Desde 2004, cada 17 de octubre se celebra el Día Mundial contral el Dolor, con el objetivo de mejorar la calidad de vida de las personas que lo padecen en algún momento de sus vidas. Aquel año en Ginebra (Suiza), se reunieron la Asociación Internacional para el Estudio del Dolor (IASP en inglés), la Federación Europea del Dolor (EFIC en inglés) y la Organización Mundial de la Salud (OMS) como co-esponsor, estableciendo esta fecha.

Las personas y el dolor

El objetivo de este día es hacer un llamamiento sobre la necesidad de encontrar con urgencia alivio al sufrimiento que padecen las personas con enfermedades que son causantes de dolor. La mayoría de las personas han sentido dolor alguna vez en su vida, ya sea por una caída, por una enfermedad o por algún malestar.

De hecho, según las estadísticas, el 50% de las personas que acuden a recibir atención primaria, es por causa de algún dolor. Pero, además, una de cada cinco de ellas sufre de dolor crónico y una de cada tres tiene dolencias tan graves que no pueden lograr tener una vida normal.

Reflexionar y resolver

El día se conmemora para hacer una reflexión, ya que el primer motivo de consulta médica en atención primaria de la salud es el dolor. Existe un alto porcentaje de pacientes, entre un 25 y un 50 por ciento, que presentan dolor crónico. Esa cifra sube aún más, hasta un 60 y 70 por ciento, en los mayores de 65 años.

Existen programas en todo el mundo que buscan abordar a los pacientes que tienen enfermedades que muchas veces no son curables y generan mucho dolor, sobre todo las patologías osteomioarticular, es decir lo que abarca artrosis, fibromialgia, cefalea, dolor pélvico crónico, neuralgias de pacientes diabéticos, entre otras.

De esta forma, se busca evaluar y brindar un tratamiento adecuado, no solamente farmacológico, sino también mínimamente invasivo, como los bloqueos y otros procedimientos que sirven para aliviar.

Retos actuales

Los retos actuales para el abordaje del dolor crónico pasan tanto por el diagnóstico como por el tratamiento. Para empezar, no se dispone aún de ningún modo objetivo de medición del dolor. También porque existe un gran infradiagnóstico tanto del dolor crónico como de las comorbilidades que conlleva.

Por otro lado, es fundamental contar con fármacos más eficaces que consigan tratar estos dolores en el largo plazo. También crear equipos interdisciplinarios que consigan mejorar las posibilidades en el tratamiento. En este último aspecto, es clave el trabajo de psicología y psiquiatría para abordar y acompañar adecuadamente en la salud emocional y mental de quienes padecen dolores crónicos.