El tema es cada vez más recurrente en las charlas entre operadores del mercado inmobiliario. La flexibilidad de algunos municipios del Gran Rosario para aprobar nuevos desarrollos y loteos que se contrapone con las exigencias que impone la ciudad de Rosario a las construcciones, y por por eso cada vez más los rosarinos invierten en real state fuera de la ciudad. Y ya hay importantes actores del negocio que le trasladaron la inquietud al intendente Pablo Javkin por los dólares de los rosarinos que se van de la ciudad y los negocios que se pierde Rosario.

Más allá de la tendencia asentada desde hace años de ciudadanos buscando vivir alejados del centro en busca de mejor calidad de vida, la polémica se centra en cómo se administra ese proceso metropolitanamente y si Rosario está sacándole el jugo a sus propios espacios verdes en la periferia para que las inversiones no se le escapen.  

En efecto, la zona destinada a competir con los lotes es el noroeste y el problema que asoma allí, según coinciden los desarrolladores, es un desbarajuste normativo. Así mientras que en el corazón de Fisherton se habilitaron grandes condominios, en barrios más cercanos al Aeropuerto están prohibidos. Pero el cambio de exigencias se registra incluso por cuadras, como en el caso de la avenida Newbery, cuya altura de construcción máxima permitida varía muchas veces a lo largo de su recorrido.

En Fisherton se dan casos emblemáticos de este desbarajuste. Sobre una cortada bien boutique como la de Juárez Celman entre Boulveard Argentino y Juan José Paso en la que hay sólo una docena de pintorescas casas se habilitó en la gestión socialista un desarrollo de casi cuarenta unidades que cuando se termine alterará tanto la fisonomía de la cortada (que colapsará cuando ingresen y salgan cantidades de autos por una angosta calle) que provocó que la mayoría de las casas se ponga a la venta.

Pero eso no es todo, como los desarrolladores de ese emprendimiento tuvieron que afrontar la oposición de vecinos influyentes se preocuparon en ajustarse al milímetro en todas las normativas de construcción. Y al hacerlo dejaron en off side a casi todas las casas de la cuadra. Resulta que al ajustarse a la distancia de retiro, el ingreso al complejo quedó muy adentro rompiendo la línea vigente dejando expuesto que muchos vecinos de allí habían avanzado por demás y por eso en esa cortada casi no hay vereda pública.

En los barrios como Aldea, San Eduardo, Hostal del Sol y Greens la normativa también cambia depende las manzanas ocurriendo que, por ejemplo, en una cuadra se puedan levantar condominios y edificios de grandes alturas y a las pocas manzanas estén prohibidos.

El problema es que muchos desarrolladores ya tomaron posesión de tierras en todas esas zonas, pero dudan en poner primera a la espera de una actualización normativa municipal que clarifique y ordene la situación. Pero mientras tanto, ven como los rosarinos que podrían invertir allí compran lotes afuera de la ciudad, adonde la permisividad constructiva es moneda corriente.

Según conversan los desarrolladores, la Municipalidad podria tejer una estrategia a dos puntas. lmpulsar desde Ente de Coordinación Metropolitana una estrategia en común en materia de exigencias normativas y de infraestructura para los nuevos desarrollos urbanos en los municipios del Gran Rosario mientras que puertas adentro debería encarar un refresh de exigencias que pueda darle viabilidad a nuevos desarrollos. Ese no es un tema fácil ya que ahí la Municipalidad debe encontrar el equilibrio para darle pista a la construcción privada sin alterar la esencia de los barrios verdes de la ciudad.

En rigor, en la Intendencia están sobre el tema de cambiar la normativa para construir en la zona de Fisherton, pero a gusto de los desarrolladores viene con un paso que no le sigue el ritmo al movimiento del mercado

Es por eso hay señales que a los empresarios le preocupan más que el ritmo de la gestión que es la orientación de la misma. Por ejemplo, generó el ceño fruncido entre los desarrolladores el reciente voto positivo de concejales vinculados al frente gobernante que le ponden condicionamiento a condominios cerrados en la zona de Nuevo Alberdi. 

No tanto por el caso de Nuevo Alberdi, que fue votado por unanimidad en el Concejo y que resultó una salida favorable a un conflicto de años que frenaba la inversión en esas tierras y necesitaba la gestación de puntos de acuerdos entre sectores con oposición fuertes, sino porque ven que está tomando forma en el Concejo la idea de que la figura de los grandes condominios le tomó a la posta a la de los countries, prohibidos en Rosario, como construcciones cerradas, y por eso están empezando a batallar para que se los prohíba normativamente. 

Un Concejo que, a consideración de empresarios del sector, ahora lamenta por la prensa que el centro de la ciudad esté venido a menos cuando es responsable de abortar un mega desarrollo inmobiliario destinado a reactivarlo, sumando las viviendas de calidad hoy tan demandadas, como era el de Aldo Lattuca y Asociados en Rioja entre Corrientes y Córdoba.

Como el run run de este domingo se concentró mucho en un sólo tema, y para no hacerlo tan largo, a las 18 se publicará en Rosario3 un segundo capítulo "vespertino" con novedades en la interna de la Bolsa de Comercio, pases de facturas entre las fábricas del biodiesel, una interesante movida de industria alimentaria y una inversión que se descuelga del resto, entre otros temas de charla en las "mesas" empresarias.