El intendente Pablo Javkin cumplirá el próximo jueves su primer año al frente del municipio de Rosario y en exclusiva con Rosario3 hizo un exhaustivo balance sobre su gestión. Repasó duros momentos que le tocó atravesar por la pandemia, como cuando tuvo que acordar con el gobernador la forma de salvar vidas o enfrentar el faltante de camas para atender pacientes. Le puso números al impacto de la emergencia sanitaria en las cuentas municipales, resaltó el consenso político que le permitió atravesar su primer año como alcalde y así también el buen vínculo con los gobiernos de la Provincia y la Nación. Se animó a describir el sistema de transporte de pasajeros que se viene y el costo a asumir. Y también se atrevió a pronosticar el año electoral que se avecina resaltando la figura de quienes administran a los estados municipales y comunales.

El intendente atiende en su despacho con los protocolos de distanciamiento de dos metros mediante una mesa ratona y cómodos sillones, con los ventanales abiertos de par en par frente al paisaje del Parque a la Bandera. Más parece una oficina de trabajo con algunas fotos, varios libros y una pequeña figura de Manuel Belgrano que adorna sus estantes. Su contacto con la realidad es su teléfono celular, que no cesa de recibir mensajes de Whatsapp y alertas de sus redes sociales. 



Con su desayuno de café y medialunas, arranca el mano a mano:

-¿Qué balance hace del primer año de gestión?

-El desafío del inicio era que el municipio debía ordenar sus cuentas y ratificar prioridades. A pesar de la pandemia, de año a año, de un presupuesto a otro, hemos empezado a cumplir objetivos. Hemos reducido tres puntos del servicio de deuda y aumentamos seis puntos e. inversión social y de salud. Haber vuelto al financiamiento propio mediante letras, resolver deudas con proveedores y sobre fin de año reactivar algunas obras como la transformación histórica que operará en Villa Banana o las remodelaciones de las avenidas 27 de febrero, Jorge Newbery y Calazans. Más allá de la pandemia, creo que hemos cumplidos los objetivos que habíamos dicho: mejor mantenimiento, cumplimiento de la tarea cotidiana, inversión en infraestructura y aumento del gasto social y sanitario

-¿Que trastocó la pandemia?

-La pandemia trastocó todo. No tomamos dimensión porque estamos protagonizando todavía el fenómeno que estamos viviendo. Nunca jamás en su historia la Argentina enfrentó un desafío así. Dio en el centro de nuestra vida cotidiana. Por nuestras formas de ser y sentir; las limitaciones al contacto, a las reuniones afectivas o a los encuentros, pesan todavía más que en otras sociedades. Como municipio nos trastocó desde lo económico, algo de lo que tampoco tomamos dimensión. Vamos a perder uno 4.500 millones de pesos de recursos en un presupuesto total de 36 mil millones, imagínate el impacto que tiene. A lo que se suma la crisis del transporte, la necesidad de aumentar la inversión y equipamiento en salud, y la intensificación en las tareas de control. Hasta nos cambió la manera de funcionar; el viernes pasado hicimos por primera vez en el año la reunión de gabinete en forma presencial. Hasta ahora trabajamos con un gabinete de gestión de riesgo para la emergencia que continúa. Eso sí, entendimos desde el primer día que esto cambiaba todo. Tenemos conciencia que esto no terminó y que va a cambiar todo en adelante.

El mano a mano de Sergio Roulier con el intendente Javkin para Rosario3. (Alan Monzón/Rosario3)



-¿Qué peso tuvo la herencia recibida de la gestión anterior?

-Quizás pasó desapercibido por la pandemia, pero cuando inauguré el período de sesiones ordinarias del Concejo Municipal pusimos sobre la mesa cómo recibimos el municipio. La foto la expusimos ese día, incluso muchos me dijeron que no debería haber sido tan duro. Pero cuando uno asume responsabilidades, también heredamos problemas y hay que ver cómo solucionarlos. Para ello hay que hacer acuerdos y reivindico haber logrado un consenso político muy sólido en el Concejo para enfocar prioridades. No es un mérito del intendente sino del cuerpo.

-¿Se puede consensuar con sectores tan diversos como Ciudad Futura, La Cámpora y hasta el sector que se referencia en el concejal Roy López Molina?

