La masonería lleva más de 160 años en Rosario. Es única en el país, ya que se mantiene de forma ininterrumpida a través de la Logia Unión N°17, la más antigua existente hasta estos días. En 1860 fue su fundación,  tiempos que Rosario se erigía ciudad. El templo Masónico donde se congregan sus “hermanos” se encuentra en Laprida 1027, pleno casco histórico de la ciudad, inaugurado en 1892.

Su fachada, que era de estilo francés, similar al teatro El Círculo, hoy se ve diferente. Desde afuera sólo parece un local comercial a la calle, de modernas puertas vidriadas, esmeriladas, con las figuras de la escuadra y el compás. En el hall de ingreso se pueden ver dos columnas que anteceden a un portón de madera tallado. Ambos, se sostienen desde los orígenes del inmueble. Como premonición de lo que vendría muchas generaciones después, en las dos hojas del antiguo portón impoluto se destacan talladas en la madera las figuras de dos mujeres con niños.

A lo largo de la historia de masones rosarinos, recién 10 años atrás comenzó a existir, formalmente, la masonería de mujeres, con una primera logia que no continúa activa, anterior a la "Flora Tristán". Hasta entonces, sólo participaban en actividades como "mujeres de masones".

El portón antiguo pero en buen estado, que se preserva en el hall de ingreso (Ana Isla/Rosario3)

Lorena Ferrand y Flavia Turello son dos de las maestras masonas, quienes con mucha alegría abrieron las puertas a Rosario3 para dar cuenta de su joven historia, esta que aún se está escribiendo. Ambas, vestían de negro, “para mostrar igualdad dentro del templo, sin importar qué profesión u oficio hace cada una puertas afuera”, y dieron a conocer el predio que comparten con todo el resto de la masonería rosarina. 

Actualmente son 12 las logias masculinas que continúan activas, y solo dos son femeninas. La logia femenina Nº10 “Flora Tristán”, de la que forman parte Lorena y Flavia, es la logia de mujeres más antigua de la historia de la ciudad, nacida el 16 de enero de 2016. Y luego de ésta, se fundó otra que trabaja por su cuenta bajo el nombre “Flor de Lis”, que pertenece a otro Oriente.

A fuerza de expresar sus propios deseos a los masones, forjaron las primeras logias de mujeres. Las “Flora Tristán” se definen librepensadoras, muchas de sus integreantes son parte del colectivo feminista, al igual que lo fue Flora, la intelectual francesa, una de las impulsoras del movimiento. Cabe aclarar: aunque muchos las nombren “masonas”, ellas se identifican como masones “de masonería femenina”.

El templo

Por el largo corredor de ingreso se exponen como en un museo varios bustos de los próceres más renombrados del país como José de San Martín, Domingo Sarmiento, Bartolomé Mitre. Hay cuadros con fotografías de antiguos masones y sus mujeres, papiros llenos de firmas de logias pasadas, placas de otras culturas como la egipcia, un mármol triangular con las letras hebreas para referirse a dios (sin nombre). La sala primera a la que se arriba es un sencillo comedor con una mesa amplia junto a un patio interno. Allí es el lugar de “previa” y de ágape posterior, donde la masonería femenina disfruta de una comida luego de cada congregación.

Allí se puede ver un cartel con el cronograma de horarios de cada una de las 14 logias que activan en el templo. Y aunque le dicen de esa manera, y se refieren a sus compañeros como “hermanos”, Lorena advirtió que esto no es una religión: “Es una escuela filosófica, donde venimos a desarrollarnos intelectualmente, pero también espiritualmente. Y se respetan las creencias de cada masón. Por eso en cada encuentro, ponemos en el altar la Constitución nacional y la Biblia cristiana, pero puede ser la Torá o cualquier libro sagrado. Eso cambiará según la logia y el país. La libertad de fe es una base fundamental”.

