A Maximiliano Pullaro le gusta ser gobernador y se le nota. Transmite satisfacción y orgullo por lo hecho en sus dos primeros años de gestión. Porque entiende que pudo atacar con éxito las cuestiones “urgentes” que concentraron sus principales esfuerzos —ubica la seguridad pública en primer lugar y haber garantizado 185 días de clase en 2025 en segundo—, pero también porque cree que su agenda de reformas, como la de la Constitución y la renovación de la Corte, le van a dar “un salto de calidad muy grande” a la provincia. Eso, sostiene, repercutirá también en una mejora de la calidad de vida de la población, a la que ve más “feliz” que cuando asumió.
Pullaro recibió a Rosario3 en su despacho de la sede local de Gobernación. Durante los 50 minutos de la entrevista se mostró distendido, de buen humor y optimista en cuanto al futuro. Hizo una fuerte defensa de la obra pública como factor dinamizador de la economía y de la generación de empleo, y prometió un 2026 “impresionante” en la materia. “Cuando no se roba, la plata alcanza”, dijo en ese sentido, frase que ya había pronunciado durante la reinauguración del aeropuerto. Además, le restó importancia a las diferencias con el gobierno nacional, al que criticó por porteñocentrista y del que afirmó que ya le recortó a Santa Fe todo lo que le podía recortar. Fue mucho más duro con el kirchnerismo, sector político sobre el que pronosticó que “no vuelve nunca más”, y arriesgó que en 2027 Provincias Unidas disputará el balotaje con Javier Milei.
Con varios libros sobre su escritorio —entre ellos la nueva Constitución santafesina, la Carta Magna nacional y uno de Raúl Alfonsín— y un termo grabado con su nombre y la frase “Con Jesús se puede”, el mandatario atribuyó a Dios haberlo guiado en estos dos años para resolver lo que entiende es su “misión”: “Vine a resolver problemas en la provincia de Santa Fe”.
—Este fue un año con hitos políticos fuertes para Santa Fe, como la reforma de la Constitución y la renovación de la Corte. ¿Cree que su gestión reordenó el poder institucional en la provincia?
—Siento que la provincia está teniendo un salto de calidad muy grande, que va a repercutir en el mediano plazo en una mejora de la calidad de vida. El recambio en la Corte va a impactar en una mejor Justicia. La reforma nos permite tener la Constitución más moderna del país. Tiene la autonomía municipal, habla de seguridad pública, habla de las víctimas, de terminar con privilegios de la política. Antes había reelecciones indefinidas para todos los cargos. Y lo más importante es que se hizo desde el poder. Se construyó poder para reformar el poder y limitar al poder. Eso es único en Argentina. Generalmente las reformas son para darle más poder al que está gobernando.
—Bueno, pero está la reelección, y eso sí le da poder a quien gobierna.
—Tal vez tenés que partir de la base de que teníamos una mayoría consolidada y los primeros discursos de los opositores en la Constituyente eran que la Constitución ya estaba escrita. Y, sin embargo, ¿quién con una mayoría en un tema tan importante cede tanto como lo hicimos nosotros? No existe eso en la política argentina. Somos los únicos que desde el poder cedimos poder teniendo la mayoría para consolidarlo.
—¿Cuál fue la decisión más difícil del año?
—Haberle dicho que no al acuerdo que nos ofreció Nación por el pago de una parte del flujo de la Caja de Jubilaciones.
—¿Por qué era tentador?
—Eran 7 mil millones de pesos por mes. Otras provincias lo tomaron. Pero nos debían 20 mil millones por mes. Entonces, si bien eran muchos recursos que hubiesen venido a Santa Fe, entendimos que si aceptábamos eso después era muy difícil reclamar el resto del flujo.
—¿Lo complicaron esos cortocircuitos con el gobierno nacional para la gestión?
—No. De hecho, Nación a nosotros y al resto de las provincias nos recortó todo lo que tenía al alcance para recortar. Entonces tampoco podemos decir que nos hayan complicado en algo. Miren, nosotros tenemos una particularidad: no negociamos con el gobierno nacional en términos de “dame esto y te doy esto”. Nosotros hablamos en términos institucionales y creo que eso es bueno para la Argentina. Hay provincias que se sientan y negocian un recurso, algo en particular, por los votos en el Congreso. Nosotros lo que creemos que está bien lo acompañamos y lo que creemos que no está bien no lo acompañamos.
—Usted cuestionó el Presupuesto nacional, que no atiende los reclamos de la provincia de Santa Fe. Pero los senadores del oficialismo santafesino lo votaron.
—A la provincia le sirve que haya un Presupuesto en el orden nacional. Se planifican los gastos y los recursos, se sabe cuáles son las proyecciones. No era bueno institucionalmente, ni para afuera ni para adentro, seguir con el presupuesto de Alberto Fernández.
—¿Lo que se aprobó qué le parece?
