Pink surgió como artista en un momento en el que en Estados Unidos parecía que la músca que llegaba dependía de qué tan sexy era la cantante de turno; y muchas veces se refirió a ello en sus canciones. Esta semana volvió a dar cátedra en los premios MTV. El disparador fue la preocupación de su hijita de seis años por su apariencia física.
Después de recibir el premio Michael Jackson, la cantante contó que un día, cuando llevaba a Willow a la escuela, la nena le dijo: "Mamá, soy la nena más fea que conozco. Parezco un chico con pelo largo".
Pink se quedó muda. Cuando llegó a su casa, armó una presentación en Powerpoint (sí, Powerpoint) con fotos de rockstars conocidos por su look andrógino como Prince, David Bowie y Annie Lennox.
Cuando su mamá le preguntó cómo la veía ella, Willow le respondió que era hermosa.
“La gente que se ríe de mi me dice que parezco un hombre, que soy muy masculina, que tengo demasiadas opiniones, que mi cuerpo es muy fuerte –compartió Pink la conversación en el escenario– ¿Ves que me dejo crecer el pelo? ¿Cambio mi cuerpo o la forma en la que me presento al mundo? ¿Ves como vendo entradas para recitales en todo el mundo? Nosotros no cambiamos, ayudamos a las otras personas a cambiar para que vean más formas de belleza”.