La Unión n° 17 de Rosario, cien años atrás, de masones junto a sus mujeres. (Ana Isla/Rosario3) 

Al igual que toda logia masónica, la femenina estudia, desde sus pilares, la filosofía, la filantropía y el progresismo. Y forman parte de la entidad que nuclea a varias logias, llamada Gran Oriente Simbólico Femenino de la República Argentina (Gosfra). “Actualmente hay activos unos 12 mil masones en Argentina, de los cuales, más de 200, somos mujeres”, indicó Flavia. Estos números ponen en perspectiva la odisea de estas mujeres, quienes están escribiendo de cero una historia femenina en medio de una tradición milenaria masculina. 

Sobre su propia logia, Lorena explicó: “Para crear una logia hay que ser siete como mínimo. Nosotras hoy somos 14, y seguimos siendo pocas. Ocurre que cuando alguna es mamá, se licencia, es más complicado para nosotras participar que para los masones varones. Cada logia que se arma, es como si construyéramos una nueva columna del templo. Nosotras somos la número 10, y eso significa que eran nueve antes de nosotras, y hoy son más de 20 logias femeninas, en todas las provincias, mientras que las logias de varones ya llevan un conteo por arriba del número 500”.

A un costado de la sala, Flavia prendió las luces del salón continguo. Al abrirse la puerta, fue como penetrar a un mundo paralelo. El techo pintado como un cielo y abajo, muebles triangulares de madera y paño rojo, estrado y altar, sillones en filas en ambos costados y candelabros largos que generan una foto parecida a las legislaturas. Una reminiscencia fílmica de David Lynch, una especie de sueño inexplicable , con el suelo de granito blanco y negro, que además de emular un ajedrez, también cuenta con figuras triangulares equiláteras.

La escuadra y el compás antiguo sobre el altar, y junto a una Biblia y una Constitución (Ana Isla/Rosario3)

Al ingresar, Lorena y Flavia se apoyaron en el altar principal, al centro del salón, donde estaban la Biblia y la Constitución junto a un compás antiguo de hierro y una escuadra de madera. Desde allí comenzaron a relatar algo de su liturgia: los viernes, cada 15 días, una de las maestras trae un tema estudiado para compartir con las demás, quienes escuchan con respeto, y una vez que terminó, cada una puede aportar, sin confrontar, cada cual a su turno. A esas reuniones, todos los masones los llaman “tenidas”.

"En cada tenida, una de las maestras presenta el tema –comentó Lorena– y el resto de las hermanas vamos guiando a las que recién arrancan, que son aprendices. Un término que nos queda desde los tiempos de los constructores, los primeros masones que construían catedrales y edificios. Eran picapedreros, albañiles y arquitectos. Ellos construyeron las primeras ciudades en Europa, y así fue que entraron en contacto con gente de otras culturas y de otros orígenes, para aprender de ellos sus saberes, y por eso hay masones de cualquier religión. Esa masonería fue mutando a la que es hoy, que nos quedan de manera simbólica los elementos de la construcción: la escuadra es la rectitud, y el compás traza los límites del ser humano". 

Por su parte, Flavia añadió: "El objetivo es el perfeccionamiento interno al nutrirnos de las ciencias y después, cuando una es mejor persona, va a volcarlo al mundo para que éste sea mejor. Los libros que estudiamos tienen que ver con la filosofía, la arquitectura, la matemática". 

Los autores que leen son Oswald Wirth, Jorge Adoum y Aldo Lavagnini, pero también a Platón y Aristóteles. "Si bien estos tres textos hablan propiamente de masonería, somos una escuela filosófica. Entonces siempre vamos a estar volviendo a los orígenes. Así se formaron los Boy Scouts, la Cruz Roja, Rotary Club, y muchas otras entidades que los masones formaron para reparar el mundo", apuntó.

