El neurocientífico destacó también que los juegos: de cartas, ajedrez, bridge, etc, son sumamente recomendables.

Medina -actualmente director del Laboratorio de la Memoria del Instituto de Biología Celular y Neurociencia "Profesor Eduardo de Robertis" UBA-Conicet- fue distinguido por el Premio Científico que la Fundación Bunge y Born entrega cada año para destacar la trayectoria y el trabajo de investigadores, este año especialmente enfocado en el campo de la neurociencia experimental.

“Considero que es un premio a mi trayectoria científica y al esfuerzo de poder hacer ciencia en nuestro país", dijo Medina.

“En los últimos 30 años, nos dedicamos a estudiar cómo las memorias se forman y en especial las memorias que son traumáticas o estresantes”, explicó el especialista.

Y añadió: “Dedicamos muchos años a estudiar cómo los animales hacen para evitar algo que tenga que ver con un peligro o una situación molesta, que puede ser aplicable a nosotros como por ejemplo “cómo evito meter los dedos en un enchufe o la mano en la hornalla una vez que la puse alguna vez”.

“Qué partes del cerebro, que neuronas, que circuitos, que moléculas, qué química del cerebro tiene que ver con ese guardado de información”, agregó.

Al respecto indicó que "lo que se sabe menos es cómo podemos traerlas del recuerdo, evocarlas. Y de cómo es que nosotros muchas veces comenzamos a olvidar, que es la otra cara de la moneda de la memoria”.

Medina contó que con su equipo de investigación fueron los primeros en reconocer que los dos tipos de memorias, corta y larga duración, se producen debido a fenómenos moleculares y neuroquímicos diferentes. ´

“Queremos conocer los procesos biomoleculares -dijo- que expliquen por qué me acuerdo de algo que me pasó hace un año atrás y no de otros eventos que sucedieron en ese mismo período”.

“Sabemos desde la psicología que la respuesta está en la importancia que uno le da a esa experiencia. Las cosas que más recordamos -afirmó Medina- son aquellas que tienen un color emocional y relevante para nosotros”.

“Todo lo que tenga emocionalidad, experiencias -aunque sean positivas o negativas- son las que más recordamos”, precisó.

Y explicó: “Las memorias de contenido negativo, estresantes, dolorosas son las que más se guardan. En cambio, las memorias de recompensa, positivas, se guardan un poquito menos y las memorias neutras que no tienen ningún componente emocional son las que menos se guardan”.

Medina explicó que “esto es útil para que las memorias que gratifican perduren y, por el contrario, se atenúen aquellas dolorosas".

"Además, si uno conoce cuáles son los mecanismos para que una memoria dure más o menos, puede servir para hacer durar memorias que nos dan recompensa o nos gratifican. O, por el contrario, acortar o atenuar aquellas memorias dolorosas”.

En este punto Medina contó que los otros dos jóvenes premiados por la Fundación Bunge y Born, con el Premio Estímulo, los doctores Pedro Bekinschtein, y la doctora Noelia Weisstaub, “se formaron directa e indirectamente en mi grupo de investigación".

"Bekinschtein -dijo- hizo su tesis doctoral conmigo y es co-fundador del estudio sobre los mecanismos moleculares y celulares que subyacen al olvido selectivo”.