Los diseñadores de la reconocida marca Dolce & Gabbana cerraron la pasarela de Milán llenándola de tecnología y colores eléctricos, una propuesta que mira a un futuro joven y pospandémico aunque, por el momento, la mascarilla se queda también en la alta costura.

La colección de los diseñadores italianos está inspirada en los procesos tecnológicos y la inteligencia artificial. La mujer del próximo otoño/invierno está lejos de la tradicional idea de "mamma" mediterránea de la firma. Se tiñe el pelo de colores imposibles, mira a la cámara. Además protege su rostro del coronavirus con pantallas transparentes.

En la colección brillan los tejidos metalizados y las amplias lanas en colores sintéticos y además ganan los voluminosos abrigos de pelo o plumas y la pedrería.

La aguja de siempre de los modistos es más evidente en la versión más formal y nocturna de esta propuesta invernal. Los vestidos entallados rebosan sensualidad, recorridos por tachuelas doradas y por largas coronas metálicas o perladas.

Pero en este futurible del próximo año, Dolce & Gabbana recuerda el valor de las raíces recuperando propuestas que revolucionaron los años noventa, como los corsés de Prince o de Madonna.

Por otro lado, el toque sobrio a la última jornada de moda en la ciudad italiana lo ofreció la casa Valentino. El desfile en directo transcurrió en el teatro Piccolo de Milán vacío, cerrado como todos los del país desde que hace un año estallara la crisis sanitaria (los cines y teatros en Italia solo han podido abrir con limitaciones entre junio y octubre de 2020).

“El futuro son siempre las personas”, justificaron, para después apostar por “un romanticismo más personal e íntimo” como el de las prendas que componen su colección.