Erizado y humedecido por el tacto placentero. Despierto por el frío, hinchado de emoción. Inflamado y viscoso por la leche que emana, estimulado por el hambre baboso de los hijos. El pezón es un símbolo de vida, pero de su parte más gozosa. Y conforma –un punto rosado replicado a ambos lados del pecho – una zona sexual. Así, con estos ingredientes, lo dibuja Erica González, alias Chun Li, en las pieles de mujeres y varones que por enfermedad o reasignación de género lo han perdido. También puede hacer crecer una flor o una enredadera inquieta donde se enraíza la cicatriz que dejan las operaciones. Y lo hace gratis, desde la sororidad y como una forma de agradecimiento al arte del tatuaje que practica desde hace más de 15 años. 

En diálogo con Rosario3, Chun Li contó sobre cómo se inició en el tatuaje y el despertar, hace 4 años atrás, de esta necesidad de acompañar a mujeres y varones que han atravesado la ablación quirúrgica de la mama (en general son mujeres que han padecido cáncer de mama y varones trans) en el sinuoso camino del reencuentro con un cuerpo diferente. Con su técnica virtuosa les regala un reflejo estético a torsos aguerridos, la posibilidad de asomarse a un espejo con los ojos bien abiertos.

—¿Cómo es la técnica del tatuaje de pezones?

—Técnicamente es copiar de la forma más parecida al pezón que tiene o que tuvo realizándolo en estilo de Realismo color de tattoos. Se toma en cuenta forma, posición, ubicación sobre todo, y pigmentación.

—¿Cuándo y cómo empezaste a hacer este tipo de trabajo?

Comencé hace unos 4 años. Fue una idea que siempre estuvo en mí latente, inspirada por Marcela Guardiola, una tatuadora amiga de Curitiba Brasil, que desarrollaba esa propuesta. Ella iba a los hospitales y sanatorios ofreciendo su servicio. Esto fue por el 2010 cuando la conocí en uno de mis tantos viajes para allá a tatuar y plantó en mí una semilla. Como toda idea que debe ser tomada con responsabilidad y no por publicidad como hacen muchos, debía ser el tiempo en que yo me sintiera fuerte para acompañar y ofrecer este servicio.

—¿Cómo se vincula el arte del tatuaje con la enfermedad?

—El arte del tatuaje además de mi profesión es mi motor vital, pudiendo después de tantos años de experiencia, darme cuenta que necesitaba devolver un poco de todo lo que este arte me dio, algo significativo e importante en la sociedad. Quiero aclarar que no solo es para la enfermedad de cáncer, la propuesta es hacia toda persona que necesite reencontrarse con su identidad, afectada ya sea por la enfermedad o por reasignación de género.  Mujeres que hayan atravesado esta enfermedad con mastectomía parcial o bilateral o chicos transgénero con cirugías de mastectomía para quitar sus mamas.

—¿Qué te dejan estas personas?

—Puras enseñanzas, son diferentes los casos y sus historias pero es un mismo sentido y deseo, sentirse uno mismo reencontrarse con una misma/o y eso lleva un proceso muy grande de aceptación de lo atravesado por cada una, que a veces lleva mucho tiempo hasta el momento que llega al estudio.

Todo esto me deja ejemplos de fortaleza, de amor propio. La responsabilidad que adquiere mi trabajo es aún mucho más significativa y mucho más fuerte por toda la carga que conlleva.

—¿Qué le aporta este tatuaje a una mujer que ha atravesado una mastectomía?

—Creo que es el pezón el que tiene la carga de todo, es una parte del cuerpo que es un símbolo de identidad, intimidad y hace a su ser sexual. El tattoo aporta la reconstrucción de todo eso, el poder resignificar. Los pechos y el torso son en nuestra cultura un símbolo muy fuerte de identificación sexual. Por eso tiene esta gran importancia el no estar, ser un pecho sin pezón es como la pérdida simbólica de alguna manera de todo eso. Aunque no lo sea.

Muchas personas me han contado que no se pueden ver al espejo ni en su propia intimidad, y cuando vuelve a estar, aunque sea un tatuaje pequeño (hablándolo técnicamente), una representación de algo que estaba, vuelve a adquirir ese poder. Es un momento muy fuerte y lindo que comparto como testigo de un reencuentro de esa persona consigo misma.

—¿Cómo fue tu camino? ¿Cómo es que te convertiste en tatuadora?

Mi camino fue seguramente como el de toda mujer en las profesiones de “hombres”. Difícil y lleno de obstáculos. Empezamos a romper tabúes, haciéndonos lugar. Creo que todo eso marcó mi forma de trabajo y esfuerzo.

Lo hice gracias a mi viejo (hace 15 años atrás, saliendo apenas de los 90’) que creyó en mí, más allá de sus ideales para su hija mujer. Sin un muy buen pasar económico, ganó un número en la quiniela y cumplió su promesa que si ganaba algo con eso me compraría la máquina de tatuar y así empezó todo.

Tuve trabajos malos como la mayoría, de muchas horas y mal pagos de dónde viene el sobrenombre de Chun li. Trabajaba en un ciber y quedó por una publicidad de internet. Vengo del dibujo animado e ilustración que desarrollé para cine y televisión durante 8 años y, paralelamente, estaba aprendiendo a tatuar solo haciéndolo con amigos y arriesgados. Por eso mi estilo de trabajo tiene que ver mucho con ese mundo y esa esencia de colores y composiciones.

Desde hace ya varios años voy viajando por todo el mundo, recolectando experiencias y trabajando en muchos estudios importantes de Europa, teniendo base en mi querido estudio Chun Li tattoo (Mitre 772, planta alta).

—¿Hay alguna experiencia que te haya conmovido o movilizado de alguna forma especial?

—Todas las experiencias me marcaron pero, hay una en particular que fue la de V. Ella compartió conmigo el proceso de reconstrucción de su propio valor personal en general. Ella tiene una mastectomia bilateral, con mala praxis, infección de por medio y situaciones muy difíciles de atravesar. Una mujer hermosa, profesional e intelectual, una luchadora. Había empezado solo con la idea del pezón y ella misma se dio cuenta que quería algo más grande y bello que contuvieran sus mamas: flores en el lugar de los pezones. Y lo quiso continuar por todo el pecho, ella floreció con este proyecto y me hizo muy feliz acompañarla, contenerla, que me enseñe lo importante que es salir adelante pese a la realidad que se viva. Un ejemplo de vida y lucha interior.

—¿Por qué no cobrás la reconstrucción de pezones?

—Es una forma creo, hasta psicológica, de ayudar a estas mujeres y disidencias a realizarlo. Para que sea igualitario y estar a disposición de toda persona sin que tenga poder adquisitivo. Creo que como mujer y en estos tiempos de cambios sociales, la sororidad tiene que venir con acciones en la vida real y salir como palabra de moda que se repite en las redes sociales. Que el compromiso o militancia de una convicción viene desde lo que una pueda dar en la realidad, desde lo mínimo q una pueda hacer, puede lograr un gran cambio aunque sea para pocos.