En una jornada con el público al tope de su capacidad, la séptima luna de Cosquín ofreció una grilla que reunió a Sergio Galleguillo y al Chaqueño Palavecino, dos artistas que convocan multitudes. Entre lo más destacado de la noche, Los 4 de Córdoba homenajearon a Ica Novo y Santa Cruz presentó a su delegación.

Muy temprano, los sectores populares se fueron colmando y los plateístas fueron ocupando sus butacas aún húmedas por la lluvia del día. Con un lleno total desde el arranque, el cantautor santiagueño Mario Alvarez Quiroga cantó en el inicio.Con variado repertorio, el artista santiagueño se apoyó en una formación musical dirigida por su hijo Alejo y capturó el aplauso del público. Se despidió con "Penas y alegrías del amor", el poema de Rafael de León que él mismo musicalizó y que tiene infinitas versiones, entre otras una en vivo interpretada por Sandro.

Mario Alvarez Quiroga.

A Los 4 de Córdoba, histórico conjunto, infaltable en el festival, se le reconoce el mérito de traer a Cosquín siempre ideas nuevas. El grupo liderado por Víctor Hugo Godoy presentó "Los 4 de Córdoba le cantan a Ica Novo", un tributo a la obra del genial creador fallecido recientemente. En la lista incluyeron un puñado de canciones de Ica Novo: abrieron con "Yo toco solo bombo", sumaron "La repiqueteada" y "Los indios de ahora", entre otras, y cerraron con la popular "Del norte cordobés", chacarera que en su letra rescata a la familia Pacheco de Deán Funes, a la que pertenecen Choya y Lionel, dos de los integrantes del conjunto.

Los 4 de Córdoba.

El maestro de ceremonias Claudio Juárez saludó a quienes estaban siguiendo el festival desde la Base Esmeralda en la Antártida y presentó al santacruceño Eduardo Guajardo, que regresó al festival luego de varios años de ausencia. Con su excelente propuesta, el cantor de Río Turbio consiguió todo del público: el silencio, el aplauso y la ovación. Sus canciones se cantan en Rusia y en Estados Unidos y su disco "Infinitos" fue considerado para los Grammy Latinos. Este disco de Guajardo está dedicado a sus hijos, uno de los cuales participó en un cuadro de danza durante su recital. 

Eduardo Guajardo.

La cantora coscoína Marina González consiguió su espacio y mostró su propuesta versionando temas populares con la intensidad con la que el año pasado se llevó una distinción en Jesús María. Con el mismo estilo, Alma Carpera, dúo femenino de Salta, cantó obras clásicas del cancionero salteño, también en tono festivalero. 

Del lote de artistas ganadores del Pre Cosquín, en esta séptima jornada pudieron mostrarse en el escenario Corazón tempranero, grupo surgido de la sede Esquel en el rubro "conjunto vocal" y Lautaro Silva, bailarín que llegó desde la sede Godoy Cruz y ganó en el rubro "solista de malambo".

La delegación de Santa Cruz impactó con su propuesta. Generó conmoción y emoción con la muestra realizada en homenaje a los héroes de Malvinas.

La delegación de Santa Cruz y su homenaje a los héroes de Malvinas.

El riojano Sergio Galleguillo subió más temprano de lo habitual en sus participaciones en el festival. Compartía la noche con el Chaqueño y la comisión armó el orden consensuándolo con los artistas. Luego dijo que le hubiera gustado hacer el cierre, pero que "así se dio" y lo aceptó.

Galleguillo sigue demostrando que ha construido público propio y que es una figura importante en los festivales de la Argentina. El público estalló con su ingreso al escenario y desató la fiesta chayera en Cosquín. El paisaje se completó con la harina y la espuma que exige la chaya, mientras los plateistas desprevenidos dejaron sus butacas y colmaron los pasillos.

Sergio Galleguillo.

Galleguillo sumó invitados a su show, para dos zambas. Con el bandoneonista y cantor bonaerense Quique Ponce cantó "No te vayas aún" y con el chaqueño Franco Barrionuevo, recordado integrante de Los Changos y Los Carabajal, interpretó "Fábulas de amor". El cantor riojano vino a Cosquín con casi toda su familia: su hija Salomé y su hermana Ana cantaron en el escenario y su otra hija Andrea participó danzando. El final del show de Galleguillo se dio de manera abrupta, con la gente encendida y pidiendo más, aunque no fue posible dado que el Chaqueño estaba listo para subir al escenario.

Después del carnaval riojano, nadie se movió de la plaza. A las 2:15 irrumpieron el Chaqueño Palavecino y sus músicos para cerrar la interesante grilla que produjo altísima convocatoria, pero sin desbordes. El cantor del chaco salteño mantiene su posición determinante dentro del mundo del folklore y la lista de clásicos que la gente conoce y canta ya es numerosa.

En la parte inicial, dedicó unos minutos a saludar a la familia de Los Nocheros, mandando energía a La Moro (esposa de Mario) y rogando por su recuperación. La recordó cantando "La yapa", una letra que le pertenece a la mamá de Alvaro, con música de Jorge Rojas. La nómina de invitados no fue extensa, solamente subieron Pitín Salazar y Alma Carpera. En varios tramos estuvo acompañado por el Ballet "Palo Santo", agrupación que fundó y dirige Betty Robles, la esposa del Chaqueño.

El Chaqueño Palavecino.

Recorriendo el escenario de punta a punta, regaló flores a las damas de la platea y a la locutora del festival (y a algunos caballeros que quedaron bien con sus compañeras gracias al obsequio) y un vino blanco a un plateísta, mientras cantaba "Amor salvaje", clásico infaltable de su repertorio. Para el final armó con Betty una puesta dedicada a la selección argentina campeona del mundo en donde sumó su versión de "Muchachos". El Chaqueño, con esta presentación, cumplió treinta años de actuaciones ininterrumpidas en Cosquín. 

Fútbol a beneficio entre artistas y periodistas

 

En la tarde de este sábado se concretaba una tradición de Cosquín: el partido de fútbol entre artistas y periodistas. El ritual iniciado por Los Tucu y Los Carabajal, entre otros, se desarrolla en la cancha del IOSE y tiene el objetivo de reunir alimentos no perecederos para la misión de Marta Camerotto.

La mujer, muy querida en Cosquín, asesinada por su expareja, llevaba adelante un sitio receptor de niños pobres . abandonados. Muy creyente de la Virgen María, se la conocía como Marta "de la gruta" porque allí alojaba la imagen de la Virgen que se deposita todos los años al costado del escenario, desde el comienzo y hasta el final del festival.