El calendario marca una etapa que solía traer alivio a las ferreterías. Entre el aguinaldo y el clima de fin de año, los comercios que venden herramientas, materiales y suministros para la industria, la construcción y el mantenimiento del hogar históricamente encontraban en diciembre y enero meses de mayor movimiento. Pero en 2024 y 2025 eso no ocurrió. Los clientes dejaron de entrar y en el sector lo viven con angustia.
“Generalmente, a esta altura del año estábamos contentos porque eran meses buenos. La gente tenía ganas de pintar la casa, arreglar el jardín, compraba medias sombras, mangueras, tejidos mosquiteros, y todo eso traccionaba un poco a que se venda más. Pero este año vino muy duro. Prácticamente el aguinaldo no lo vimos, como tampoco el de mitad de año ni el del año pasado. Desde ahí venimos arrastrando el problema”, resumió Sergio Angiuli, presidente de la Cámara de Ferreterías y Afines de la República Argentina, quien le puso números a la caída de las ventas: “La facturación cayó un 10 por ciento, y eso es mucho porque estamos con márgenes muy ajustados”.
Una cadena larga que empieza a resentirse
En diálogo con Punto Medio (Radio 2), Angiuli explicó que la preocupación excede al mostrador del negocio de barrio. “Nuestro sector completo está pasando por un momento difícil y tratamos de visibilizarlo porque no sólo representamos al ferretero, que es el último eslabón de la cadena, sino también al fabricante, al distribuidor y al importador. Es una cadena muy grande y hay que prestarle atención porque después otros sectores se ven afectados”, señaló.
La ferretería, remarcó, es un nodo clave de la economía cotidiana. “Somos proveedores de la industria, de la construcción y de los oficios. Gasistas, carpinteros, electricistas. Cada pieza de este dominó que se cae, lamentablemente va haciendo caer a las demás. Y este sector ha tenido un año muy duro”, advirtió.
Para Angiuli, el diagnóstico central es claro y se repite en todo el país. “La gente no tiene dinero. En otros años, el consumo se activaba con pequeños gastos vinculados al hogar: pintura, arreglos, jardín. Pero este año eso no pasó”.
Márgenes al límite
A diferencia de otras crisis, el problema ahora no es la falta de productos. “Hoy todo lo que la gente necesita para construir o arreglar su casa está disponible. No hay faltantes. Pero falta el dinero, que lamentablemente la gente ha usado, en general, para cubrir deudas con tarjeta y no para destinarlo a la ferretería como lo hacía antes”, explicó.
La consecuencia directa es la baja sensible en los números del sector, que podrían dar lugar a otras más graves. “Esto es un resfrío que, si no se trata, después se transforma en gripe. Ya hay comerciantes que destinaron sus ahorros para pagar salarios; otros para pagar impuestos; y hay otros que están endeudados con la AFIP porque no pudieron presentar Ganancias. Primero se queman los ahorros pensando en recuperarlos luego. Pero el paso dos es quedarse con menos personal. Y el paso tres, directamente cerrar”, advirtió.
La construcción, a la baja; la importación y el contrabando, en alza
La parálisis de la construcción también se siente con fuerza en el sector. “En Rosario hay algo de construcción en edificios, pero no lo que debería. La que más llega a la ferretería de barrio es la que hace el propio cliente minorista: cuando agranda una habitación, levanta una casa o construye en su terreno. Eso se terminó”, afirmó.
Y recordó que la construcción moviliza múltiples rubros. “Cuando un cliente construye, no sólo compra materiales: pintura, grifería, electricidad, todo pasa por la ferretería. Cuando no tenemos ese cliente, la venta baja. Y ahí está una de las razones por las que este año ha sido tan duro”.
Otro de los problemas que se profundizó en este último tiempo es el ingreso de maquinaria y herramientas falsas a través de plataformas online. “Estamos viendo mucho problema con gente que trae directamente maquinaria por plataformas y que son falsas. Nosotros ya lo denunciamos”, señaló Angiuli, quien además participa como consejero en una comisión de CAME.
“Entra mercadería por contrabando y adulterada. Hemos mostrado artículos idénticos al original, pero que por dentro son adulteraciones completas. Después, cuando al poco tiempo dejan de funcionar, esas personas van al comercio de cercanía a buscar un repuesto y no existe. Y el impacto es doble, porque el consumidor no puede volver a comprar porque no hay dinero, y el comerciante no lo puede vender. Pierden los dos”, resumió.
Esperanza y un pedido para mover la rueda
Pese al contexto actual, Angiuli apela a una cuota de expectativa para 2026: “Tengamos confianza en que el consumo se reactive, pero necesitamos ayuda”. Y entre las medidas reclamadas, el sector apunta a una herramienta concreta. “En nuestro rubro, por ejemplo, no existe la posibilidad de brindar seis cuotas sin interés. Y es una pena, porque cuando había inflación de dos dígitos existían las cuotas; y ahora que está prácticamente controlada, podríamos tener seis cuotas sin interés o doce con un interés mínimo”, planteó.
Salvo excepciones puntuales, esa posibilidad no está disponible. “Eso ayudaría muchísimo a que la gente pueda ir a comprar un balde de pintura a la ferretería y pagarlo en tres cuotas. Son medidas simples que podrían dinamizar el consumo”, insistió.
Angiuli cerró con una comparación elocuente: “Sé que en otros sectores la economía funciona bien; si estuviéramos cerca de Vaca Muerta no nos estaríamos quejando. Pero es una pena que a nuestro sector no se le dé la atención que corresponde, porque la cadena de valor ferretera genera cerca de 300.000 puestos de trabajo directos e indirectos entre comerico, industria, distribución, servicio técnico, transporte y otros”.



