La despedida de La Fiera tuvo un nivel de emociones sostenidas durante toda la noche. Sin embargo, a los once minutos del segundo tiempo, Adrián Taffarel mandó a la cancha a Nazareno Funes en reemplazo de Maximiliano Rodríguez. Así se cerró una carrera magnífica de un jugador notable.

Pocas veces ocurrió una situación similar. El partido se detuvo, los rivales observaron admirados sin parar de aplaudir al hombre que tantas alegrías le dio al pueblo argentino vistiendo la camiseta albiceleste. Los fuegos de artificio cubrieron el estadio y no se jugó al fútbol al menos por dos minutos.

Pablo Pérez recibió la cinta de capitán leproso de sus manos, pero un segundo antes, al ver el cartel con el 11 que salía, se tomó la cabeza como quien augura una catástrofe. Su amigo y compañero no podía creer que realmente fuera el final. Ya no había manera de torcer su decisión. Los compañeros o buscaron para fundirse en un abrazo y Maxi no pudo contener las lágrimas.

Hasta Mauro Vigliano, el árbitro del partido, se acercó para abrazarlo y despedirlo. El “olé, olé, olé, Maxi, Maxi” bajó desde las tribunas y el capitán leproso cruzó la línea de cal por última vez. Ese camino ya no podrá desandarlo. Ahora, nacerán nuevas aventuras para la Fiera.