El vuelo 100 de Virgin fue el primer vuelo transatlántico del mundo que utilizó combustible de aviación 100% sostenible en un avión comercial y le valió a la aerolínea y a sus socios un premio de más de un millón de dólares del gobierno británico por sus esfuerzos.

La ruta que siguió la aeronave unió el Aeropuerto de Heathrow, en Londres, con el JFK de Nueva York en 7 horas y 15 minutos, aproximadamente 35 minutos menos de lo previsto antes de iniciar el despegue. Según dio a conocer el medio estadounidense Usa Today, el vuelo se desarrolló con un servicio de cabina estándar, fue como un viaje regular a través del Atlántico en un Boeing 787.

"Este vuelo es muy importante porque nos muestra que podemos llegar hasta el final", dijo Alastair Blanshard, líder de aviación sostenible de la consultora ICF, uno de los socios que ayudó a organizar el vuelo. "Es fácil demostrar que una tecnología funciona en un laboratorio, pero demostrar que funciona las 24 horas del día durante más de 20 años es un desafío muy diferente".

Si bien el vuelo de Virgin Atlantic puede haber demostrado que una aviación más sostenible es técnicamente posible, los ejecutivos y expertos de las aerolíneas a bordo reconocieron que la industria no está lista para convertirse de la noche a la mañana en todos los ámbitos.

Hasta ahora, varias aerolíneas de todo el mundo lo habían empleado numerosos vuelos, pero siempre en trayectos más cortos o en un porcentaje bajo respecto al total del queroseno. "Todavía queda un largo camino por recorrer, simplemente no hay suficiente combustible de aviación sostenible", aseguró Branson. El vuelo de regreso al aeropuerto inglés se realizó con combustible tradicional.