Dos sospechosos de balear el frente de una ferretería en barrio de La Carne fueron imputados este jueves por los delitos de extorsión y abuso de armas.

Uno de ellos, el apodado Ratita, arrestado esta semana mientras trabajaba de conserje en un motel de Granadero Baigorria, quedó preso, ya que el juez valoró las evidencias que lo señalan como tirador. No fue el caso del supuesto instigador, un interno apodado Mayonesa, porque las versiones que lo sindicaban no tuvieron suficiente peso. De todas maneras, seguirá detenido purgando una condena por portación de arma.

En la audiencia, el fiscal Federico Rébola explicó que una ferretería de Buenos Aires y Patricios fue blanco de dos balaceras este año: el 13 de enero y el 20 de mayo.

A raíz del primer suceso, en el negocio instalaron un sistema de videovigilancia. Los videos aportaron en mayo que el tirador fue un solo joven en una moto tipo 110 centímetros cúbicos y con el rostro escondido detrás de un barbijo y capucha. En enero fueron 10 disparos. Luego, escatimó a 5.

El primer ataque estuvo precedido de mensajes de Messenger que llegaron a los Facebook de una de las propietarias y de varios de sus familiares directos. Desde un perfil falso con el nombre de “Jorge Almada” les exigieron 800 mil pesos, o de lo contrario “le iban a arruinar la vida”.

El trasfondo del pedido, según se ventiló, era un reclamo por una vieja deuda, originada  porque un familiar de los ferreteros había “entregado” un búnker de droga.

“Decía que S. había mandado al frente” un búnker, contó una de las víctimas del pedido extorsivo. S. es un familiar directo. Se desconoce si la pretensión de dinero está vinculada con la pérdida por un allanamiento policial, o bien por lo que se denomina una mejicaneada. 

Lo cierto es que desde el perfil fantasma adujeron tener vigilados a los comerciantes: “No saben qué mafia somos y tenés mucho que perder, ya que tengo gente en la ferretería, en tu garaje, en las casas, la cortada, todo, ahora sí querés te paso fotos”.

Y el mensaje dejaba en claro que la bronca no era con los propietarios de la ferretería, pero a su vez los obligaba a hacerse cargo de la deuda: “No les quiero hacer nada, sólo que paguen esa plata, si no a partir de hoy te van a arruinar la vida. Y cuando es tema de drogas, ni la justicia te salva”.

Fue el segundo ataque el que motorizó la investigación. Las pistas apuntaron a Brian Rolando “Ratita” D., domiciliado a pocas cuadras del local. Y a un preso de la cárcel de Piñero, Rodrigo Andrés “Mayonesa” Q., de 29 años, condenado a mediados de 2021 por portación de arma a la pena de 2 años y 3 meses de prisión efectiva. Testimonios y rumores barriales aseguraban que ellos eran quienes estaban detrás de las balaceras.

En lo que fue el debut de la brigada especializada en balaceras de la Agencia de Investigación Criminal (AIC), Ratita fue detenido luego de que allanaran la casa de sus familiares en Conscripto Bernadi al 6800 (cerca de la ferretería) y sus propios padres señalaran que el sospechoso se encontraba trabajando en un motel de Granadero Baigorria, según indicó la fuerza. De su casa, secuestraron una moto idéntica a la de las filmaciones, y ropas similares. Su fisionomía, además, le otorgó apariencia de responsabilidad.

Mientras que en el pabellón 16 de la cárcel de Piñero, donde está detenido Mayonesa por una condena efectiva por portación de arma, los agentes incautaron dos celulares. El recluso, según explicaron fuentes oficiales, está en pareja con una mujer apodada Yaqui, quien fue investigada por extorsiones en barrio Plata y es allegada al clan Cantero. El 29 de julio de 2021 fue detenida cuando allanaron su casa y secuestraron 9 kilos de marihuana. Por fuera de lo judicial, el dato de color lo aportó un dije hallado con la cara del difunto líder de la organización criminal Los Monos Claudio “Pájaro” Cantero.

Sin embargo, las versiones que sindican a Mayonesa en esta causa no tuvieron peso para que el juez Pablo Pinto dicte una medida cautelar en su contra. El magistrado valoró, en cambio, las evidencias contra Ratita, a quien le impuso el plazo de ley, es decir al menos dos años como plazo preventivo. El muchacho, de 25 años, tiene una hija menor de edad y antes de caer detenido era sostén de hogar, argumentó la defensa a cargo de Néstor Antenucci al solicitar una fianza de 50 mil pesos, pedido que no tuvo lugar.