La norma tiene como finalidad brindar este tipo de educación en las escuelas, con el objetivo de acercarles herramientas a los niños y adolescentes para fortalecerlos en su autoestima.

“La ley de educación emocional en este tiempo nos parece que es como una necesidad imperiosa para nuestros niños y jóvenes, y tiene que ver con el mejoramiento de las habilidades emocionales para sentirnos mejor y desde muy pequeños trabajar en los propósitos de vida de los niños y las personas”, expresó el vicepresidente de la Fundación de Educación Emocional, Carlos Sigvard.

Sigvard llegó a Salta para trabajar junto a docentes, legisladores y autoridades del Ministerio de Educación provincial, sobre “la propuesta de la educación emocional, para que se brinde en las escuelas”.

Se trata de un proyecto de ley elaborado por Lucas Malaisi, que es el presidente de la fundación, y que busca desarrollar, mediante la enseñanza formal, cada una de las habilidades emocionales mediante la educación emocional.

El docente explicó que la educación emocional “tiene la particularidad de que el docente primero la tiene que aprender y comprender, para después dársela a los niños”, y agregó que por ello “requiere de un proceso importante”.

No obstante, aclaró que desde la fundación “vemos que es muy bien recibida por las bases, que son los docentes” y agregó que “estamos sorprendidos que en muchas escuelas de Salta ya se está brindando educación emocional, lo que habla a las claras que es muy necesaria”.

“Es fundamental focalizarnos en la igualdad de oportunidades, porque en épocas de pandemia podíamos hablar de chicos híper realizados, que estaban conectados en sus casas, cómodamente, y chicos desrealizados, que no sabíamos dónde estaban”, sostuvo.

Asimismo, precisó que la ley de educación emocional está basada “en los postulados de la Unesco para el siglo XXI, que las escuelas tienen que enseñar a conocer, a hacer, que es lo que hace siempre, y a ser persona, que es vivir juntos”.

“Otro de los postulados es que tenemos que brindarles todas las herramientas emocionales a los niños para que puedan tener una autoestima suficiente para que cuando lleguen a la adolescencia puedan decir que no a muchas cosas”, comentó.