El presidente de Rusia Vladimir Putin puso al mundo en alerta el domingo pasado, cuando le ordenó a las fuerzas nucleares de disuasión rusas que estuvieran listas para actuar en medio de las tensiones con Occidente por su invasión a Ucrania. Y aunque diferentes especialistas sostienen que se trata de una mera demostración de poderío militar, el movimiento de la mayor potencia nuclear del mundo no pasó desapercibido.

En la actualidad Rusia cuenta con aproximadamente unas 6.200 cabezas nucleares, también conocidas como ojivas. De todas ellas, unas 1.600 están desplegadas y listas para usarse, otras 3.000 están almacenadas y alrededor de 1.700 han sido retiradas y están en proceso de ser desmanteladas, según estimaciones del Instituto Internacional de Estudios para la Paz de Estocolmo.

Rusia puede colocar una bomba de destrucción masiva en cualquier punto del mundo en muy poco tiempo.

Para comparar, Estados Unidos se mantiene como el segundo país con más armas nucleares, con unas 5.800 ojivas y unas 1.800 esperando para ser desmanteladas. No obstante, su capacidad de ataques es mayor a la de Rusia, dado que cuenta con 1.800 cabezas nucleares desplegadas y listas para usarse.

China, en tanto, se queda bastante atrás con 350 ojivas, seguida de Francia (290), Reino Unido (215), Pakistán (160), India (150), Israel (90) y Corea del Norte (entre 30 y 40).

Cómo se clasifican las armas nucleares

El arsenal nuclear de los países que posen ojivas se divide en armas estratégicas y no estratégicas:

  • Las primeras permiten dañar la capacidad bélica del enemigo, atacando objetivos estáticos como ciudades o fábricas, y son las que están desplegadas y listas para usarse
  • Las segundas son las de menor potencia, ya que están pensadas como apoyo para las armas convencionales en el campo de batalla y sirven para, por ejemplo, dañar fuerzas militares en movimiento

Rusia posee unas 2.600 ojivas estratégicas para grandes objetivos como ciudades, de las cuales unas 1.600 están desplegadas y listas para usarse, y alrededor de 1.900 no estratégicas, que se encuentran en bases aéreas, navales o de defensa costera y antimisiles.

Aproximadamente la mitad de las ojivas nucleares estratégicas desplegadas por Rusia, unas 800, se encuentran alojadas en misiles balísticos de largo alcance, algunos de los cuales pueden llegar a Estados Unidos en unos 15 minutos y tienen alcance planetario, según aseguran las propias autoridades rusas.

Rusia cuenta con aproximadamente unas 6.200 cabezas nucleares.

Además, el ejército de Putin tiene un tipo de misil que puede transportar hasta 10 ojivas nucleares a la vez para atacar varios objetivos al mismo tiempo, o golpear con mayor fuerza a uno solo.

Asimismo, dispone de una flota de 68 bombarderos de largo alcance con una capacidad para transportar, aproximadamente, 580 ojivas, y 11 submarinos de misiles balísticos con capacidad para desplegar unas 600 cabezas nucleares.

En cuanto a las armas no estratégicas, la marina rusa es el cuerpo del ejército de Putin con mayor capacidad de despliegue de ojivas nucleares, alrededor de 920, integradas en misiles de crucero, de ataque terrestre, antibuque, cohetes submarinos, bombas de profundidad y torpedos.

Estados Unidos y Rusia acaparan el 90 % de las armas nucleares que existen en todo el globo.

La aviación, por su parte, posee unas 500 cabezas nucleares para bombardeos de alcance medio; las bases de defensa costera, aérea y antimisiles unas 380; y el ejército de tierra unas 90, integradas en misiles balísticos de corto alcance y misiles de crucero lanzados desde tierra.

Una nueva Guerra Fría

Esta situación genera una suerte de nueva Guerra Fría, ya que entre Rusia y Estados Unidos cuentan con unas 4.500 ojivas nucleares cada uno, aproximadamente, y una tecnología para lanzarla al enemigo de alta capacidad, alcance y precisión, suficiente para garantizar la destrucción mutua en el caso de que se desatara un conflicto a gran escala.

El Instituto Internacional de Estudios para la Paz de Estocolmo, una de las fuentes más autorizadas en esta materia, analiza anualmente la información pública disponible sobre el arsenal nuclear de cada país, sirviéndose de fotografías aéreas, informes de inteligencia, declaraciones oficiales, información de la industria y entrevistas con oficiales militares.

Sin embargo, la falta de transparencia de los distintos estados acerca de las armas más poderosas de sus respectivos arsenales hace imposible que se sepa el número exacto de ojivas nucleares que poseen cada uno de ellos.