Estudiantes seduce a Santiago Ascacíbar y Guido Carrillo para sacarle un poco de modorra al mercado de pases que tiene a River como protagonista casi excluyente. Racing y Boca, los otros poderosos de arcas frondosas, apenas coquetean con algunos nombres, pero no más que eso. A pesar de que la Academia vendió el lunes en un trámite express a Carlos Alcaraz, que se fue a Southampton por 11 millones libres de impuestos.

Una muestra palmaria de la realidad de los clubes argentinos y el deterioro de las plantillas de las institucioness. Racing, que tiene mucho resto, vendió a un chico de 20 años y ahora quiere contratar a Paolo Guerrero, que tiene 39 y está claramente en el final de su carrera.

Los millonarios le hacen honor a su apodo y repatriaron a Nacho Fernández y a Kranevitter y tratan de recuperar a Borré. Y ahora les apareció en el horizonte el venezolano Salomón Rondón y también lo trajeron. Y para mitad de año piensan en el Mellizo Ramiro Funes Mori. Y en una de esas Lanzini también pega la vuelta, aunque parece bastante más difícil. ¿Y el resto? El resto hace lo que puede.

Unos 150 pases con muy pocos nombres.

Miguel Angel Russo anunció tras el empate con la U de Chile que Central aún no se había retirado del mercado, pero sus cartas no son muy fuertes.

Lucas Rodríguez, reciente incorporación de Central

La prueba está en las contrataciones y en las salidas. Se fueron Buonanotte, Tanlongo y Blanco, ninguno de los que llegó alcanza la jerarquía de uno solo de los que salieron.

Newell’s merodea por los clubes tratando de cumplir las pretensiones de Heinze. Pero no es mucho lo que consigue. Aunque los nombres tienen, por ahora, un palmarés superior a los de Central. No tanto tampoco, nada definitorio ni concluyente.

Bruno Pittón, un lateral-volante para Heinze

Los bolsillos de los clubes argentinos, en su mayoría, siguen siendo pequeños. Y tienden a achicarse.

En el país de los campeones del mundo la realidad económica no tiene nada que ver con el logro obtenido en Qatar.

Los jugadores se van por decenas por montos cada vez menos importantes, los torneos se precarizan por falta de figuras y las distancias entre los que pueden y los que no se profundizan cada vez más.

De vuelta al ejemplo de Central. Es una clara síntesis de la realidad del fútbol argentino.

Va más allá de las capacidades dirigenciales, que muchas veces empeoran la realidad.

Es imposible competir con el exterior.

Los bolsillos de los clubes argentinos, en su mayoría, siguen siendo pequeños. Y tienden a achicarse

¿Cuánto más podía durar Buonanotte? ¿Y Blanco? Le pasó a Racing con Alcaraz. Y eso que la tesorería de la entidad de Avellaneda es bastante más “bondadosa” que la auriazul. 

Y los campeonatos ya no pueden mantener a sus figuras. Si no es porque renuncian a un montón de dinero, muchos futbolistas no volverían jamás.

Hoy, la economía de los jugadores argentinos que están en Europa es más importante que la de la mayoría de las instituciones de la Liga Profesional.

Si Di María volviera, por ejemplo, sería porque él quiere, no porque Central pueda hacer algo económicamente para seducirlo. En todo caso podrá preparar la “casa” para semejante estrella. Pero no más que eso.

En Argentina la situación económica y financiera de los clubes es cada vez peor, y tiende a empeorar.

Va de la mano con las diferencias progresivamente más notables que existen entre los que más tienen y los que menos.

Pero, por suerte, la Liga tiene su revulsivo. Siempre se llega a la misma conclusión. La capacidad competitiva de los futbolistas argentinos suele equiparar las fuerzas y las tesorerías pasan a un segundo plano.