La muerte de Miguel Lifschitz genera un cambio de 180 grados en la política santafesina. Provoca no sólo un vacío muy grande en el Partido Socialista (PS), que ahora deberá buscar un rumbo y electores competitivos, sino también en el escenario político, institucional y electoral a lo largo de toda la bota. Después de que pase el duelo, los actores de la oposición comenzarán a moverse para reacomodar primero la conducción de la Cámara de Diputados y después cómo se armará la oferta electoral ya sin el gran protagonista para los comicios de este año. Y más adelante llegará el momento de ir construyendo una alternativa para competir por la gobernación, dentro de dos años, a la que ya se había anotado el ex gobernador recientemente fallecido.

Los manuales de la política hablan de la teoría del cisne negro y es cuando aparece algo realmente inesperado e imprevisto que modifica el escenario. Y realmente la muerte de Lifschitz es un cisne negro para la política santafesina. Cambia todo, incluso hasta en el propio oficialismo. Y no son pocos los que creen que se polarizaría el escenario electoral santafesino de tres tercios con el que se llegó hasta el 2019.

El socialismo atraviesa “la crisis más grave” y “el momento más duro”, resumió una de las mujeres de confianza del ex intendente, Alicia Ciciliani, durante el sepelio. Cuando calme el dolor por la pérdida, el espacio deberá empezar a rearmarse.

Primero será el turno de definir la presidencia de la Cámara Baja. Y allí talla la figura del diputado Pablo Farías, ex ministro de Gobierno de la administración Lifschitz. Habrá que esperar un tiempo para saber cómo afectó la muerte a su esposa y también diputada Clara García. El sub-bloque de pura cepa socialista está conformado también por jóvenes legisladores y legisladoras que llegaron de la mano del líder hoy ausente. Y también habrá que seguir con atención los pasos de los enrolados bajo la conducción del radical frentista Maximiliano Pullaro.



Después, los socialistas tendrán que darse un debate interno sobre los pasos a seguir en materia electoral. Con una nueva conducción elegida en las últimas elecciones partidarias del pasado mes, ahora se abre el debate sobre el perfil del partido ya sin la figura más convocante. Si bien falta un tiempo, el reloj político empieza a correr de cara la definición de las listas cuyo cierre de presentación está previsto para el 24 de julio tras el corrimiento del cronograma acordado a nivel nacional.

Lifschitz era el que sobresalía en las mediciones. Sólo por citar una,  Doxa Data Consultores encuestó a 400 rosarinos en marzo pasado y le dio el más alto índice de imagen positiva (59,2%). Y encabezó la intensión de voto para la categoría a senador nacional (28,2%) ,casi duplicando a otros actores. 

La ausencia del líder traerá debates internos en el PS y la necesidad de encontrar figuras que puedan ocupar su lugar. Con el duelo todavía sobre las espaldas, por ahora nadie se atreve a decir algo sobre el futuro. Desde afuera se vislumbra que una de las grandes definiciones será si el partido apela a figuras ya reconocidas como el ex gobernador Antonio Bonfatti o la ex intendenta Mónica Fein, o busca airear con nombres como el diputado Enrique Estévez o la concejala Verónica Irizar. Lo que era conocido como el lifschitzmo ya se había recostado sobre este último grupo.

Pero más allá del socialismo está el Frente Progresista. Un espacio cuya figura ordenadora era Lifschitz. Y ahora no está. Por lo tanto habrá que ver la suerte que corre sin su principal figura y elector. ¿Qué harán los radicales frentistas del espacio NEO que conduce Pullaro? ¿Y los radicales que están junto a la gestión del intendente santafesino Emilio Jatón? Los otros partidos que están en el Frente como el PDP, Sí, Libres del Sur o el movimiento Creo del intendente Pablo Javkin, ¿seguirán dentro de la coalición?

Javkin sabe que en política no hay espacios vacíos y muchos ya lo miran como una posible referencia ante la imprevista muerte del socialista. Por gestión, edad, imagen y proyección, los caminos conducen al alcalde rosarino, quien seguramente este año se concentrará en fortalecer su administración ocupando un lugar central para apoyar a su lista de candidatos a concejales y orejeará el escenario nacional evitando entrar en provocaciones y chicanas que llegarán al Palacio de los Leones desde diferentes direcciones.



En Juntos por el Cambio también sacude lo de Lifschitz. Si hasta la semana pasada el vicepresidente del PRO nacional Federico Angelini y el santafesino José Corral (recientemente nombrado en el directorio del Enacom en representación de la oposición) estaban anotados para competirle al ex gobernador si se presentaba como candidato a senador nacional, ahora se envalentonarán aún más.

Y hay que esperar más sorpresas: los radicales que están en JxC conducidos por el diputado provincial Julián Galdeano buscan reunir el apoyo de intendentes y presidentes comunales con una candidatura atractiva aún sin definiciones.

JxC cree que en Santa Fe ya no habrá otra opción que elegir entre un candidato del peronismo, referenciado en los gobiernos nacional y provincial, y otro que constituya la única opción para oponerse al oficialismo. 

El justicialismo santafesino mira de reojo y en silencio cómo se acomodará el tablero de ajedrez del Frente Progresista ahora sin la pieza principal. Algunos entienden que la oposición está muy atomizada y pueden animarse a sacar la cabeza para buscar un lugar expectante en las listas para las elecciones legislativas. Eso sí; saben que la confección final quedará en manos de Cristina y Alberto Fernández y el gobernador Omar Perotti.

El fallecimiento de Lifschitz obliga a replantear casi todo y en varios sentidos. La política provincial despierta de un letargo para reacomodar las piezas. Ya nada será lo mismo.