Un T.P se define como una organización psicológica cuyos rasgos, modos de percibir, sentir, pensar y relacionarse son rígidos, no admiten matices, llevan a que la persona repita comportamientos en forma de círculos viciosos y muestre dificultades para tolerar y resolver situaciones estresantes. Suelen tener serios problemas para regular los impulsos y manejar las emociones.

Los T.P generan síntomas y serios problemas en todas las áreas del funcionamiento psíquico y perjudican al que lo padece y/o a terceros.

Para mitigar o superar los síntomas y trastornos psicológicos puntuales que pueda padecer una persona (trastorno de ansiedad, por ejemplo), es necesario conocer la personalidad y sus trastornos. Si no se trabaja profundamente con la personalidad del paciente, los síntomas tienden a repetirse y el tratamiento resulta limitado o superficial.

La persona puede tener un trastorno generalizado en su personalidad o ciertos rasgos disfuncionales que lo complican en ciertas áreas de su vida (por ejemplo, relaciones sociales) pero puede desempeñarse bastante bien en el resto de su existencia.

Los T.P suelen estar asociados a síntomas de ansiedad, depresión, trastornos de los impulsos, adicciones, comportamientos violentos y traumas. Contribuyen significativamente para que dichos trastornos se desarrollen o los empeoran cuando la causa principal no se relaciona con un trastorno de la personalidad (por ejemplo, un trauma psíquico).

¿Cuándo se manifiestan?

Comienzan a perfilarse en la adolescencia y se definen en la adultez. En la adolescencia no siempre es sencillo distinguir cuándo un comportamiento es propio de la rebeldía, de las transgresiones, de los impulsos desbordados de dicha etapa y cuando dichas expresiones se instalan como patrones preocupantes y permanentes. Para ello siempre se debe consultar a un profesional en salud mental.

¿Cuántos tipos de Trastornos de la Personalidad, tienen identificados?

Se han investigado y definido catorce T.P: esquizoide, esquizotípico, paranoide, psicopático, narcisista, borderline, histriónico, evitativo, pasivo-dependiente, obsesivo, pasivo-agresivo, negativista, sádico-agresivo, depresivo.

Hay distintas clasificaciones que los agrupan según factores en común. Por ejemplo, los trastornos evitativo, dependiente y obsesivo tienen en común rasgos ansiosos.

¿Cómo impactan en los individuos que los padecen?

Algunos trastornos implican un gran sufrimiento para la persona. Por ejemplo, la personalidad pasivo-dependiente se apoya tanto en los demás para tomar decisiones, para recibir protección permanente, que se angustia intensamente ante la posibilidad de perder alguno de esos vínculos de apoyo imprescindibles. Si dicha perdida se produce (muerte de un familiar cercano, ruptura de pareja), puede ser el motivo para buscar ayuda terapéutica.

En cambio, otros trastornos hacen padecer a los demás. Por ejemplo, los psicópatas manipulan, dominan y usan a las personas para obtener, ventajas, gratificaciones y beneficios, gozando con el aprovechamiento y despreciando a sus víctimas. En este caso, son las víctimas las que deben pedir ayuda terapéutica pues los psicópatas, teniendo un núcleo de narcisismo grandioso jamás reconocen conflicto alguno, no sufren, ni sienten culpa por el daño que realizan a los demás.

Entonces, hay personas cuyos rasgos de carácter son ego-distónicos, es decir, sufren problemas y síntomas por su manera de ser en el mundo y no lo pueden revertir. Por ejemplo, una personalidad depresiva que es amarga y pesimista, cada vez que encara un problema siempre lo enfoca sintiendo y pensando que será peor de lo que es y que fracasará en su intento de resolverlo.

Y otras personas tienen rasgos ego-sintónicos, es decir, sus características de personalidad no le generan conflicto o planteo alguno. Por el contrario, consideran que siempre tienen razón en lo piensan, sienten o hacen y son los demás los que pueden generarles inconvenientes o perjuicios. Por ejemplo, las personalidades paranoides (persecutorias) que son desconfiadas y suspicaces.

Una característica destacada de las personas con trastornos de la personalidad es que están muy centrados en sí mismos. Tienen problemas para entender y aceptar los puntos de vista de los demás, carecen de pensamiento crítico y no se hacen preguntas sobre su proceder en la vida.

¿Qué le podemos recomendar a las personas que se interesan en esta nota?

La gente común puede llegar a la conclusión que tiene un vínculo con un sujeto que presenta un T.P por las características de dicha relación y sus consecuencias. Hay preguntas claves que nos podemos hacer. Por ejemplo:

    ¿Confío en esa persona?

Se recomienda que las personas que reconocen tener rasgos disfuncionales o un T.P pidan ayuda terapéutica, así como también lo hagan aquellos individuos que soportan el agobio de interactuar o convivir diariamente con un individuo que tiene una personalidad desgastante o destructiva.

 

*Jorge Libman, psicólogo, especialista en psicología psicodinámica, matrícula 2231 Consultorio, Alvear 1478, 3er Piso Rosario