—Que tiene cosas buenas, como el equilibrio fiscal, y tiene cosas que hubiese esperado que se atiendan, como el tema Pyme, el tema de la infraestructura vial —que está en muy malas condiciones— y el tema de la infraestructura energética, que es lo que necesitamos: desarrollo rápido para aprovechar las posibilidades que nos da el mundo.
—¿Y el proyecto de reforma laboral del gobierno cómo lo ve?
—Nosotros tenemos que tener siempre una mirada Pyme de la reforma laboral. Muchas Pymes tienen miedo de tomar un empleado porque, si tienen un conflicto laboral, justo o injusto, terminan a veces teniendo que vender los esfuerzos de años. Eso no puede seguir existiendo. Una Argentina que tiene más personas en la informalidad que en la formalidad no puede seguir existiendo. Pero nosotros tenemos que defender a los trabajadores y a las Pymes. Yo creo en una República Argentina desarrollada e industrializada, que genere empleo de calidad y que desde ese lugar haya crecimiento económico. ¿Por qué Santa Fe se distingue del resto de las provincias? Porque hay más empleo privado que empleo público, porque hay innovación en ciencia y tecnología, porque hay capacidad inventiva, porque hay equipamiento, porque hay maquinaria, porque hay capacidad de producir, porque hay mucha inteligencia en las personas, mucha capacidad emprendedora. Si Argentina se pareciera más a Santa Fe, le iría mejor.
—Todo indica que 2026 va a ser un año económicamente bastante duro y con más recortes de fondos para las provincias.
—A nosotros ya nos recortaron todo lo que nos podían recortar. Sí creo que Nación se equivoca con la asignación de recursos que pone para la reparación de rutas en todo el país. Ya no se tolera transitar por las rutas nacionales. Eso es un error. Los últimos gobiernos que hemos tenido en Argentina miran mucho al AMBA y muy poco al interior.
—¿A este gobierno en particular lo ve todavía más porteñocentrista que los anteriores?
—Después de Alfonsín, todos los gobiernos fueron AMBA-céntricos o porteñocentristas.
—¿Y por qué un gobierno así gana en el interior, incluido Santa Fe, como pasó en octubre?
—Primero, por la baja de la inflación. La estabilidad económica, macroeconómica, te trae una estabilidad emocional y mental también. Creo que eso primó. En segundo término, porque volver atrás era muy costoso y la gente claramente pasó una página, que es la página del populismo. En ese sentido, la elección del 7 de septiembre en la provincia de Buenos Aires puso en alerta al resto de la República Argentina. Pero eso no significa que la economía esté bien ni que la gente tenga recursos.
—¿Y por qué Provincias Unidas no pudo mostrarse o consolidarse como una alternativa que no fuera volver para atrás?
—Lo va a hacer dentro de dos años. Provincias Unidas fue un frente que se construyó cinco días antes del cierre de alianzas y diez días antes del cierre de listas. Es muy difícil contarle a los habitantes de la Argentina que hay un proyecto de poder. El desafío es mostrarse coherente en el bloque de diputados, que es donde se representa el volumen y el peso específico de Provincias Unidas, para mostrar que hay un proyecto alternativo. Y el proyecto alternativo es este: cuidar los recursos, cuidar a la industria, cuidar al campo, apostar a la energía, apostar a la minería, apostar a la pesca.
—¿Tiene confianza entonces para 2027?
—Estoy convencido de que el kirchnerismo no vuelve nunca más y que va a haber una alternativa de centro, republicana, democrática y muy productiva que va a entrar al balotaje y que va a discutir con el modelo liberal del presidente Milei.
—¿Y a quién imagina de candidato?
—Yo no, por las dudas (risas). Hay gobernadores muy buenos, que han tenido experiencia en el Congreso Nacional, a los que les interesa. A mí solo me interesa aportar a una Argentina que genere crecimiento económico y trabajo.
—Su gestión hizo una apuesta fuerte a la obra pública, en contraposición con la política del gobierno nacional. ¿Qué valor le da al tema?
—No hay que dejar de ver cuál es el impacto y el porqué se hace obra pública: para generar desarrollo y para generar igualdad, pero también empleo. Nosotros mostramos en el aeropuerto que se puede hacer obra pública de calidad y con eficiencia, en tiempo y forma, sin robar. Era todo un desafío para el Estado mostrar que podía ser eficiente, que podía pagar barato y hacer la obra. Nosotros mostramos en Santa Fe que cuando vos no robás, la plata alcanza. Porque pagamos los salarios en tiempo y forma, pagamos por encima de la inflación y estamos haciendo obra pública como nadie hizo en la provincia de Santa Fe en los últimos 25 años o más.
—Milei cree que para generar empleo lo que se necesita es bajar el costo laboral, no obra pública. ¿Para usted el proyecto que va a debatir el Congreso ayudará a que haya más trabajo?