"El gran maestro fue Roque Saenz Peña. Los presidentes de los orígenes del país eran todos masones: recordemos que los libertadores del Rio de la Plata, como San Martín eran de la logia 'Lautaro', quienes traían las ideas de la Revolución Francesa de libertad, fraternidad, e igualdad. Nosotros adaptamos estas ideas desde entonces, y las sostenemos hoy en día", remarcó.

Consultadas sobre cómo se acercaron a la masonería, ambas precisaron que el recorrido es singular. “Cada una viene con una inquietud diferente. En mi caso, tenía un familiar que era masón. Pensaba que era solamente para hombres, y me enteré que había una masonería femenina. Entonces me acerqué”, recordó Lorena, quien está vinculada desde 2015, antes de la creación de esta logia.

Flavia por su parte aseguró: “A mí me gusta mucho la historia. Cuando era chiquita leía los manuales. Y después, averiguando de qué se trata, me dijeron que era solamente para hombres. Hace seis años me enteré que habían logias femeninas, y ahí me acerqué sin dudarlo”.

Los masones de ayer y los de hoy

En la historia, la masonería se ha vinculado a poderosos de la política, los negocios, la ciencia y las artes, ya que los conocimientos sobre el mundo no eran para toda la sociedad. Acceder a la educación escolar era hasta hace dos generaciones, un "privilegio de clase". Pero al igual que muchas otras cosas, los masones supieron cambiar con la modernidad, y si bien no todos sus conocimientos son compartidos, y queda la discreción entre sus valores de antaño, hoy lejos está de ser una congregación para unos pocos.

“En otro momento de la historia el ingreso era más restringido porque tenía que ver con cuestiones de poder, pero hoy en día ingresa cualquier persona que sea libre y de buenas costumbres. No venimos a debatir sobre religión y tampoco sobre política. Y como la igualdad es uno de los pilares, no importan ricos ni pobres”, observó Flavia.

Flavia y Lorena se visten de negro al igual que en cada "tenida" para mostrar igualdad. Posan delante del portón histórico (Ana Isla/Rosario3)

Quién fue Flora Tristán y la postura de esta logia de mujeres

Cuando se formó esta primera logia femenina de Rosario se pensaron varios nombres de mujeres para bautizarla. La historia de Flora Tristán (1803-1844) tenía todos los condimentos para ser la indicada, ya que ella fue una incansable intelectual y luchadora por la igualdad social, considerada una de las grandes fundadoras del feminismo temprano. Y como no podía ser de otra manera, ella también era masón.

Francesa de ascendencia peruana, su nombre completo fue Flora Celestina Teresa Enriqueta de Tristán y Moscoso. Era hija no reconocida de un coronel de Arequipa, aunque una versión indica que su padre verdadero fue Simón Bolívar.

De pequeña se mudó a París, donde luego debió casarse por arreglo con un hombre muy violento que la persiguió toda la vida. Tuvieron tres hijos, uno falleció. Su única hija mujer (tuvo también tres varones), de nombre Alina, fue luego madre del reconocido pintor posimpresionista Paul Gauguin.

Lorena Ferrand destacó que “Karl Marx nombra a Flora en El Capital, porque ella luchó en esos tiempos por los der de los obreros con los sindicatos”.

Flora escribió un diario de viajes acerca de sus experiencias en Perú. El diario fue publicado en 1838, como Pérégrinations d'une paria (Peregrinaciones de una paria). De regreso a Francia, emprendió una campaña a favor de la emancipación de la mujer, los derechos de los trabajadores y en contra de la pena de muerte.

Logró la separación legal de su marido, quien por eso intentó asesinarla en septiembre de 1838, disparándole en la calle. Por esto Flora ganó notoriedad en la prensa, y logró así que su ex marido permaneciera preso por el intento de asesinato, sumado a un intento de violar a su hija.

Flavia aseveró sobre la historia de Flora: “es una verdadera novela turca, es increíble realmente todo lo que le pasó. Como si no tuviera otra cosa se puso a luchar por el derecho de los trabajadores en fábricas. Esa lucha es a que nos identifica, en las adversidades que tenemos todas las mujeres.

