Ocurrió este lunes feriado por la tarde cuando la policía registró un llamado telefónico informando sobre una violación grupal en el barrio porteño de Palermo Soho, en Serrano al 1300, entre Niceto vega y Cabrera. La víctima está bajo observación médica y los resposables, detenidos. 

Después del llamado que alertó lo ocurrido, los oficiales llegaron al lugar de los hechos y encontraron a cuatro jóvenes de entre 20 y 24 años abusando sexualmente de una mujer de 20 en el interior de un Volkswgen Gol color blanco. Mientras que otros dos, cómplices,  haciendo de campana.

La víctima estaba casi inconsciente, sin embargo pudo gritar que al menos cuatro personas la habían violado. De inmediato se activó el protocolo correspondiente y la joven fue trasladada por Same al hospital Rivadavia dónde fue atendida y contenida por un equipo interdisciplinario.

¿Quién denunció y qué había en el auto?

“La persona que hizo la denuncia es una mujer que trabajaba en un comercio de la cuadra. Primero vio a los chicos fumando y tomando algo en las inmediaciones de su negocio, pero después notó que el auto blanco empezó a moverse muy bruscamente. Ahí, se acercó y vio que estaban turnándose para abusar de una joven que estaba dentro del vehículo”, contó una testigo a Infobae.

La mujer refirió que cuando la Policía llegó al lugar y rescató a la chica abusada, ella gritaba desesperadamente y dijo: “Me dieron algo para tomar”. “Estaba como perdida, no sabía cómo había llegado ahí. Los otros seis estaban muy pasados”, acotó.

Durante el tiempo que duró la violación, por el lugar pasaron muchas otras personas teniendo en cuenta la zona, el horario y la fecha. Sin embarg, ¿a nadie más le llamó la atención la situación? ¿Solo una mujer notó que algo estaba pasando?

Según se conoció, en el interior del VW Gol blanco se encontraron cuatro envoltorios con picadura de marihuana (un poco más de 11 gramos), una pastilla de LSD y siete celulares. Todos los elementos fueron secuestrados por la Policía de la Ciudad. Nada, absolutamente nada puede justificar lo ocurrido. Ni fumar porro, ni consumir pastillas, ni tener alcohol en sangre. Seis personas planearon violar sistemáticamente a una joven de 20 más allá del consumo de sustancias. Lo llevaron a cabo con total impunidad porque pudieron, porque pueden.

Un error frecuente en casos como el ocurrido es tildar de violación en manada, cómo si los violadores fuesen bestias o animales. Borrando así su capacidad de razonar, de pensar antes de actuar, de reconocer los derechos ajenos. Manada disminuye la responsabilidad de las personas que conscientes, es decir en pleno uso de sus facultades mentales, deciden apropiarse de la vida, el cuerpo, la psiquis y el deseo de otra, otra que casi siempre resulta ser mujer.

La esquina de Serrano y Niceto Vega se pobló de vecinos que tras conocer lo ocurrido se acercaron para sacar fotos y grabar videos mostrando a los seis hombres que organizaron la violación la chica. Se escuchan gritos, insultos y enojos. Incluso quedó registrada la perversidad de los acusados que respondían con un “dale, filmame”.

Polémica en redes sociales

Todo se viralizo de inmediato. Incluso las cuentas de Instagram dónde puede conocerse más sobre la vida de los seis violadores de Palermo. Militantes políticos, con estudios pero sin educación. Con un nivel de vida que les permitió hasta el momento realizar viajes por el país pero le imposibilitó conocer los derechos de las mujeres.

Dentro de la polémica de redes sociales, se instauró una pregunta clásica: ¿Por qué no se muestran los rostros de los responsables?

En muchas ocasiones es necesario que las víctimas realicen un reconocimiento del supuesto agresor, lo cual significa una importante prueba en el desarrollo del caso. Si no se tapa el rostro de los detenidos y este es captado por un medio de comunicación, el abogado defensor de esta persona puede alegar que los afectados lo reconocieron por dichas imágenes y no precisamente por haber sido quien cometió el delito, lo cual anularía el reconocimiento y perjudicaría a la víctima.

Claro que es injusto. Claro que provoca enojo que siempre se conozca más de la persona perjudicada que de quiénes infringieron la ley. Sin embargo es la forma en la que funciona el sistema y la justicia y nadie quiere agrandar el daño.

No es el lugar, no es la hora. Es el desprecio hacia las mujeres, la falta de educación sexual y la ausencia de políticas públicas que cuiden y garanticen que todas y cada una de las mujeres lleguen sanas y salvas a su casa. 

La víctima continúa siendo atendida, mientras los seis acusados permanecen en una comisaría de la Policía de la Ciudad, a la espera de ser citados a indagatoria por la Justicia.