Newell's ganó el clásico de Rosario y es puntero. En Arroyito, se dio uno de esos gustos que se recuerdan para toda la vida. Porque este domingo, triunfó como le gusta a todos ganar este tipo de partidos: sobre el final, en la última pelota de la tarde. Y encima, luego de un trámite que no le había sido favorable.

El conjunto de Osella debió batallar mucho para sostenerse en pie, sobre todo en el primer tiempo, cuando Central fue el conjunto que más ocasiones generó. En ese primer acto, Luciano Pocrnijc, el arquero ñubelista, tuvo una doble tapada magistral que, al cabo, tendría en el trámite el mismo peso que el gol de Maxi. También Camacho falló un gol cantado debajo del arco.

Luego del dominio centralista del primer acto, el complemento fue más parejo. A Central se le nublaron las ideas, el cerebro de Gustavo Colman ya no generó lo mismo que antes y no hubo tantas chances de gol. Para la visita, la estrategia era esperar bien armado y apostar a ganarlo en alguna contra o pelota parada. Y así fue, cuando el tiempo ya expiraba y todo pintaba para 0 a 0.

Ya en tiempo adicionado al reglamentario, Maxi Rodríguez ejecutó un córner desde la izquierda y el rebote le quedó dentro del área a la propia Fiera, que entraba por el costado. El disparo bajo, combado, pasó por al lado de Sosa, provocó el delirio de suplentes, cuerpo técnico e hinchas que lo seguían por TV y dejó presas del estupor a los asistentes al Gigante. 

Con estos tres puntos, Newell's llegó a lo más alto de la tabla de posiciones, superando transitoriamente a Estudiantes (que está por jugar con San Lorenzo). Con 17 puntos sobre 21, la cosecha ya es mucho mejor que le imaginada. Incluso que la que se podría inferir por su juego. Pero hoy a sus hinchas eso poco le importa. El grito de desahogo va mucho más allá de cualquier análisis deportivo. Para Central, es tiempo de superar el mal trago y apuntar todos los cañones a la Copa Argentina.