Todas las personas se sienten identificadas con los momentos en los que una canción pegadiza se instala en la mente casi sin permiso y difícilmente salga. Estar en plena calle, en el colectivo o incluso trabajando no es impedimento para que, de repente, la canción vuelva a sonar una y otra vez en la cabeza. Según un nuevo estudio proveniente de la Universidad de Reading (Reino Unido), no se necesita ni una playlist alternativa ni terapia musical para romper con la repetición constante de una canción: sólo se requiere de un chicle y alrededor de diez minutos de paciencia.
El chicle para despegar la música
Los investigadores hicieron un experimento con 98 voluntarios que escucharon canciones populares como “Play Hard” de David Guetta o “Payphone” de Maroon 5. Luego, se les pidió que presionaran un botón cada vez que se acordaran de la melodía. En tres pruebas: sin chicle, mascando chicle y golpeando sus dedos en una mesa, masticar fue la opción ganadora: ¡podían evitar pensar en la canción hasta un 33% más!
A modo de explicación, desde la investigación indicaron que, al mascar chicle, se activan los mismos sistemas cerebrales que se usan para cantar o hablar. Al concentrarlos en la mandíbula, se evita que ese “replay mental” de la canción siga funcionando libremente. Es casi como hacer que el cerebro se distraiga de otro modo.
Y esto no solo sirve para esos hits pegadizos que no paran de sonar en la cabeza: según los investigadores, podría funcionar con cualquier pensamiento reincidente y molesto. ¿Pensamientos de ex? ¿Una frase que no se puede olvidar? Antes de una nueva repetición, probar con masticar chicle.



