La idea de la familia de Gustavo Martínez era que sus restos descansaran en el mismo lugar dónde están sus parientes, es decir, en un cementerio de San Isidro, en Provincia de Buenos Aires. Sin embargo, dado que la muerte de quien fuera el tutor legal de Felipe y Martita, los hijos de Ricardo Fort, aún sigue siendo investigada por la Justicia, su cuerpo no podía ser trasladado fuera de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, por lo que en la mañana del sábado fue inhumado en la Chacarita. Y hasta allí, donde se vivieron escenas de profundo dolor, se acercaron sus seres queridos.

El ex personal trainer de 62 años murió este miércoles, en horas de la madrugada, luego de caer del piso 21 del departamento de Belgrano donde vivía con los hijos de quien fuera su pareja de la juventud. En principio, todo indica que se trató de un suicidio, ya que según trascendió Martínez se encontraba atravesando una profunda depresión, que se habría agravado luego de que le diagnosticaran un cuadro de Alzheimer.

Sin embargo, el hecho fue caratulado como “averiguación de causales de muerte” y quedó a cargo de la fiscal Laura Belloqui, de la Fiscalía Nacional Criminal y Correccional N°59.

Desde que se conoció la triste noticia, se desató una fuerte interna entre los familiares de sangre de Gustavo y el clan Fort. Todo comenzó con una serie de historias que compartió Felipe en su cuenta de Instagram, en las que aseguraba que su padre iba a recibir a Martínez “con los brazos cerrados”. Y, luego de asegurar que nadie sabía lo que él y su hermana habían vivido en los últimos años, habló de supuestos “ataques de furia” del hombre que lo crio durante sus casi dieciocho años de vida, algo que los especialistas aseguran que podría deberse a la enfermedad que lo afectaba.