El yoga es una de las tradicionales disciplinas orientales que el mundo occidental adoptó sin dudas, a raíz de la gran cantidad de beneficios que otorga a la salud integral. Un estilo de ser y estar que no pasa de moda y, por el contrario, pareciera servir cada vez más en un mundo caracterizado por la inmediatez y la ansiedad.

Desde las distintas posturas o asanas, esta disciplina logra el equilibrio entre cuerpo, mente y espíritu, al punto de servir para diferentes finalidades. En este caso, y avocándose al descanso, existen tres fundamentales para lograr este cometido de la manera más relajada y reparadora posible.

- Descanso:

Además de estirar distintos grupos musculares, sobre todo en la zona de la espalda, esta postura ayuda a disminuir la frecuencia cardíaca y ajustar la velocidad de la respiración. Para lograrla, la persona debe sentarse sobre sus rodillas estirando el cuerpo hacia adelante. Las palmas de las manos deben estar apoyadas hacia abajo sobre el piso, ayudando a que la espalda se incline lo más que pueda y, de ese modo, estirarse mejor.

- El árbol:

La postura se logra entre el mantenimiento del equilibrio por algunos segundos, y el relax del cuerpo. Para hacerlo es fundamental la concentración, ya que debe focalizarse la mente en lo que se está haciendo. Lo ideal es mantener el equilibrio al menos 30 segundos, con la espalda recta y la cabeza erguida. Una vez que se practique de forma recurrente, puede comenzar a optarse por levantar las manos, una opción es juntando las palmas de las manos.

Postura de "el árbol"

- La cobra:

Es una de las posturas más famosas y utilizadas, ya que sirve para fortalecer y estirar la espalda liberando tensiones allí acumuladas. Como ejercicio, también resulta útil reafirmando glúteos y marcando abdominales. Para lograrla, la persona debe comenzar acostada boca abajo apoyando la frente en el piso y con las palmas de las manos estiradas por debajo de los hombros. Previo a estirarse, revisar que las piernas y pies tengan una cierta distancia entre sí, que los empeines estén recostados y que el cuerpo se estire correctamente. Luego, subir la espalda lo más que se pueda, llevando el pecho hacia adelante. Es fundamental escuchar al propio cuerpo y no exigir más de lo que se pueda, con cada práctica la técnica mejorará notablemente.

Postura de "la cobra"