El fin de semana pasado el escenario financiero era oscuro tirando a negro azabache. El lunes a la mañana el gobierno se reposicionó con la súper oferta de retenciones agropecuarias para capturar divisas rápidas. El martes Milei le pidió ayuda a Donald Trump, su aliado extranjero de última instancia. El miércoles el secretario del Tesoro de Estados Unidos anunció un salvataje financiero de Milei con el objetivo explícito de que le vaya bien en las elecciones del 26 de octubre. A última hora de ese miércoles el gobierno argentino mata a su propia criatura, presionado por el Tesoro norteamericano, que a su vez era presionado por los productores de soja de ese país. Cierra el registro de ventas de granos con “retención cero”.
Sobreviene la sorpresa en el sector ruralista. A la Mesa de Enlace se le aflojan las patas pero guarda compostura y evita el desmayo. Aparecen las cifras que embolsaron agroexportadoras con asiento en el país en apenas 48 horas. Cargill 327 millones de dólares; Louis Dreyfus 221; Cofco 199; Aceitera General Deheza 197; Bunge y Viterra (que a nivel internacional están fusionadas) 249; y siguen las firmas. En total suman 1.500 millones de dólares de recaudación que el gobierno resigna a manos de la elite agroexportadora sin que los productores hayan olido ni un peso. La secuencia es elocuente: Argentina es un país de vértigo y negocios rápidos. Sobre todo si esos negocios los hace un gobierno con la soga al cuello.
El gobierno logró despejar la volatilidad que hace una semana amenazaba llevárselo puesto gracias al pool de agroexportadoras y a Estados Unidos que actuaron como prestamistas de urgencia. El costo que pagará por no haber corregido antes los errores que insistentemente se le señalaron es alto. De entrada renunció a 1.500 millones de dólares de recaudación en momentos que viene de pagar costos monumentales por desfinanciar la discapacidad y las universidades.
Además, quedó sometido a las directivas de una potencia extranjera. La primera orden fue reponer de inmediato las retenciones para no perjudicar a los productores de soja de Estados Unidos. Estados Unidos no va a financiar a Milei, para que éste baje impuestos de granos que compiten contra sus productores. Milei tendrá problemas para eliminar los derechos de exportación como prometió.
Barco estabilizado
Para el gobierno lo importante es que contuvo la crisis cambiaria y estabilizó el barco en medio de la turbulencia preelectoral. El salvataje de Trump y la movida con las agroexportadoras aseguraron dos datos esenciales: se fortalecieron las reservas y estarán los dólares para pagar los vencimientos de deuda de enero.
Lo que no deja de sorprender es la impericia política del gobierno. Por momentos un autoatentado contra sus propios intereses. Las retenciones cero, que ofrecía un filón muy rico para conectar electoralmente hasta el 26 de octubre con todo el ecosistema económico y social vinculado al campo, fueron ejecutadas como una medida estrictamente financiera. Así como se activaron, se desactivaron, sin sacarle el jugo. Ni siquiera un chamuyo productivista como para que los productores agropecuarios se autoperciban invitados a la fiesta, aunque sea al brindis después de la cena. Nada. Todo se limitó a una descarnada transacción financiera.
Tanto o más difícil de estabilizar para el gobierno es el frente político. Se avecinan nuevas derrotas parlamentarias y avanzan las comisiones que revuelven los rincones más oscuros de la gestión, como el caso Libra o el fentanilo contaminado. Los puentes con la oposición están rotos y así seguirán, por lo menos hasta contar los votos el 26 de octubre.
Milei no puede darse el lujo de decepcionar a su benefactor Donald Trump. La condición elemental que debe cumplir es salir bien parado de las elecciones intermedias, porque el paquete de salvataje del norte está pensado para después del 26-O. Nadie presta capital físico y simbólico si no está seguro de que se lo podrán retribuir.
Escenario abierto
El escenario electoral está muy abierto todavía. El gobierno está urgido de modificar el mapa parlamentario. En términos futbolísticos, no puede quedarse atrás a esperar que vengan a disputarle una ventaja que no tiene. Por el contrario, necesita ir en busca del resultado, de darlo vuelta.
El presidente protagoniza la campaña, rellena el lugar de los candidatos desconocidos que encabezan las listas de LLA en las provincias. Santa Fe entre ellas. El candidato es el proyecto. El eslogan “La Libertad Avanza o Argentina retrocede” sintetiza la estrategia.
La campaña libertaria les ruega por tiempo a sus electores, les pide un acto de fe, una adhesión ideológica a una gestión que no puede imprimir chapas patente ni pasaportes sin errores. Les propone un modelo de Estado que no sabe ni puede ejecutar, porque es un gobierno sin funcionarios, sin cuadros políticos, débil en el Parlamento y carente de alianzas sociales sólidas, todo lo cual hace que el establisment pase del entusiasmo a la duda sin escala.
Tiene a Sturzenegger que redacta decretos y resoluciones filosas, pero luego no tiene quién los sepa llevar a la práctica. En palabras del politólogo Federico Zapata: “El planteo de MIlei es cerrar cosas, cortar canillas, destruir. Falta todavía una teoría (y praxis, podría agregarse) de la gestión, del Estado y del gobierno, que no asfixie a la Argentina, sino que le saque lo mejor y la jerarquice”.
