La pandemia impulsó un enorme crecimiento de la economía digital y las criptomonedas, que se están convirtiendo en activos cada vez más interesantes para inversores y ahorristas que buscan diferentes alternativas a las cuales destinar su capital. Bitcoin es la más reconocida, y también la que más interés genera por este mundo, pero también hay muchas otras criptos con objetivos y particularidades diferentes, y entender este sistema se está convirtiendo en algo cada vez más importante.

La capitalización de mercado acumulada (el precio de las criptomonedas multiplicado por la cantidad que hay en el mercado) creció alrededor de 300% en 2020, lo que da cuenta del impulso que tuvieron estos activos. 

Aunque sobre este punto también hay que remarcar que, a principios del 2021, había contabilizadas más de 4.000 criptomonedas, la mayoría de las cuales no tienen valores significativos: son 20 las monedas que representan el 90% del mercado total. Pero más allá de esto, su expansión es notable.

Y lo que para muchos podría parecer algo totalmente alejado de la realidad local, ha demostrado que poco a poco va ganando terreno. Fue el viernes pasado cuando se conoció la noticia de que en Rosario ya se puede operar en el primer cajero automático que admite compra y venta de criptomonedas, y a partir de allí surgen varios interrogantes.

Las preguntas están relacionadas ya no solo con Bitcoin y sus características, sino además con activos digitales como ether, binance coin y otras alternative coins (aquellas que no son bitcoin); y con la red que hace posible el funcionamiento de este ecosistema que crece día tras día: Blockchain, o red de bloques.

Se trata de una gran innovación tecnológica que recién durante el último tiempo se ha vuelto más masiva, años después de la publicación del proyecto original de Bitcoin que surgió en 2009 bajo el seudónimo de Satoshi Nakamoto (la teoría es que se trata de uno o varios usuarios, cuya identidad aún permanece anónima).

La irrupción de las criptomonedas

Sus utilidades concretas, cada vez más visibles, dan cuenta de una realidad que rápidamente va adoptando a las criptomonedas como elemento fundamental de las transacciones del futuro, y conocedores de la materia explican que, de alguna manera, esto está desafiando a los sistemas conservadores.

Por lo menos así lo entiende Joan Cwaik, autor y divulgador especializado en tecnologías emergentes, quien dialogó con Rosario3 para compartir su visión sobre algunas de las cuestiones más interesantes que rodean al mundo de los criptoactivos.

Cwaik explica que el entorno de las criptomonedas no se puede estudiar "desde la mismas reglas de la economía tradicional". (@joancwaik)


Cwaik señala que actualmente vivimos en un escenario en el cual "empezamos a ver varias tecnologías que están poniendo en jaque a sistemas conservadores" como el financiero, todo esto potenciado evidentemente por la pandemia.

"El sistema financiero actual está quebrado", dice al indicar que mientras las crisis de los mercados financieros se vuelven cada vez más complejas, las criptomonedas van cobrando mayor relevancia y credibilidad en cuanto a sus usos.

"Para comprender el entorno de las criptomonedas no lo podemos estudiar desde la mismas reglas de la economía tradicional", explica. Estos activos, a diferencia del papel moneda, no son emitidos por Gobiernos ni sus respectivas entidades, sino que se crean a partir de la minería descentralizada de millones de usuarios repartidos por todo el mundo.

Aunque los criptoactivos mantienen claras diferencias con el dinero tradicional, Cwaik remarca que el destino de estas esferas del mundo financiero es convivir. "Las criptomonedas son a las entidades bancarias lo que las redes sociales fueron a los medios de comunicación", plantea como analogía para explicar esta cuestión.

El dinero digital no vendría, al menos por ahora, a reemplazar totalmente al efectivo ni a la banca tradicional. Cada usuario tendrá la libertad de elegir en dónde depositar su dinero, si en una cuenta bancaria o en una "wallet" (billeteras virtuales para almacenar criptomonedas), y también podrán apostar por la diversificación de su dinero adquiriendo estos criptoactivos y quedándose con otro porcentaje en monedas tradicionales.

"Bitcoin no cumple la función de reserva de valor"


Si bien ciertas empresas han incorporado al bitcoin como una alternativa dentro de sus carteras, el mercado institucional está creciendo poco a poco, y la volatilidad y correcciones sobre esta criptomoneda la convierten en una inversión de alto riesgo.

El especialista en tecnologías emergentes describe a este ecosistema como "una red de consenso global" en la cual los usuarios se ponen de acuerdo en que el bitcoin tiene un valor, que varía dependiendo de los movimientos dentro del sistema.

