La fibrosis pulmonar idiopática es una enfermedad crónica de causa desconocida que provoca un endurecimiento o cicatrización progresiva del tejido pulmonar. En forma lenta y progresiva, la función respiratoria se ve deteriorada y su tasa de supervivencia es aproximadamente de 5 años tras la detección, si la misma no tuviera tratamiento.
Por este motivo, expertos alientan en hallar en forma precoz este cuadro, ya que, cuanto antes se comience el tratamiento con antifibróticos, antes puede frenarse la progresión. Si bien es idiopática (se desconoce la causa concreta), se considera que es provocada por algún agente externo desconocido en personas predispuestas a padecerla.
Los síntomas y el tratamiento
No hay síntomas demasiado específicos, de hecho suelen confundirse con los de otras enfermedades pulmonares. Por ejemplo, tos y disnea (sensación de falta de aire, ahogo), son algunas de las manifestaciones clínicas.
Al comienzo sólo existen estos signos cuando se realiza algún esfuerzo, pero, en fases más avanzadas, los síntomas son más frecuentes y se dan incluso en reposo.
El diagnóstico de la fibrosis pulmonar combina el análisis de los síntomas del paciente, la historia clínica y factores de riesgo, y una variedad de pruebas como la Tomografía Computarizada de Alta Resolución (TCAR) y pruebas de función pulmonar. La confirmación definitiva a menudo requiere una biopsia de pulmón para examinar el tejido.
No existe ningún tratamiento que cure la enfermedad. Hay tratamientos antifibróticos que enlentecen la progresión y mejoran el pronóstico. En casos avanzados de la enfermedad se necesita la administración de oxígeno y en otros hay que recurrir a un trasplante pulmonar.
Asimismo, deben abordarse enfermedades asociadas tales como reflujo gastroesofágico o apnea de sueño en caso de presentarse.
Prevención
A modo preventivo, los especialistas recomiendan evitar el tabaco y exponerse a tóxicos inhalados para evitar favorecer su aparición y progresión.
Por otra parte, alientan a vacunarse anualmente frente a virus respiratorios, como los causantes de gripe y neumococo.
Fuente: EFE.