-Uno de los problemas graves de la Argentina, y que Rosario evita, es que puedas hacer política sin debatir o sin cosechar ideas de los otros. Así nunca se consolida una política pública. Necesitamos más autonomía, reducir la violencia en los barrios, más recursos para salud, encontrarnos en el espacio público y libre, eso nadie lo discute. Habrá diferencias en cómo hacerlo, pero se pueden encontrar acuerdos sobre ejes fundacionales. Es un punto de madurez y ojala contagie. Hay un Concejo muy renovado generacionalmente, muy plural, y que fue votado por la gente. El rosarino reparte votos para esto, para que podamos acordar. Hay que gobernar así, consensuando. Prefiero eso al blanco y negro. Prefiero eso a las antinomias cerradas como decía Raúl Alfonsín.

Necesitamos más autonomía, reducir la violencia en los barrios



-¿Hacia dónde va la agenda de gestión en Rosario después de la pandemia?

-Como sucede en otras grandes ciudades del país y del mundo, vamos hacia una política de gestión del espacio público, la atención primaria de la salud, una red de protección social territorializada en los barrios, cambios profundos en la movilidad urbana, y la calidad del hábitat.



El transporte que se viene



-¿Cómo será el sistema de transporte producto de la emergencia?

-La foto del transporte es muy objetivable. Teníamos un sistema que transportaba 450 mil personas hasta marzo pasado y con dificultades de financiamiento. Ese sistema hoy transporta 111 mil pasajeros si contamos el día que más llevó. La perspectiva es que no se podrán recuperar los 450 mil, es algo muy lejano. Con la vuelta a clases podríamos llegar a la mitad. Eso cambia la ecuación de financiamiento del sistema. Mucha menos gente usa el transporte. Ahora viene la discusión sobre cómo peleamos el financiamiento y cómo se moviliza la gente. Hay que adaptarse a los cambios que se vienen en el transporte. Y esa adaptación es costosa y hay que asumirlo. Se trata de interpretar un movimiento súper brusco en algo que se sostuvo en el tiempo, pero que viene observando una lenta caída en la cantidad de pasajeros. Esto es un sinceramiento brutal. Pero no vamos a estar en ningún extremo.

Los gestos del intendente en el mano a mano con Rosario3. (Alan Monzón/Rosario3)



-¿Qué se hará entonces?

-Hay líneas que concentran gran cantidad de pasajeros y otras con mucho menos. Unas transportan el triple que otras. Hay que ponerle más coches a las que llevan el triple. Vamos a un sistema con menos líneas pero que transporten más pasajeros y con mejor frecuencia. Si no mejorás las frecuencias de las líneas más utilizadas ,vas a perder pasajeros en ellas también. También hay que ir estudiando cambios. La gente va a lo que tiene más cercano. Cambia la movilidad, crecen los comercios de cercanía.

Vamos a un sistema de transporte con menos líneas pero que trasladen a más pasajeros



-¿Qué costo va a pagar el usuario? ¿Se quedará con menos servicios en los barrios?

-Va a tener que caminar más en el centro; en los barrios hay que contemplar la seguridad. (Piensa). Estamos bajo un sistema diseñado que recorre el área céntrica. Una clave será tener movilidad más accesible y saludable, caminar o llegarse en bicicleta. Revitalizar el centro es que la gente camine más cómoda. Una experiencia fue la peatonalización de calle San Luis. Vayamos a eso. Si a calle Santa Fe o San Luis le pongo más colectivos, difícilmente la gente camine por esas calles. La pandemia acelera disrupción que ya venía dándose y no se puede esquivar el desafío. Y la crisis se presenta de manera violenta con 80 días de paro. Lo que sucede es que se aceleran los cambios de algo que ya venía ocurriendo por goteo y ahora sucede más rápido.

Una apuesta al consenso



-Hay algunos que observan como una fortaleza su buena relación con el gobernador y el presidente. Otros se lo critican.

-No entiendo que la relación pueda ser de otra manera. Con el gobernador tengo un vínculo de hace mucho tiempo que nos permite dialogar. Este año hubo que acordar gestiones para salvar vidas, hemos tenido conversaciones para ver qué hacíamos si nos quedábamos sin camas. Si discuto en plena pandemia estoy loco. El vínculo es diferente después de eso, pone todo en otra situación. Por otra parte, cuando vino el presidente le planteamos la situación de la seguridad y de las islas. Y dio como resultado una asistencia para prevenir tecnológicamente delitos en la calle que la ciudad no la iba a tener ni en cinco años. A veces se confunde la sobreactuación o la polémica pública con la firmeza. No creo en eso. Los gestos de posicionamiento quedan vacíos. A veces hay que trabajar más en silencio y conseguir las cosas. Sin embargo en otros temas sí se necesitan posicionamientos más fuertes como las denuncias penales por los incendios en las islas que generaron mucha incomodidad en las autoridades entrerrianas. Me asusta la política del tuit. El efectismo. No creo en eso. Las sociedades mejoran con políticas a largo plazo. 

