Historias de bateristas capaces de trascender la butaca y los parches hay unas cuantas. Pero pocos –poquísmos– empardan la jerarquía (y el currículum. de Carl Palmer.

El músico integró The Crazy World of Arthur Brown, Atomic Rooster, King Crimson, Yes, Asia y Emerson Lake & Palmer (ELP).

Y si bien su primer instrumento fue el violín, a los once le regalaron una batería. Su vida cambió. Las bases (literalmente) del rock lo harían con él unos años después. Se volverían “progresivas”.

Palmer, que está a semanas de cumplir 67 años, dejó su Birmingham natal a los 15. Terminó la escuela un viernes y el lunes siguiente ya se había mudado a Londres “para tocar”. No paró.

“Es lo que me mantiene vivo. Aún me da un enorme placer y, para ser honesto, siento que aún no he alcanzado mi techo”, confió.

Con Carl Palmer ELP Legacy desembarcó el último miércoles en el teatro El Círculo, Lo acompañaron Simon Fitzpatrick, en bajo, y Paul Bielatowicz, en guitarras.

Antes de tocar en la ciudad, escribió algunas respuestas para Rosario3.com.

—¿Cómo recuerda ese primer encuentro con Keith Emerson y Grag Lake, y qué lectura hace a la distancia de lo que lograron con trío?

—Yo ya había estado en dos bandas muy reconocidas como The Crazy World Of Arthur Brown y Atomic Rooster, y unirme a Greg Lake y Keith Emerson representaba un gran desafío. Pero escuché algo cuando audicionamos juntos. Había química ahí. Magia en la música. Y hoy estoy contento con esa decisión. Fuimos tildados de “supergrupo” porque todos teníamos un reconocimiento previo en la industria, pero eso es una espada de doble filo. En un sentido, es como ser “el hijo del padre rico”: el camino está allanado porque tenés una fama previa, pero estás obligado a cumplir con una expectativa mayor que alguien que recién empieza.

—Junto a ELP registraste en la primera mitad de los ’70 los discos Emerson, Lake & Palmer, Trilogy, Tarkus y Brain Salad Surgery. ¿Hay alguno que consideres “especial”?

Brain Salad Surgery siempre ha sido para mí el punto más alto de ELP. Fue nuestro disco más trabajado y musicalmente más osado. Al mismo tiempo, tuvimos varios hits en él. Y la gira, en verdad nos puso en la cima. Hacíamos shows que la gente nunca olvidaría. Eso lo escucho todo el tiempo de los fans: que el tour de Brain es algo que recordarán por siempre.

—¿Qué podés adelantarnos del show de este miércoles?

—Podés tener una buena idea si ingresás a mi web. Toco con esta agrupación desde 2001. Somos una versión distinta de ELP: no hay teclados. Las partes de los teclados se tocan con la guitarra. Imaginate a ELP con alguien como Joe Satriani o Steve Vai en vez de Keith en los teclados; así es cómo sonamos. Tocamos los éxitos instrumentales de ELP. Habrá material de todos los discos y todos los éxitos, y numerosas sorpresas y proyecciones a lo largo del recital. Son filmaciones breves que hicimos para las canciones.

—¿Cuál el lugar que creés merecer en la historia del rock?

— No lo entiendo en el sentido de “lo que merezco”. Me fue concedido el don de hacer música. Música que le gusta a la gente. Y creo que es para lo que nací. Entonces, sigo tocando. Tuve mucho éxito, pero fue producto de un arduo trabajo que no siempre resultó divertido. Este “negocio” tiene la misma presión que otros y a veces es incluso mayor. Pero si amás lo que hacés y sos bueno en ello, perdurás.

—Fuiste parte de distintos grupos, desde The Crazy World of Arthur Brown y Atomic Rooster hasta Asia, gestaste ELP Legacy hace 15 años y en todo este tiempo, acompañaste la evolución del rock como género

—He sido muy afortunado. Alguien me dijo que soy el único baterista que estuvo en tres bandas distintas que tuvieron canciones que llegaron al número uno”. Es grandioso tener éxito y lo agradezco, pero para mí la música tiene que ser intensa y apasionante. Y todas esas bandas me hicieron experimentar eso.

—¿Hay algún anhelo pendiente?

—Ahora que Keith y Greg ya no están, es mi prioridad es mantener viva la música de ELP, difundirla. Es por eso que tomo esto tan seriamente. Para mí, cada noche es la más importante de mi carrera. Tenés que dar el 150 por ciento si querés que eso salga bien. Y, por supuesto, siempre quiero eso.