"La volatilidad es producto, en gran parte, de la cantidad de gente que está ingresando y saliendo del sistema", explica sobre las recientes correcciones que se vieron sobre el valor del bitcoin, que cayó desde un máximo histórico de 63.000 dólares en abril hasta situarse, con altas y bajas, en torno a los 35.000 en menos de dos meses.

El valor del Bitcoin alcanzó su máximo histórico de 63.000 dólares en abril.


Estas variaciones abruptas en su valor se deben a que en la "red descentralizada" de Blockchain "todos somos emisores y receptores". "Las correcciones son normales producto de la volatilidad", dice.

En ese sentido añade que el bitcoin "es el único activo que tiene ese componente" y que el pánico que se genera por vender impacta en su precio.

Por este motivo es que Cwaik considera que la criptomoneda de la que todo el mundo está hablando "hoy en día no cumple la función de reserva de valor", y resulta impreciso hacer una predicción a futuro, como ocurre con cualquier otra posibilidad de inversión. 

En un video publicado en su perfil de Instagram, recomendó que "uno invierta lo que está dispuesto a perder" cuando se trata de comprar bitcoins.

Marcos normativos para criptomonedas


Por otro lado, y en cuanto a posibles regulaciones que podrían establecerse desde el Estado, Cwaik afirmó que "los marcos normativos y las legislaciones deben fortalecer a las criptomonedas", pero volvió a resaltar que "no se las puede regular como a las monedas tradicionales".

En diferentes países, por ejemplo, ya se está trabajando en la implementación de monedas digitales a partir de desarrollos propios, adaptando las divisas tradicionales a las nuevas tecnologías. 

"Estamos comprometidos en la Reserva Federal (Fed) a escuchar un amplio rango de voces sobre este importante tema antes de tomar una determinación sobre si y cómo avanzar con una moneda digital del banco central (CBDC)", afirmó a mediados de mayo el titular de la Reserva Federal de los Estados Unidos Jerome Powell.

El Banco de Japón (Boj) también está trabajando para avanzar en la creación del yen digital, y desde la Unión Europea ya han anunciado que harán lo propio. "El euro digital no es una opción, es algo que tenemos que hacer", dijo en abril el vicepresidente del Banco Central Europeo Luis de Guindos.

Diferentes iniciativas públicas y privadas están siendo desarrolladas para regularizar el uso de criptomonedas.


Las iniciativas privadas también dan cuenta de la importancia de investigar y aplicar la digitalización del dinero. Facebook, por ejemplo, está trabajando en su propia moneda digital desde 2019, cuando anunció que lanzaría una solución propia llamada Libra.

Tras aquel anuncio, países como Rusia e incluso Estados Unidos advirtieron que no permitirían su legalización. Esto, sumado también a que plataformas como PayPal retiraron su apoyo a la empresa, hizo que Facebook replanteara su idea.

Pero lo cierto es que la llegada de la criptomoneda del gigante de las redes sociales es inminente. Pasará a llamarse Diem, y su objetivo será que los usuarios de la plataforma puedan realizar pagos, depósitos y transferencias en línea de manera segura, apuntando sobre todo a quienes no poseen cuentas bancarias. El programa piloto de esta criptomoneda podría conocerse hacia finales de este año.

¿Qué ocurre en las economías emergentes?


En los países con realidades económicas más rezagadas, como en el caso de Argentina, las criptomonedas se están convirtiendo en alternativas interesantes para poder acceder a divisas extranjeras y ahorrar.

"Cada vez hay más freelancers que usan bitcoin para cobrar servicios que brindan para el exterior, y así poder llegar al dólar", dice Cwaik, que además hace mención del envío de remesas o dinero como práctica creciente en muchos países de Latinoamérica.

Incluso en Argentina ya hay iniciativas que funcionan con criptomonedas, como Greenbond Meter, un proyecto cuya finalidad es colaborar con la preservación de bosques o selvas amenazadas por la deforestación en el país.

Todo indica que el uso de criptomonedas, como así también los desarrollos e innovaciones posibles a partir de su sistema subyacente, continuarán avanzando durante los próximos años hasta probablemente formar parte de las transacciones cotidianas.

Pero mientras eso sucede, también hay muchas preguntas por resolver: ¿Es realmente seguro contar con tanto capital digitalizado en una red descentralizada? ¿El pseudoanonimato que caracteriza a la Blockchain representa más beneficios que riesgos? ¿Cómo puede resolverse la cuestión del consumo energético de la minería de bitcoins y su impacto negativo en el medio ambiente?