Respaldados por el comunicado conjunto que todos los actores del comercio de granos firmaron hace una semana sobre la profesionalidad en la elaboración diaria de los precios de Pizarra de soja, maíz y trigo, la Cámara Arbitral de Cereales de la Bolsa de Comercio de Rosario empezó a analizar técnicamente si la metodología aplicada necesita actualizaciones.

En efecto, el miércoles pasado se reunió la comisión de pizarra de la entidad, en la que tienen asientos representantes de todos los sectores, y el centro de la atención se puso en la ponderación de los precios de las operaciones cortas con entrega en los mercados de futuros, una suerte de extendido del mercado físico (o spot).

Se trató de una primera aproximación y las conversaciones continuarán. De hecho, se fijo un plenario de la Cámara para el 20 en el que se analizará el tema que estalló cuando hace 15 días las casas exportadoras Cargill y ADM decidieron súbitamente dejar de tomar a la Pizarra para sus referencias en las operaciones a fijar precio en maíz argumentando que, al reflejar operaciones en futuros con delivery, se inflaban los valores de Cámara.

Ese revés a una de las principales instituciones del mercado, como es la Pizarra, agitó las aguas internas porque desde el agro se acusaba, por el contrario, a la exportación de arbitrariamente pagar en el mercado disponible (entrega física) precios bajos por el maíz que no se coinciden con la escasez por la sequía.

Luego de escalar al máximo la tensión la semana pasada, el acuerdo de la Cámara Arbitral de ratificar proceso (con la firma de los propios exportadores, que igual dejaron de usarla) tomado el viernes de la semana pasada calmó ánimos. Y, a diferencia de lo que venía ocurriendo antes de la crisis, se fijaron en esta semana que termina precios de Pizarra para el maíz que no fueron protestados por los compradores. Con ese clima, se pudo entonces empezar el debate con un perfil más técnico.

Fue así que al igual de lo debatido cuando hacia 2010 se decidió incluir un porcentaje de esos negocios (por aquel entonces corredores aseguraban que esas operaciones a término le servían a los compradores para garantizarse abastecimiento en corto pagando mejores precios aprovechando que no se computaban para la Pizarra diaria), volvieron a aparecer los más puristas que insisten con que genera distorsiones ya que los precios de Pizarra siempre buscaron reflejar lo que pasa en el comercio diario con entrega física y quienes sostienen que no hay que dejar de aggionar procesos para que la Pizarra no pierda real representatividad de lo que ocurre diariamente con los precios de los granos en Rosario.

Como sea, al menos en el clima interno de la Bolsa, se acomodó y el malestar se fue focalizando en las formas de Cargill de retirarse dando un portazo. Y también en una falta de reflejos para actuar rápido de la Cámara, ya que al trascender se abrió una caja de pandora dándole pasto a las fieras. Tanto los que aprovecharon para tirarle a los exportadores, los que salieron a fustigar al gobierno y también los que revivieron históricos recelos entre plazas comerciales del país.

Y mientras que todavía sigue la discusión en la conveniencia o no de usar la Pizarra para fijar operaciones con granos, en la Cámara Arbitral se corren de ese debate, que todavía sigue teniendo capítulos públicos, insistiendo con que su tarea es garantizar la publicación de precios de referencia de lo ocurrido en plaza, como lo dispone la normativa del gobierno, y que su uso para negocios (que nunca estuvo prescripto, ni ellos recomendaron) está en la órbita del libre comercio.

Debate a cielo abierto

Sobre el uso de la Pizarra para fijaciones de precios, el productor agropecuario y ex jefe gabinete Ministerio Agricultura durante el gobierno de Mauricio Macri, Santiago del Solar, dijo este fin de semana: “Anotar precio de pizarra no es comercializar grano. Es solo despachar, para que luego nos informen a cuánto fue “fijado” el valor. Tenemos que salir de este mecanismo vetusto”. Y sugirió las fijaciones por el mercado de futuros. “Creo que llegó el momento de aprovechar toda la estructura y conocimiento del Matba-Rofex  para generar alternativas que realmente descubran los precios y ayuden a tener mercados más transparentes”, sostuvo. “Las herramientas están. Los que no quieren cambiar nada por conveniencia, también están”, insistió.

Esa postura también tiene sus detractores porque si bien el Matba-Rofex viene aumentando su liquidez, todavía no tiene la profundidad para hacer frente a una campaña, y también hay situaciones puntuales que el comprador no convalida. En efecto, no es poco casual que una posición spot se vuelve técnica por lo que es imposible fijar millones de toneladas, sobre todo con intervención estatal del mercado.

Por eso también están los que apuntan a vender una prima en el mercado de Chicago (que por su volumen garantiza transparencia y referencia de precios) y después fijarlo por sus valores. Pero además de cuestiones operativas (¿Quién toma fijaciones con Chicago?), el tema de fijar por el mercado estadounidense significaría un fuerte cambio en la cultura comercial del mercado de granos argentino.

Productores rurales de Buenos Aires llaman a no fijar más por Pizarra

Reunión de la Mesa de la Oferta

Ese clima de relajación de tensión por el tema de la Pizarra se pudo también percibir en la reunión que la llamada Mesa de la Oferta (que reúne a productores, corredores, acopiadores y cooperativas) que se realizó el jueves. Esto es: no pasa desapercibido como los exportadores viven corriendo la línea (dejaron de pagar calidad en maíz y cada vez envían menos granos a analizar en la Bolsa, que es un tercero, porque lo hacen en los puertos y plantas propias), pero se coincidió con la decisión de la Cámara de dedicarse a analizar la conveniencia de actualizar metodologías de la Pizarra para que tenga real representatividad.

Es por eso que prefirieron focalizarse en la agenda de temas pendientes de resolución con los exportadores. Y el que encabezó la lista de la extensa reunión fue, claramente, el reclamo a los exportadores por la reducción del plazo para cobrar la liquidación final (3%) de las operaciones, sobre todo cuando la mercadería ya había sido entregada.

Si bien hay empresas que achicaron plazos, la mayorí. todavía argumenta cuestiones de sistema; y se trata de un monto importante que queda en manos de compradores por varios días para hacerlo rendir financieramente mientras que el vendedor, por la inflación, se queda viendo cómo el poder adquisitivo del billete a cobrara se deprecia.

Claramente, el impacto de la histórica seca (el país está en las puertas de la peor cosecha en términos relativos en años) estuvo al tope de las preocupaciones, pero -como novedad- también se coló el tema de Vicentin. Es que el impago -que en el campo es de 450 millones de dólares- todavía está adentro del sistema y, ahora que se achica el negocio por la sequía, muchas empresas que lo venían absorbiendo necesitan con urgencia recuperar algo para atravesar el temporal.