—Cuando vos tenés una informalidad mayor que la formalidad, cuando una Pyme tiene miedo de quebrar si le hacen un juicio, indudablemente hay que corregir algunas cosas, pero cuidando a los trabajadores.
—¿Pero qué pesa más?
—Tenemos que hacer todo. Argentina tiene que ser más competitiva y tiene que tener leyes que le permitan salir adelante. Tenemos que tener una reforma impositiva y no nos corremos del debate. Digo: “Bajen las retenciones, bajen el impuesto al cheque. Si hay crecimiento económico, nosotros seguimos bajando Ingresos Brutos”. Este año hicimos una baja de impuestos como ninguna otra provincia. Y lo hacemos con una mirada productiva. En muchos casos, los Ingresos Brutos que pagan las entidades financieras, si dan créditos a la pequeña y mediana industria para generar empleo, se deducen. La mirada de Santa Fe es productiva, porque hoy gobernar es generar trabajo. También creemos que hay que hacer obra pública porque Santa Fe tiene un atraso en la infraestructura productiva. No puede ser que tengamos la red energética que tenemos. Necesitamos una inversión de entre 100 y 150 millones de dólares en la red energética de la provincia, para poder transportar lo que necesita la población, pero también la industria para producir.
—A propósito de lo energético, ¿cómo está la EPE para afrontar un verano que, por lo menos hoy, parece que viene muy pesado?
—Se hicieron muchas inversiones. Pero vos tenés dos problemas en Santa Fe y en la Argentina. Si hay consumo energético récord, la producción de energía que tiene el país no alcanza. Entonces, en algún momento, por regiones, se baja la tecla. La EPE es transportadora de energía. Hicimos muchas inversiones, pero tenía una desinversión de años. Las inversiones que hicimos, ¿qué nos garantizan? Que si la temperatura no sube más de cinco días por encima de los 38 grados, el sistema aguanta. Ahora, si el consumo supera lo posible porque la ola de calor no baja, ya es más difícil de garantizar. Tenemos estructura para resolver rápidamente, pero puede haber cortes de dos, cuatro o seis horas. Estamos haciendo una inversión fuerte en el microcentro de Rosario y el año que viene vamos a destinar mucho en energía con fondos internacionales.
—Los 800 millones de dólares que Santa Fe obtuvo de créditos y están en Nueva York, ¿los va a traer?
—Van a quedar allá hasta que entendamos que lo mejor para la provincia es traerlos o que tengamos que ir pagando certificados de deuda. El tema es no perder poder adquisitivo. Si no tenemos una herramienta financiera que garantice eso, quedarán en Estados Unidos.
—¿La Nación pide que los traiga?
—Sí, pero no vamos a perjudicar a la provincia por un interés del gobierno nacional. Si Nación nos garantiza con algún instrumento que los recursos se actualizan en función del aumento del dólar… Nosotros no estamos para especular ni para hacerle daño al país: queremos que al país le vaya bien. Pero antes que el país, mi responsabilidad es que a Santa Fe le vaya bien. Entonces el equipo económico me va a tener que asegurar que han estudiado todas las variables y que esa es la mejor opción.
—¿Qué tema siente que todavía no pudo abordar como quería?
—Teníamos necesidades urgentes que no nos permitían hablar de cosas trascendentes. Tuvimos 290 homicidios, llegó a haber solo 157 días de clase, las rutas destruidas. Arrancamos muy atrás. Pero ordenamos lo importante —o lo urgente— y ahora vamos a abordar que el Estado esté cerca de la gente, que la digitalización permita que el santafesino no tenga que hacer más una cola en ningún organismo público. Y después intentar que la gente viva Santa Fe con alegría, con felicidad. El sábado, en la inauguración del aeropuerto, todos sintieron orgullo de esa obra. Ahora viene un proyecto de mucha inversión pública también en avenidas, en embellecimiento de la ciudad, todo lo que va a ser el paseo de la costa, los Juegos Odesur. El año que viene va a ser impresionante.
—Cuando termine su mandato, ¿qué le gustaría que digan de su gestión?
—Que fui una persona normal, que trabajé mucho y que la provincia está mejor. Yo no me veo como un líder carismático. Soy más un trabajador, una persona que vino a resolver problemas en la provincia de Santa Fe. No a dar debates ideológicos ni a quedar en los umbrales de la historia. Vine a resolver los problemas que hay en este momento y la verdad es que siento que Dios me ayudó mucho, que tengo un equipo muy bueno. Tuve mucha ayuda de Dios para elegir el equipo y eso me permite gobernar con tranquilidad.
—¿Por qué piensa que es ayuda de Dios? Es usted quien define quiénes integran su gobierno.
—Dios nos pone en los lugares de poder y también nos saca.
—No, es el voto de la gente.
—Sí, pero también la Biblia dice que Dios nos pone en los lugares de poder. Y yo estoy acá también para cumplir una misión: por algo gané yo y no ganaron los otros candidatos.