Los gestos del intendente en la entrevista rclusiva con Rosario3 (Alan Monzón/Rosario3)



-¿Habrá cambios en el gabinete municipal?

-No, salvo alguna situación personal. Es un gabinete paritario, joven, que afrontó un cambio abrupto de objetivos por la pandemia y respondió bien. Si hay cambios, no será del gabinete. Sino mía en lo personal en cuanto a recuperar una visión estratégica después de un año de emergencia. Me lo cargo primero yo a ese cambio.

-¿Cómo está la relación con su principal socio político: el socialismo?

-Bien. Es una relación de cambio de roles entre un partido que siempre estuvo gobernando y otro que siempre estuvo acompañando. Y ahora la cosa se invirtió. Cambiar de cultura y lugar, lleva tiempo y hay que trabajarlo. Hay momentos de mayor tensión y otros en que no. Hemos solidificado una posición, una postura en común, aunque puede haber temas con matices. Todos tenemos que aprender. Soy optimista. 

-¿Seguirá habiendo Frente Progresista frente al próximo año electoral?

-Aspiro que sí.

-¿Será un hombre o una mujer de Javkin quien encabece la lista de candidatos a concejales en 2021?

-Es lógico tener un esquema que valore a la gestión. Necesitamos poner a consideración esta nueva etapa de la ciudad y del Frente. Y eso es lo que debemos reflejar.

-¿Tendrán un rol más preponderante los intendentes dentro del Frente Progresista?

-Este es un año en el que inevitablemente y positivamente, la interacción con los intendentes fue cotidiana. Incluso desde lo humano. Las cosas que afrontamos a veces no se terminan de imaginar. Es un vínculo humano, personal y emocional muy cercano de quienes estábamos en funciones ejecutivas. Y dentro del Frente ese vínculo es muy fuerte entre los intendentes como Alberto (Ricci, de Villa Gobernador Gálvez) y Emilio (Jatón, de Santa Fe). La principal responsabilidad que tiene el Frente Progresista es gobernar las principales ciudades de la provincia y la mayoría de las comunas e intendencias. Si el Frente no entiende ese capital, puede ser clave para el futuro. Eso se va a consolidar. 

El intendente repasó todos los temas de su primer año de gestión en el municipio. (Alan Monzón/Rosario3)



-¿Lifschitz es el mejor candidato que tiene el Frente para senador nacional?


-Sería el más valioso que pueda ofrecer el Frente para poner en la consideración pública electoral. Pero respeto la dificultad de la decisión.


Algo personal



-¿Javkin tiene blindaje?

-(Se ríe) Nadie tiene blindaje con la realidad. He tenido que aprender a llevar el rol de intendente ya que interactúo con mucha gente que me vio crecer y que yo los vi crecer también. Es un nuevo vínculo. La cercanía es un privilegio, pero el nuevo rol implica nuevas responsabilidades y asumir nuevos costos. Con el vértigo de este año, uno ha vivido situaciones emocionales tremendas.

-¿Tuviste momentos de querer largar todo?

-No se me pasó pensar que no quería estar en este lugar. Sí, tuve momentos muy duros. Eso me llevó a que tuve que empezar a hacer terapia, por ejemplo. Entendí el fin de la omnipotencia. Por más que me preparé toda la vida para esto, viví momentos donde tuve que apelar al coraje y a la fortaleza de uno.

Tuve momentos muy duros; eso me llevó a que tuve que hacer terapia



-Elegí uno de esos momentos

-Una charla con mi amigo personal, (el neurocirujano) Facundo Manes quien una noche me dijo: “Flaco, el problema de los líderes en estos momentos es que no entienden el trastorno que la situación les provoca, si no entiendes esto no vas a poder gestionar bien”. Y fue un click. También los diálogos con mi viejo, me faltó mi vieja mas allá de que hubiera sufrido mucho. Todo ello me sirvió para poder encontrar cierta serenidad a la hora de tomar decisiones. Y me sirvió mucho el diálogo con otros intendentes del país, de diferentes signos políticos, y de otros lugares del mundo. Te dabas cuenta que los dilemas, los debates y los desafíos, eran los mismos.