Provincias Unidas
Provincias Unidas se propone para ocupar ese casillero. La alianza de los gobernadores es hija de la mala praxis política de la Casa Rosada. Y a diferencia del kirchnerismo y el mileísmo, los modelos de gobierno del peronismo cordobés y de Unidos en Santa Fe rebasan márgenes ideológicos y encarnan experiencias de gobierno generosas en términos político-partidarios, más pragmáticas que dogmáticas y versátiles a la hora de asumir las demandas sociales. El enfoque y las medidas en materia de seguridad de la administración Pullaro son un ejemplo concreto.
Sin embargo, banderas como el santafesinismo o el cordobecismo se quedan cortas cuando se trata de elecciones nacionales, como las del 26 de octubre. El Frente Progresista en Santa Fe o el peronismo de De la Sota y Schiaretti lo sufrieron en carne propia cuando el país lo gobernaron el kirchnerismo o el macrismo.
En ese sentido, Provincias Unidas es la superación de las experiencias provinciales, porque las sube a un proyecto de poder nacional sin someter que los partidos que integran esas alianzas de provincia se tensen por definirse más cerca o lejos de libertarios y kirchneristas. Ya no se trata de elegir diputados para que lleven la voz de esa provincia al Congreso, sino de subirse a un proyecto de poder nacional que representará esos intereses. La alianza de gobernadores alivia viejas contradicciones, fundamentalmente porque alivia viejas contradicciones que hoy pasan a segundo plano porque el planteo nacional se hace desde otro lugar.
Eso es lo que se vio en el acto de lanzamiento de Provincias Unidas el miércoles pasado en Santa Fe, con Pullaro, Schiaretti, los candidatos y la potente red de intendentes radicales, socialistas, del PRO, vecinalistas, CREO y los que adhieren desde el peronismo.
Allí la vicegobernadora Gisela Scaglia, presidenta del PRO y cabeza de lista, hizo una reivindicación férrea de la presencia del Estado en el territorio, pasaje del discurso muy celebrado por el socialismo.
Un dirigente socialista reflexionó después de ese acto sobre la importancia de que su partido sea parte de proyectos de poder nacional, provincial y en Rosario, que tenga el segundo lugar de la lista con Pablo Farías y que el discurso de campaña lo lleven adelante el gobernador y la vice. No ocultaba su alivio, porque en seis meses se pasó del diálogo entre Pullaro y otros gobernadores que son parte de Provincias Unidas con el gobierno nacional, incluso explorando acuerdos de gobernabilidad y electorales, a la conformación de una fuerza electoral interprovincial plantada como oposición y que va para adelante.
El 26 de octubre Provincias Unidas tendrá el bautismo electoral. Su primer objetivo es conformar un bloque de al menos 20 diputados propios. Paso siguiente, servir como punto de acumulación de otros espacios y dirigentes. Y finalmente, llegar a 2027 en condiciones de disputar al balotaje.
Para ese momento Provincias Unidas necesitará haber entrado en Buenos Aires y CABA. Por ahora los gobernadores privilegiaron el orden político dentro del espacio y evitar aventuras presidencialistas personales que corran el eje de los objetivos convenidos. Ese fue el punto de fricción que dejó afuera a Facundo Manes.
Oposición de bolsillo
Enfrente, Fuerza Patria se entusiasma con que su tercio prevalezca sobre la división del voto no peronista por el que pugnan Provincias Unidas y LLA.
El elemento discursivo que aglutina a Fuerza Patria es el llamado a parar a Milei. Pero así como Provincias Unidas le disputa el discurso antikirchnerista a LLA, al peronismo le planta disputa como oposición a Milei. El asunto no es tanto los votos que le pueda sacar, sino que le impida llegar a segmentos de votantes donde el modelo deskirchnerizado del peronista cordobés Schiaretti pueda resultarle más atractivo que la oferta santafesina.
Fuerza Patria enfoca el rechazo a Milei desde un discurso de oposición taxativo, argumentado desde la sensibilidad social, aunque esquivo de definiciones macro, probablemente porque aún está muy fresco el fracaso del gobierno de Alberto Fernández y Cristina Fernández. En cambio, Provincias Unidas es oposición al gobierno nacional desde sus déficits productivos, institucionales y económicos.
Caren Tepp como primera candidata encaja a la perfección con la microcampaña de cercanía que se propuso Fuerza Patria, una estrategia que busca reconectar con militantes y referentes territoriales desperdigados, desengañados y desmotivados por derrotas e internas. La concejala de Ciudad Futura le aporta al peronismo frescura, convicción, renovación política y generacional. Los últimos antecedentes hacen pensar que también una buena proyección electoral en Rosario.
Con los intendentes de Vamos como “mejores amigos peronistas” tras el cortocircuito con el Movimiento Evita en el cierre de listas, Tepp galvaniza a casi todo el PJ y pone en segundo plano las discusiones que lo enrollan hace tiempo: el piso alto y el techo bajo de Agustín Rossi; los senadores como “dueños” del partido; y qué hacer con el ex gobernador Omar Perotti, que tempranamente manda avisar que quiere pelearle la reelección a Pullaro en 2027, aunque la mira parece puesta en una banca para el Senado nacional.



