Las denominadas "miocardiopatías" son un grupo heterogéneo de enfermedades cardiovasculres, generalmente de origen hereditario, con gran impacto en la calidad de vida de quienes las padecen. Alteran estructural y funcionalmente el miocardio pudiendo llegar a ser mortales, debido a que son una de las principales causas de muerte súbita, sobre too en menores de 35 años cuando practican actividad física.

Por tal motivo y con el objetivo de visibilizar la importancia de un diagnóstico precoz que permita "actuar a tiempo", se elaboró el informe "Las miocardiopatías importan". El mismo estuvo a cargo de Bristol Myers Squibb (BMS) e Hiris en España.

El estudio

La investigación hace foco en la repercusión que tienen las miocardiopatías en la vida de los pacientes, así como los retos y necesidades no cubiertas. Además, supone una llamada a la acción que insta a profesionales de la salud, autoridades y a la sociedad en general a reconocer la importancia de las miocardiopatías y a trabajar conjuntamente para mejorar el abordaje de estas enfermedades.

El impacto de las miocardiopatías

Las principales manifestaciones clínicas de las miocardiopatías son secundarias a la insuficiencia cardíaca y a las arritmias. De hecho, estas patologías también pueden aumentar el riesgo de padecer un ictus cardioembólico.

Además, las miocardiopatías se asocian con una mayor prevalencia de ansiedad y depresión, y con limitaciones a nivel laboral, educativo y de las actividades de la vida diaria. De hecho, el miedo a la muerte súbita por esta enfermedad o el temor a transmitir la enfermedad a los hijos, son factores que generan mucho estrés y un estado de alerta constante en quienes las padecen.

Este deterioro de la calidad de vida incrementa en los pacientes que tienen también otras enfermedades crónicas como la enfermedad pulmonar y la artritis.

El principal coste de las miocardiopatías para los sistemas de salud se debe especialmente a las hospitalizaciones y a la necesidad de tratamientos de alta complejidad. Entran aquí en juego los desfibriladores automáticos implantables (DAI) o incluso los trasplantes cardíacos.

Además, estas enfermedades también suponen costos sociales y socioeconómicos, especialmente debido a la pérdida de productividad de las personas en edad laboral activa y a los cuidados informales.

Diagnóstico y tratamiento de las miocardiopatías

El diagnóstico de una miocardiopatía puede sospecharse por los síntomas, por la presencia de un soplo, un electrocardiograma (ECG) anormal o un por algún antecedente familiar de miocardiopatía o muerte súbita. En estos casos es fundamental realizar un ecocardiograma.

Otras pruebas serían: una prueba de esfuerzo, Holter ECG de 24 horas, resonancia magnética cardiaca, cateterismo, estudio electrofisiológico y estudio genético, entre otras.

Es muy frecuente y recomendable realizar un estudio genético ya que el resultado genético positivo permite estimar la probabilidad de recurrencia en familiares con mayor precisión. Sin embargo, pese al relevante papel de las pruebas genéticas existe una infrautilización en Europa, según sostiene el informe elaborado por Bristol Myers Squibb (BMS) e Hiris.

A pesar de la cantidad de pruebas disponibles para el diagnóstico, estudiar a los pacientes con miocardiopatías es muy complejo y requiere de especialistas expertos en estas enfermedades.

De hecho, muchos pacientes no presentan síntomas y por ello, es relevante hacer un diagnóstico precoz con el objetivo de evitar una consecuencia fatal.

 

Fuente: EFE.