Y Lorena amplió: “Justamente la elegimos porque acá no es tan reconocida como otras mujeres destacadas, como Juana Manso”. Tal es el nombre de la logia de mujeres de la ciudad de Santa Fe.

Feministas

En su postura de logia femenina, ambas aclararon su independencia de los masones varones: “Trabajamos independientemente de las logias masculinas. Hemos hecho recorridos con ellos en eventos públicos (llamadas ‘tenidas blancas’) como Noche de los Museos, Open House y los recorridos del cementerio El Salvador”. Nos preguntan muchas veces por qué no somos logias mixtas. Y en este momento no nos interesa ser mixtos. En Buenos Aires hay, no es algo que se nos ocurra por ahora, pero no nos interesa”, subrayaron.

"Estamos abiertas a sumar a toda diversidad que se considere mujer, aunque no se ha acercado nadie al momento. No se pone en tela de juicio que se auto perciba mujer. Son nuevas situaciones que vamos encontrando, estamos abiertas a los cambios de la época”, indicaron.

Flavia recordó que “el Día de la Mujer, 8 de marzo, hemos marchado con organizaciones. El feminismo nos atraviesa. Aún no hemos trabajado el tema un viernes, pero es posible. Llamarnos Flora Tristán es pensarnos como ella”.

En Santa Fe la logia Juana Manso nació con la ayuda de las mujeres de la logia rosarina. Hay logias femeninas en todas las provincias, y de manera similar al Encuentro Plurinacional de Mujeres y Disidencias, anualmente se encuentran entre todas en alguna provincia. De las más de 200 mujeres activas, van varias de cada provincia para reunirse a estudiar.

La reunión anual de 2023 fue hace una semana en Buenos Aires. “El año pasado fue en el norte, y en 2021, cuando volvimos del encierro pospandemia fue en ciudad de Santa Fe”, contó Flavia, quien luego recordó sobre el pandémico 2020: “Nos encantó volver del encierro como a todos. Veníamos de reuniones de manera virtual, volver a vernos, abrazarnos nos hacía falta era un signo de fraternidad, pero respetábamos los protocolos y nos dábamos codazos", precisó.

Un cuadro con la imagen pictórica de Flora Tristán se ubica en el corredor de ingreso (Ana Isla/Rosario3)

 

La historia femenina con muy pocos claros en un océano de oscuridad

Si hay que hacer una genealogía de las mujeres en la masonería, surgen algunos nombres sobre los cuales comenzar. Lorena destacó que “la primera que inicia es Margaret Artwork en Irlanda. Ella espiaba el trabajo en las tenidas de algún hombre de su familia”, reveló.

Fue en Francia donde mujeres empezaron a autopercibirse masones. Las mujeres, históricamente, eran parte solo a través de un pariente masón. “Marie Deraismes fue la primera mujer masón con una logia independiente a las de los hombres”, aseveró Flavia.

Lamentablemente, se sabe muy poco de qué mujeres reconocidas fueron masones, porque toda la historia fue escrita por hombres. Hay muy poca bibliografía sobre masonería femenina, y el único libro en el que se estudió su historia fue "Masonas. Historia de la masonería femenina de Yolanda Alba" (Almuzara editora, 2015). 

En Argentina, la búsqueda de estas huellas resulta muy difícil “por las persecuciones ideológicas en el Proceso militar, cuando muchos documentos se perdieron", señalaron. "Las actas escritas durante esa época se quemaron para que no sean encontrados y salvar vidas”, aseguraron.

¿Hubo desapariciones de masones?, fue la pregunta obligada. “Sí, muchas”, destacaron y coincidieron: “En los años ’70 en Argentina se quemaron muchos documentos y se mantenía en secreto ser masón porque te mataban por las ideas que teníamos. Varios masones desaparecieron”, aportó Flavia.