El presidente Alberto Fernández abrió este miércoles el período de sesiones ordinarias del Congreso de la Nación, con el tradicional discurso ante la Asamblea Legislativa. Fue el cuarto y último de su actual gestión. Su primera hora y media de alocución tuvo más de balance y defensa de gestión que propuestas, pero luego, el recinto se tensionó cuando el presidente alzó la voz contra el fallo judicial que beneficia al gobierno porteño con recursos coparticipables, y cuando reclamó por Santa Fe "que padece carencia de tribunales". La calle, a diferencia de otros años, mostraba escasa participación, con poca militancia política y social que acompañe al presidente.

El presidente llegó a las 11, puntual, en helicóptero desde Olivos al Congreso y fue recibido por la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner como indica el protocolo. Es la primera vez que se muestran en público desde junio del año pasado cuando la ex jefa de Estado le pidió "usar la lapicera".

Alberto comenzó su alocución apenas pasadas las 11.30 con una fuerte defensa de su vicepresidenta y un llamado de atención a la Justicia para que investigue su intento de magnicidio. Dijo que es injustamente perseguida y criticó a los medios "deshonestos". El diputado nacional y líder de La Cámpora, Máximo Kirchner, fue uno de los grandes ausentes como el año pasado. El gobernador santafesino, Omar Perotti, tampoco acudió, pese a que Santa Fe tuvo una mención especial debido a la difícil situación de violencia e inseguridad que atraviesa. 

"Hace seis meses estuvimos frente a uno de los episodios más desgraciados vividos en estos 40 años como fue el intento de asesinato a la vicepresidenta de la Nación. Vuelvo a exigir a la Justicia que profundice la investigación de ese hecho", comenzó el presidente, tras defender su postura por la paz en la guerra entre Rusia y Ucrania. 

El pedido a la Justicia fue hecho con contundencia. "Con la misma premura con la que archivan causas contra jueces y empresarios poderosos", exigió. Entre los presentes están los magistrados de la Corte Suprema Horacio Rosatti y Carlos Rosenkrantz, los únicos dos de los cuatro magistrados que habían confirmado este martes su presencia. Al final, Ricardo Lorenzetti y Juan Carlos Maqueda no fueron.

Tales asistencias y ausencias no pasaron desapercibidas, en el marco del juicio político abierto contra el máximo tribunal. 

Sin embargo, no es la primera vez que el presidente habla sobre la Justicia con tono crítico. En 2020 presentó un proyecto de reforma judicial para "ponerle fin a la designación de jueces amigos, a la manipulación judicial"; en 2021 le pidió al Congreso que "asuma su rol de control cruzado sobre el Poder Judicial", y el año pasado dijo que la reforma que impulsó fue "resistida por la oposición para beneficiar a algunos funcionarios del gobierno anterior que deben rendir cuentas".

No obstante, este 2023 el escenario es aún más tenso: la Corte Suprema repuso una ley derogada para tomar el control del Consejo de Magistratura, falló en favor de la Ciudad de Buenos Aires declarando inconstitucional una ley del Congreso sobre la distribución de fondos federales y el Ejecutivo impulsó un proceso de juicio político a los integrantes del máximo tribunal que se tramita en la Cámara de Diputados.

Justamente, cuando el presidente se refirió a los fondos coparticipables con los que se vio beneficiada Caba, el recinto estalló en críticas y abucheos, pese a que Fernández se definió "orgullosamente porteño". 

La "carencia" de Santa Fe

 

"Si aquella reforma de la Justicia federal hubiera prosperado, hoy Santa Fe no estaría padeciendo la carencia de tribunales que permiten enjuiciar con rapidez el crimen roganizado", dijo Alberto en medio de abucheos. Para entonces, su crítica contra la Justicia había escalado bastante, tras reclamar contra la persecución injusta de la vicepresidenta y el fallo que beneficia a la Capital Federal. El diputado Javier Milei, incluso, se fue del recinto en ese punto. 

Cristina perseguida

 

En el marco de su reclamo a la Justicia para que esclarezca el intento de magnicidio contra la vicepresidenta, Alberto también llamó la atención sobre la injusta "persecución" judicial y mediática de la que es víctima Cristina. 

"Fui yo el que estuvo al lado de Lula cuando injustamente lo apresaron, el que estuvo al lado de Evo Morales cuando un golpe de Estado le arrancó el poder, el que está al lado de Cristina cuando es perseguida injustamente y el que reclama y hace todo lo republicamente posible para que la Justicia vuelva a abrazar el derecho y deje de servir a factores de poder persiguiendo a quienes representan el pensamiento popular", aseveró. 

Massa y la inflación

 

A diferencia de los tres años anteriores, Cristina esperó la llegada de Alberto con la nueva presidenta de la Cámara baja, Cecilia Moreau, quien reemplazó el año pasado al actual ministro de Economía, Sergio Massa, en la conducción de ese cuerpo.

Massa, quien tuvo una mención especial con agradecimiento incluido durante el discurso, se sentó esta vez junto al resto del gabinete, en las butacas laterales asignadas a los invitados especiales, los gobernadores y miembros del Poder Judicial y de la diplomacia.

Quiero señalar y agradecer aquí el compromiso de Sergio Massa, quien dejó la presidencia de esta Cámara para venir a sumarse a la compleja tarea de conducir el ministerio de Economía”, dijo.

Llegado a este punto, abordó uno de los temas más espinosos de su gestión: la inflación. Señaló que es un problema estructural que comenzó “décadas atrás”, pero que el gobierno está "abocado" a resolverla. 

No hay solución a nada si la economía no crece, por supuesto que debemos distribuir mejor nuestra generación de riqueza, pero es fundamental sentar las bases para el crecimiento equilibrado”, sostuvo. 

“Tanto el ministro como yo no necesitamos que al Fondo Monetario para saber que debemos lograr equilibrio fiscal. No podemos persistir con políticas que generan déficit. El equilibrio fiscal debe ser nuestro horizonte. Tampoco necesitamos al FMI para saber que la Argentina debe aumentar sus exportaciones”, resumió.