se necesitaban para el proceso, este proyecto decantó en un trabajo de doctorado el cual tuve la oportunidad de que me asignaran. Hoy disfruto plenamente de un proceso que comenzó cuando era aún un niño, siento que se conjuga todo lo que fui aprendiendo y hasta acá me encuentro satisfecho de investigar lo que me gusta, supongo que es esa la madre de todas las motivaciones.

¿Cuáles son tus reflexiones después de haber hecho este recorrido?

Hoy en día, y sobre todo en este contexto de pandemia, vemos que el mundo laboral pisó el freno y tomó una nueva dirección. Me refiero a que nos dimos la oportunidad de observar qué modelos eran imperativos y cuales estaban caducando arrastrados por los nuevos paradigmas tecnológicos. Sobre todo en ciencia, no estamos ajenos a estos cambios vertiginosos a los cuales tenemos la obligación de agiornarnos para sobrevivir a un mercado laboral cada vez más competitivo. En mi opinión hay que comenzar a salir de los antiguos moldes, de las recetas clásicas que les funcionaron a nuestros colegas predecesores. Hoy es necesario generar nuevas fuentes de empleo, nuevas ideas que atraigan oportunidades. Me gusta la idea de que la ciencia necesita ese desarrollo aplicado vinculado a la industria con necesidades soberanas.

 ¿Al finalizar la carrera habría que tomarse un momento para considerar los próximos pasos?

Nunca tuve incertezas de cuales eran mis objetivos. Creo que la decisión de tomar un doctorado, generar tu propio emprendimiento o trabajar para una empresa privada no se pueden tomar a la ligera, como si uno estuviese jugando una partida de dados. Es necesario reflexionar cautelosamente acerca de los pasos a seguir dentro de las posibilidades. Es verdad que cuando finalizamos la carrera queremos comenzar a trabajar y sobre todo generar ingresos, a veces por necesidad tomamos lo que primero se nos presenta. Lamentablemente recién estamos en la antesala de un camino muy largo de aprendizaje. Yo hice transiciones, como expliqué, por todos los ámbitos y todos tienen sus fortalezas y debilidades. De todos aprendí, adquirí herramientas y me siento profundamente agradecido.

 

Claudio Pairoba es bioquímico, farmacéutico y doctor por la Universidad Nacional de Rosario. Master en Análisis de Medios de Comunicación y Especialista en Comunicación Ambiental. Miembro de la Escuela de Comunicación Estratégica de Rosario y la Red Argentina de Periodismo Científico. Acreditado con la American Association for the Advancement of Science (Science) y la revista Nature.

 

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